El Ciudadano
Debate previsional
Patricio Guzmán (No+AFP) sostiene que las administradoras no consideraron el rendimiento anual de los fondos previsionales, mientras que Manuel Riesco (CENDA) expone observaciones sobre el período de referencia utilizado por los defensores del actual sistema de pensiones.
Si en el año 2016 la seguridad social y el fin a las AFP se consolidaron como dos de las demandas centrales de la ciudadanía, este año el debate se mantiene encendido. Por un lado, la Coordinadora de Trabajadores No+AFP ya cuenta con una propuesta que establece un sistema de reparto; por otro, está la ofensiva de las administradoras, con videos y cifras, como las que recientemente reportó un artículo de La Tercera.
De acuerdo a estimaciones de la Asociación de AFP que fueron difundidas por el matutino de Copesa, una persona con un ahorro previsional en torno a los $14 millones habría dejado de ganar $983 mil en términos de rentabilidad, si se cambió desde el fondo A al E. Este cálculo toma como base el rendimiento de los portafolios entre el 25 de julio de 2016 y el 29 de marzo de este año. Además, durante ese intervalo de tiempo, el fondo A rentó 11,7%, mientras que el E se expandió 7,4%.
La nota informativa de La Tercera alude directamente a la Coordinadora de Trabajadores No+AFP, puesto que en julio del año pasado la agrupación realizó un llamado público para que todos los cotizantes migraran al fondo menos riesgoso.
En conversación con El Ciudadano, Patricio Guzmán, economista del movimiento, cuestiona los antecedentes presentados por las administradoras.
«Una persona que el año pasado se cambió al fondo E, en realidad, le fue muy bien, porque el fondo E rentó en 2016 un 3,89%, pero el fondo A perdió un 0,87%. En otras palabras, hay una diferencia de rentabilidad entre el que se quedó todo el año en el fondo A y el que se fue el primer día al fondo E de $166.400 a favor de quien se cambió», explica.
Los datos de la Superintendencia de Pensiones señalan que las rentabilidades en 2016 para los fondos B, C y D fueron de 1,07%, 1,74% y 2,6%, respectivamente.
Sin embargo, el economista sostiene que «para el grueso de la gente esto es irrelevante, porque la mayoría de los chilenos está recibiendo pensiones tan bajas que caen masivamente en el Aporte Previsional Solidario. El Gobierno tiene que subvencionar una industria fracasada, da igual si tienes 20 lucas más o 10 lucas menos en la pensión. Estás por debajo del umbral, siempre cuando demuestres que estás en el 60% de la gente de menos ingresos».
Impacto de las crisis económicas
¿Qué pasa al observar el comportamiento de los fondos previsionales en un período más extenso? Manuel Riesco, economista del Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo (CENDA) objeta la metodología empleada por las administradoras y el espacio temporal que tomaron como referencia, entre julio de 2016 y marzo de 2017.
«Todos los cálculos de rentabilidad de largo plazo se hacen a partir de la creación de las AFP en 1981 y cuando se crearon los multifondos, en el año 2002. Esas dos fechas son, particularmente, poco significativas en términos de largo plazo, porque ambas corresponden a momentos de máxima depresión de los mercados financieros internacionales», apunta Riesco, en diálogo con este medio.
Las estimaciones del CENDA comparan el comportamiento del índice accionario estadounidense Dow Jones con el índice de la cuota de los fondos de pensiones AFP y el índice MSCI de mercados emergentes. El primer indicador expresa tres grandes caídas del mercado bursátil (1929, 1969 y 1999), que no alcanzan a recuperar el piso previo, porque entre medio de cada depresión se suceden declives de menor impacto.
De esta forma, en 1981, año de creación de las AFP (curva roja), el mercado bursátil estaba en el punto más bajo a partir del descenso iniciado a fines de los sesenta; lo mismo ocurrió en 2002, después de la caída de las «burbujas punto com», las nacientes empresas virtuales que empezaron a crecer sin producir utilidades a fines de la década del noventa.
