Esto fue a consecuencia que una empresa pública sería privatizada y fusionada con una firma siderúrgica privada.
«Cuando las barbas de tu vecino veas afeitar, pon las tuyas a remojar” es un refrán que enseña que cuando ves que algo acontece a tu alrededor, lo mismo te puede pasar a ti, así que debes estar preparado o tratar de evitarlo.
Y por esto es que los CEO y especuladores financieros de las grandes corporaciones mundiales y nacionales deberían estar muy alertas y preocupados. La desocupación y el paro es un problema que aumenta día a día a nivel mundial.
Pero además parece que la paciencia de los trabajadores se esta agotando.
Como dice la canción de Serrat: «Disculpe el señor si le interrumpo, pero en el recibidor hay un par de pobres que preguntan insistentemente por usted. Si no manda otra cosa, me retiraré. Si me necesita, llame. Que Dios le inspire o que Dios le ampare, que esos no se han enterado que Carlos Marx está muerto y enterrado».
Una multitud de trabajadores amenazados con perder el empleo mató a golpes a un empresario en la nororiental provincia de Jilin, en China. Miles de empleados se enfrentaron después a la Policía, con el resultado de un centenar de heridos.
El desencadenante del conflicto fue el anuncio de despidos masivos en Tonghua Acero y Hierro, una compañía estatal que se halla en medio de un proceso de fusión con otra privada, Jianlong Acero. No fue un buen año para la industria metalúrgica en China, principal productor y consumidor mundial.
Las últimas subidas del precio del acero eran la primera buena noticia que recibían en años los trabajadores de Tonghua, en su mayoría accionistas. Así que cuando les dijeron que 25.000 de los 30.000 serían despedidos en tres días, el optimismo mudó en violenta frustración. Chen Guojun, director general de la compañía, fue golpeado hasta morir tras anunciar la noticia en una de las naves de producción.
Chen era poco querido por los trabajadores desde que se supo que su sueldo ascendió el año pasado a tres millones de yuanes (unos 300.000 euros), cuando los jubilados se iban con indemnizaciones de 200 yuanes (20 euros) por mes.
Después de masacrar a Chen, miles de trabajadores cortaron las carreteras de acceso a la fábrica y la vía del tren, detuvieron la producción, impidieron la entrada de ambulancias y se enfrentaron con la policía.
El Gobierno de Jilin anunció que posponía indefinidamente la fusión. ( Y…el miedo no es sonso)