por Cunche del Campo.
El triunfo de Lula en las elecciones fue por un pequeño porcentaje, esto demuestra que la extrema derecha sigue contando con un apoyo nada despreciable, lo cual es un peligro para el próximo periodo, lamentablemente el bolsonarismo salió fortalecido en el Congreso y las gobernaciones.
Resulta difícil entender como una política criminal como la aplicada por la ultraderecha que termino con miles de muertos durante la pandemia, el hambre y la cesantía, puede tener el apoyo de casi un 50% de la población.
El presidente Bolsonaro es el primer mandatario que desde el fin de la dictadura a fines de los ochenta no es reelegido luego de su primer mandato, algo relevante dado el enorme control que tienen desde las esferas del poder y el clientelismo político que inevitablemente se crea con los gobiernos en estos países.
Brasil se encuentra extremadamente polarizado, no será fácil para Lula gobernar en el próximo periodo, en realidad seria la misma situación para cualquiera que hubiera ganado las elecciones.
El sentimiento de odio contra el fascista Bolsonaro de los trabajadores y jóvenes brasileros, es compartido por toda la clase trabajadora de este continente, nos alegramos por la derrota de Bolsonaro, pero ahora falta la tarea más importante que es derrotar a la ultraderecha, derrotar al bolsonarismo de manera definitiva.
También falta derogar todas las contrarreformas y privatizaciones llevadas a cabo bajo el nefasto gobierno de Bolsonaro, una tarea que solo puede ser realizada por la clase trabajadora movilizada contra la ultraderecha y la elite dominante en Brasil.
Es necesario que los trabajadores y jóvenes levanten una alternativa política independiente de la clase trabajadora y demás sectores populares, como la única forma derrotar definitivamente a la ultraderecha en Brasil.