El odio y terror irracional que manifiesta la derecha contra esa tienda partidista obliga a preguntar: ¿qué porcentaje electoral posee hoy (hoy, no ayer ni el 2018) el viejo e histórico Partido Comunista de Chile?
Arturo Alejandro Muñoz
No tengo certeza si el fenómeno ocurre también en otros países, pero lo que acontece en Chile respecto del partido comunista llama la atención y, por ello, es posible escribir esta nota.
La Derecha chilena, junto a sus aliados socialdemócratas, ha perseverado desde hace décadas en el intento de convencer a las mayorías ciudadanas, mediante gastadas monsergas, que la tienda política izquierdista procurará siempre un golpe de estado, una revolución sangrienta, así como también intentará la apropiación de bienes particulares, la expropiación de todas las empresas existentes, y la entrega de Chile a las garras de naciones imperialistas socialistas.
Según esta Derecha, el PC es algo parecido a lo que Jesse James fue en Estados Unidos en el siglo diecinueve; todo lo malo que ocurría en el oeste y centro-oeste de ese país, vale decir, todo robo, todo asalto, todo asesinato…la prensa, las policías y los políticos culpaban rápidamente a Jesse James. El establishment es porfiado en ello, acostumbra darle siempre una cara, un nombre conocido públicamente, a todo crimen o intento de crimen y de ilegalidad. Y si de política se trata, lo habitual es cargarle el muerto a un partido opositor, de preferencia, al más sólido, al más coherente, al más popular.
La derecha criolla se esmera en presentar al PC como un ente de alta peligrosidad, y a sus dirigentes y parlamentarios les endosa características de otros personajes (Nicolás Maduro y Daniel Jadue son los favoritos hoy día), soslayando convenientemente que ella y sus principales dirigentes son vástagos de la dictadura militar-empresarial encabezada por Pinochet y Merino, la que azotó al país asesinando a miles y regalando exitosas empresas fiscales a manos privadas en un saqueo monstruoso que no tiene parangón en nuestra Historia.
Entonces, en Chile –y ese el ‘fenómeno’ al que aludíamos al inicio de esta nota- pareciera que hay dos Partidos Comunistas: el que insiste en mostrar falazmente la derecha junto a la prensa de su sector (bautizada como ‘prensa canalla’) y el que certifican sin error las estadísticas electorales.
Como ya es habitual, una vez más, y también en esta materia, la derecha miente…crea sus propios fantasmas y monstruos para asustar al respetable…y desquiciadamente termina creyendo a pie juntillas su propia fantasía.
En noviembre del 2021 hubo elección presidencial y parlamentaria en Chile, y el viejo Partido Comunista Chileno (PCCh) obtuvo el 7, 35% de los votos en la elección de diputados, pese a haber estado excluido durante largo tiempo de las alianzas que la centroizquierda estructuraba como gobierno. Socialistas, Socialdemócratas y Democristianos, mantenían al PCCh fuera de toda estructura de bloque. Finalmente, la tienda de la hoz y el martillo fue aceptada en la coalición llamada Nueva Mayoría, e increíblemente tal vez, la tienda comunista se incorporó al bloque que administraba (y aún administra) el sistema neoliberal, y a decir verdad, ese bloque lo ha hecho tal vez mejor que la propia derecha, que es su progenitora.
Pero avanzados los meses, sucedió lo que siempre temió la conservadora derecha chilena: que el PCCh se retirara de la coalición centroizquierdista mencionada buscando recuperar parte de la particular historia del izquierdismo ortodoxo chileno, aunque esta vez con muchos guiños al neoliberalismo y pocas sonrisas en favor de expropiaciones, aunque sí pujando el PCCh por la nacionalización de algunos recursos naturales, como el cobre, el litio, el mar y el agua (Chile debe ser uno de los escasos países en el mundo donde el mar y el agua están en manos de empresas privadas).
Lo cierto es que en estos últimos años el PCCh parece haber renacido y sus guarismos se aproximan al 10% del padrón electoral. Pero, no se trata únicamente de estadísticas electorales lo que aterra al mundillo conservador del país andino (y a muchos socialdemócratas también), ya que en las encuestas de opinión el nombre de un candidato comunista a la presidencia de la república encabezó durante meses las preferencias electorales. Se trataba del alcalde de la comuna de Recoleta, Daniel Jadue, arquitecto y sociólogo de 53 años de edad que, finalmente no obtuvo el triunfo en las primarias electorales, pero a pesar de ello en los sectores del conservadurismo local el temor a un posible gobierno en manos comunistas ha rebrotado como por encanto, (tal vez debido a que Jadue obtuvo la segunda mejor votación en esas Primarias, superando con largueza a los representantes del derechismo (o también, debido al creciente apoyo con que cuenta la Geógrafa Camila Vallejo Dowling, actual vocera del gobierno del presidente Gabriel Boric).
