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En poblado de Inglaterra, decidieron protegerse solos, ante la ineficiencia policial

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Por Adán Salgado Andrade

En estados como Guerrero o Michoacán, la gente ha decidido formar guardias comunitarias, dado que ni policías, ni ejército, han podido combatir a bandas criminales que los hostigan constantemente (ver: file:///C:/Users/Ad%C3%A1n/Downloads/rgallo,+40+332-335.pdf).

Tan mala es la policía en muchos países, que hasta en Inglaterra, nada menos, ya hay sitios en donde la gente, desconfiada de la acción policial, ha decidido formar sus propios sistemas de seguridad.

Es el caso de la comunidad New Forest, perteneciente a Lyndhurst, en el estado de Hampshire. El artículo de The Guardian, titulado “’No necesitamos a la policía’: el pueblo de New Forest que ha tomado la ley en sus manos”, firmado por Mark Townsend, expone esa situación, de cómo, a pesar de ser una población pequeña, hay delincuencia, como robos, pero la policía ha dejado de ser confiable para resolverlos.(ver: https://www.theguardian.com/uk-news/2023/sep/02/we-dont-need-police-the-new-forest-village-taking-the-law-into-its-own-hands).

Comienza Townsend narrando cómo a la dueña de una tienda de antigüedades, Janine Stone, le robaron dos viejas charolas de cerámica que valían unas £750 libras. Sin dudarlo, Stone comunicó el asalto por su cuenta de Facebook y a los dos días, le fueron devueltas.

Es porque ya han organizado grupos de WhatsApp y Facebook entre la comunidad, dado que no confían en al policía local, la que prácticamente no ha logrado resolver casos de robo. ”Ya no confiamos en la policía”, dice Stone.

Por eso, ya no la llaman cuando sufren algún robo y se comunican mediante los grupos de WhatsApp que han formado. El grupo de Facebook “vigilancia del crimen”, tiene 16,000 miembros, casi la mitad de los residentes del lugar.

Perteneciente a Hampshire, ese estado cuenta apenas con 3,406 policías para la vigilancia, 300 menos que en el 2010. Por ello, “la gente de Lyndhurst ha tomado la vigilancia como su prioridad”.

Y eso es a nivel nacional, anota Townsend, desde que los Tories tomaron el poder en el 2010. “Hicieron recortes de 25 por ciento, lo que significa menos atención a robos, por lo que es casi anormal que se resuelva un crimen”.

A nivel nacional, 2.4 millones de casos, fueron cerrados en el 2022, sin haber hallado a sospechoso alguno en ninguno. “Hasta marzo del 2023, en sólo 4.4 por ciento de los crímenes, fue hallado el culpable. Y en el 2022, sólo 5.7 por ciento de los crímenes fueron resueltos”, apunta Townsend.

Con eso del “eficientismo”, que data de la autoritaria Margaret Thatcher (1925-2013), hasta en la seguridad aplican recortes. Y eso que se trata de un país “rico”. En las cárceles, por ejemplo, falta personal, rebasan por mucho su capacidad de presos y varias, son insalubres (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/09/las-infectas-violentas-saturadas.html).

También, como quisieron “ahorrar” dinero, entre los 1950’s y 1990’s, construyeron escuelas y varios edificios públicos con bloques de concreto “aligerado” (80 por ciento de su volumen es de aire, por lo que flotan al introducirse en el agua), así que se andan deshaciendo, cayendo repentinamente sus techos, pues ese material sólo dura 30 años (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/09/en-inglaterra-entre-los-1950s-y-1990s.html).

Y así, hay varios ejemplos que demuestran que ese país “rico”, no lo es.

Por eso, la gente ha optado por defenderse sola. La actual Ministra del Interior, Sue-Ellen Braverman (Londres, 1980), de origen hindú, ha implorado a todos los cuerpos policiacos que por favor “resuelvan los casos, pues todo mundo tiene derecho a que se los aclaren, pero no han tenido eco sus súplicas”, anota Townsend.

Quizá porque como Braverman no es “rubia”, no le hagan caso, es de suponerse. En Inglaterra, como en muchos países del “primer mundo”, subyace un racismo inconsciente.

Regresando a Lyndhurst, en el 2022, se reportaron 118 robos y la policía no ha dicho cuántos se han resuelto, si es que ha sido así, pues son datos que “sólo pueden solicitarse bajo pedidos de Acceso a la Información”. Vaya tonta justificación, si hasta aquí se tienen estadísticas de los crímenes cometidos y cuántos se han resuelto.

Uno de tales robos, sucedió en el museo de New Forest y tampoco se ha aclarado. “La policía no proporcionó detalles del asalto, justificando que necesita más ‘detalles’, afirma el presidente del sitio, Angus Harley”.

La oficina del Ministerio del Interior, indica que sólo 0.9 por ciento de los robos en Lyndhurst, se han resuelto. Bajísima la cifra.

Aaron Page, vendedor de abarrotes y recaudo, dice que todos los vendedores del lugar son miembros de alguna red, “nos hemos convertido en vigilantes. Rara vez molestamos a la policía y, la verdad, ya no la necesitamos”.

Vergonzoso que eso se piense de la policía. “Las patrullas, sólo las vemos cuando los oficiales vienen al centro del pueblo a tomarse un café”.

Considera que le han robado unas 250 veces, desde que sus padres administraban el negocio. “En esos tiempos, sí llamaban mis padres a la policía y, en efecto, respondían. Pero ya no lo hacen”.

Una vez, un hombre entró a la tienda y robó una botella de whisky. “Le tomé una captura a la cámara de seguridad y la subí a las redes, recomendando que tuvieran cuidado. Se viralizó y ese tipo, ya no ha vuelto a pararse por aquí”.

Cuestionado sobre qué haría para volver a confiar en la policía, dice que “haya más presencia en las calles, que patrullen más y que estén en contacto con nosotros”. Sí, la policía tendría que involucrarse más. Y eso debería de hacerse en todos los países.

Aún así, hay todavía algunos oficiales que hasta dan su número a la gente, como a Harley, quien dice que un policía “me dio su número, para lo que necesite. Está a unas diez, doce millas, pero me aseguró que puedo contar con él”.

Como siempre, las “autoridades” dicen que están buscando “mejorar”. Tanto la comisionada policiaca local, Donna Jones, así como el inspector policial local, Nick Marsden afirman que el “nuevo modelo garantizará que la policía acuda de inmediato a un hecho criminal, combinando eficiencia con inteligencia”.

Jones dice que “estamos adoptando modelos comunitarios, pero es necesario que la gente nos siga reportando los crímenes, para que actuemos”.

Pues será cosa de que vuelvan a recobrar los ciudadanos la confianza en esos ineficientes y hasta corruptos cuerpos policiacos.

Por eso, las guardias comunitarias en México, no bajan ni la guardia, ni las armas, enfrentadas a “policías” y hasta a “soldados” corruptos y asesinos – como los que mataron a los 43 normalistas –, que hasta estaban ligados a grupos de narcotraficantes.

Ya, en la ciudad de México, en vista de tantos robos a gente, casas, autos y autopartes, se ha optado por formar vigilancia local, con reflectores, cámaras digitales, sonoras alarmas, grupos de WhatsApp y personas pagadas para que hagan rondines nocturnos (en la calle en donde vivo, ya se hace eso).

Como dice Stone, la propietaria de la tienda de antigüedades, “todo lo que pedimos a la policía es que muestre su rostro, su lado humano. ¿Es mucho pedir?”

Pues para tipos entrenados casi solamente para matar, no para vigilar, en efecto, es mucho pedir.

Contacto: studillac@hotmail.com

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