«En otras palabras, miden a partir de un hoyo de rentabilidad y por eso obtienen estas rentabilidades promedio que, supuestamente, son tan elevadas. Si uno mide desde un hoyo hasta cualquier parte, siempre vamos a tener algo positivo», precisa Manuel Riesco.
El método que emplea el economista del CENDA para evaluar el rendimiento de los fondos previsionales consiste en observar la rentabilidad de los portafolios desde el 25 de julio de 2007, es decir, desde el inicio de la fase más aguda de la crisis mundial. A través de este camino, uno puede saber cuánto se han recuperado los portafolios desde el comienzo de la caída.
Bajo esta perspectiva, los resultados son completamente distintos a los expuestos por la Asociación de AFP. En promedio, la rentabilidad de todos los fondos de pensiones ha crecido 2,37% desde el 25 de julio de 2007. Para el portafolio A (más riesgoso) el indicador se ha expandido 1,17%, mientras que para el B (riesgoso) lo ha hecho en 1,91%.
A su vez, el fondo C (intermedio) ha visto crecer su rentabilidad en 2,87%; el D (conservador) un 3,45% y el fondo E (más conservador) un 4,32%. Por lo tanto, desde la crisis Subprime, la rentabilidad del portafolio menos riesgoso es la que más ha incrementado.
Fondo E como refugio ante la especulación
Desde la Asociación de AFP y sus medios de comunicación afines han tratado de endosar la responsabilidad por las consecuencias del resultado del fondo E a los miembros de No+AFP. Sin embargo, desde la agrupación presentan su réplica. «La Asociación de AFP, con la ayuda de los grandes medios de comunicación, está en una campaña desenfrenada para tratar, en particular, de desacreditar los masivos traspasos de la gente a fondo E», expresa Patricio Guzmán.
El economista aclara que el objetivo de la iniciativa era «estropear el negocio, que no sea tan interesante, que no puedan especular gratis con nuestra plata. Nunca hemos dicho que la gente va a mejorar sus pensiones por cambiarse al fondo E».
«Nuestro llamado era para cautelar los fondos de pensiones que son de los trabajadores. Queremos recordar que, como consecuencia de la crisis global de 2008, se perdieron un tercio de todos los fondos acumulados. En el fondo E hay menos riesgo, porque el grueso de las inversiones tienen que ser en bonos de deuda o en renta fija, donde se especula menos», añade Guzmán.
Ambos economistas coinciden en que la preocupación por el comportamiento de los fondos habla de un sistema cuyo objetivo no es la seguridad social, sino más bien su excusa. «No se puede estar jugando a la ruleta con esto, porque nadie, ni siquiera los que están en el fondo E, están a salvo de pérdidas», piensa Manuel Riesco del CENDA.
En la misma línea, Patricio Guzmán de No+AFP sostiene que «este sistema no fue construido para dar buenas pensiones, sino que para inyectar continuamente dinero a los mercados de capitales. Entonces, los grandes grupos económicos, que tienen acceso a las bolsas, porque no cualquier empresa puede hacerlo, se benefician con el dinero de los trabajadores. Si pierden dinero, finalmente pagamos nosotros y las AFP siguen ganando plata».
En tanto, Manuel Riesco argumenta que, a largo plazo, siempre crece más rápido la masa salarial, que es la base de las cotizaciones, respecto de los mercados financieros, constante que fundamentaría una mayor viabilidad de los sistemas de reparto.
Al respecto, el especialista comenta que «lo que crece siempre más rápido en los mercados financieros es la multiplicación del crecimiento del número de trabajadores asalariados y de los salarios reales, que es lo que da como resultado el crecimiento de la masa de salario y eso es lo que sostiene a los sistemas de reparto. Por eso, son estables, porque la masa salarial no sube ni baja como una montaña rusa, sino que crece establemente y más rápido que la alquimia financiera en el largo plazo».
Felipe Menares Velásquez
Excelente Patricio