Cualquier persona desavisada y desinformada respecto de estos asuntos –si se basa en lo que dice y acusa la venal prensa derechista (motejada como “prensa canalla”)- creería que el Partido Comunista es un gigante electoralmente hablando, y que tal vez cuenta con un 40% de las preferencias ciudadanas.
Pero, en estricto apego a la verdad, si se toma como referente la última elección de concejales (año 2021) donde, a nivel nacional, participaron todos los partidos políticos existentes en el país, la vieja tienda izquierdista obtuvo un 9% de los sufragios.
¿Es mucho, o es poco? Bien vale recordar algunos datos sobre este tema. El año 1947, luego que el PCCh formara alianza con socialistas y radicales en el Frente Popular, alcanzó el 16,9% de los sufragios, un número muy respetable que lo colocaba entre los partidos políticos que influían directamente en el quehacer nacional.
Durante el gobierno de la Unidad Popular, el PCCh fue, sin duda ninguna, el partido que más defendió y cuidó la democracia y las leyes. De hecho, ninguna otra tienda inserta en la Unidad Popular fue más leal y consecuente con el presidente Allende y su programa como lo hizo el PCCh.
En los primeros años del régimen militar cientos de comunistas fueron muertos, detenidos desaparecidos, encarcelados, torturados y exiliados; por lo que el partido se debatió entre la sobrevivencia, el exilio y la lucha contra la dictadura. En la década del ochenta, el partido adoptó una política de rebelión para enfrentar la dictadura de Pinochet pero, en cambio, triunfó la estrategia de negociación impulsada por la Concertación de Partidos por la Democracia a fin de reinstaurar el régimen democrático en el país. Al finalizar el siglo XX, su marginación de la alianza de gobierno y el derrumbe de la Unión Soviética le restaron protagonismo y electorado.
Además, en aquellos últimos años del siglo pasado, la moda política era el ‘socialismo renovado’, en el cual sobresalían muchos exdirigentes de la vieja Unidad Popular –regresados de sus exilios europeos- se habían reconvertido a la fe capitalista, al sistema neoliberal y al ritual del libre mercado, lo que exigía contar con un Estado reducido en tamaño –y sobre todo en poder- además que las riquezas y recursos naturales del país debían ser entregados a manos privadas, preferentemente a megaempresas transnacionales.
Para los comunistas criollos la lucha política se adivinaba dura e ímproba (así fue, en realidad), ya que fieles a sus raíces y a su ideología latinoamericanista y anti imperialista, hubieron de experimentar el desdén y abandono de sus antiguos aliados, los socialistas, quienes bajo la conducción de Ricardo Lagos Escobar renegaron del marxismo, de Fidel, de la lucha de clases, e incluso de la revolución bolivariana encabezada por el comandante Hugo Chávez… y ello continúa siendo así el día de hoy, Maduro presente.
Sin embargo, a pesar de los pesares y poco a poco, el viejo partido de Recabarren ha logrado repuntar en materia electoral. Hoy, ya lo dijimos, muestra un 9% de apoyo en sufragios, y un número de afiliados y simpatizantes que parece ir en aumento, de preferencia en los sectores juveniles. Pero, en términos de comicios, el 9% sigue siendo su realidad electoral. ¿Podrá lograr la Presidencia de la República el año 2024 un representante –mujer u hombre-, miembro de esta tienda partidista? Asunto improbable, mas, no imposible.
Por su parte, como nunca había ocurrido en las últimas tres décadas, la Derecha es consciente de haberse desperfilado cuando entregó sus banderas electorales el año 2022 en los comicios presidenciales al nacionalista y furibundo ultra derechista José Antonio Kast, asustada tal vez porque el término del período presidencial de Sebastián Piñera su administración contaba con un escaso 17% de aprobación ciudadana, y más de 80% de rechazo.
Desde esas innegables realidades estadísticas, a las tiendas derechistas (UDI, RN, EVOPOLI, Republicanos) les parece que el PCCh conforma una organización mucho más grande y poderosa de lo que realmente es en la fría realidad, Ello se debe a que los vástagos del pinochetismo nostálgico confunden (tal vez interesadamente) volumen con nivel y grado de influencia O volumen con terrores atávicos medievales. Y así crean su propio monstruo de papel que venden al electorado a través de su prensa canalla.
Viva el Partido Comunista de Chile. Como profesor de Filosofía me inspiré en las Obras de Máximo Gorki y aún antes desde la Rus de Kiev, surgió en el siglo IX y adoptó el cristianismo procedente del Imperio bizantino en 988, comenzando una síntesis de las culturas bizantina y eslava que definiría la cultura rusa. Más que en la Cuna occudental.