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Chile – Fin ahora a las AFP: por un sistema previsional de reparto

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19 Marzo 2017, Editorial de resumen..cl

[resumen.cl] El movimiento social que se ha levantado en los últimos años reclamando por la injusticia y el abuso del actual sistema previsional sigue manifestándose y esperando soluciones definitivas. La movilización social se articula en torno a la exigencia de NO+AFP como una manera de sintetizar dónde radica el problema y cuál es la solución. Pero al mismo tiempo es la expresión del diagnóstico preciso del descalabro social que representa el sistema previsional impuesto por la dictadura a punta de manipulaciones, amenazas y terror. La marcha anunciada por la Coordinadora Nacional No+AFP para el próximo domingo 26 de marzo viene a poner en el tapete este álgido problema social que continua siendo retorcido por el poder dominante.

Los especuladores financieros, auto denominados empresarios, aprovecharon la existencia del régimen dictatorial para apoderarse de los fondos previsionales de todos los chilenos, para apropiarse de los ahorros de vejez de todos los trabajadores, y amasar sin contrapeso alguno sus enormes fortunas y sus fastuosas empresas financieras destinadas a seguir embaucando y apoderándose de los dineros y bienes de los trabajadores. Tan grosero y descarado fue este despojo dictatorial que los embaucadores civiles, encabezados por José Piñera, que incubaron e impusieron este robo en descampado y sobre seguro, tuvieron el cuidado y la gentileza de no incluir entre los robados, entre los despojados, entre los estafados, a los integrantes de las fuerzas armadas. Es decir, a los uniformados les conservaron su antiguo y normal sistema previsional, como pago del favor de facilitarles el robo y el despojo al resto de los chilenos.

Tan descarado ha sido este robo, que a 35 años de su imposición comienzan a notarse de manera brutal los estragos sociales que provoca un sistema destinado solo a enriquecer a los especuladores financieros y ladrones que se mandan a fabricar leyes a su medida y se mandan a elegir parlamentarios a su servicio. Es natural que, progresivamente, los efectos vayan siendo más nefastos pues ya no van quedando trabajadores que hayan alcanzado a rescatar algo de lo que ahorraron en el antiguo sistema previsional; la gran mayoría de los que ahora se están jubilando realizaron la mayor parte de su tiempo de cotización previsional en el famoso sistema de AFP. ¡Pobre de aquellos que sólo han cotizado en este sistema!

La realidad de empobrecimiento -cuando no de miseria o de indigencia- a que se ven expuestos los cotizantes cuando se jubilan es simplemente inaceptable, intolerable. A las condiciones materiales que significa ver reducido sus ingresos mensuales a márgenes de un 30% promedio de lo que eran sus ingresos habituales, se suman los serios trastornos de salud, de vida familiar y de estabilidad emocional; los cuadros de depresión, de agotamiento y de enfermedades mentales van en aumento y generan una sensación de desprotección, de abandono, de impotencia a los jubilados afectados por este arbitrario e injusto sistema.

De allí que la masividad social del movimiento NO+AFP no sea una simple casualidad. Es la resultante de un enojo contenido de miles de afectados y es la señal de alarma de los miles que ven peligrar su estabilidad de vida en el futuro. Los ya jubilados se saben estafados y robados, los que están por jubilar temen caer víctimas de los especuladores de las llamadas administradoras de fondos previsionales, y los más jóvenes se niegan a ser instrumentos de abuso y víctimas a futuro de robo por este sistema.

De allí también que se torna imperioso entender que NO+AFP significa NO MÁS AFP, es decir, hay que poner término de una vez y para siempre a este sistema previsional dictatorial. Ya basta. No basta con las simples movilizaciones y marchas y manifestaciones para hacer saber el malestar social y la exigencia popular. No basta con pretender que se lucha contra este sistema previsional con los llamados a cambiarse de un fondo a otro; que equivale a diferenciar solo montos marginales de la cuantía de la estafa, de la dimensión del robo, pero no evita el delito ni pone término al despojo. No basta con pretender que se lucha contra este sistema previsional con los llamados a cambiarse de una administradora a otra; lo que equivale a escoger por quién ser robado o estafado, pero no a evitar el delito ni a poner fin al despojo. No basta con pretender que una AFP estatal puede ser opción porque solo legitima un sistema arbitrario e injusto. No basta con pretender introducir reformas pacatas a un modelo concebido para estafar, para robar, para especular, apoderándose de los ahorros previsionales de los chilenos; hay que acabar con estas farsas. Estas acciones tienen solo un significado simbólico, marginal, y peor aún, no apuntan al meollo del asunto. El meollo del asunto es poner término a este sistema previsional dictatorial ahora.

La clase política, el modelo dominante, se ha hecho experto en manejarse y contener este tipo de movilizaciones sociales que finalmente empiezan a jugar o tratan de jugar con los artilugios que los poderosos van poniendo como trampas. El decurso de estos procesos de lucha sociales que se auto limitan y se auto imponen objetivos que sean aplaudidos (o al menos aceptados o tolerados) por los poderosos ya los hemos visto de sobra con lo que ha ocurrido con las movilizaciones por la educación pública, gratuita y de calidad (que finalmente derivan en un perfeccionamiento del modelo de negocios de los poderosos); lo mismo ha ocurrido con las movilizaciones por una salud pública, gratuita, digna, oportuna y de calidad (que, en brazos del AUGE, entre otras medidas de parche, ha derivado en un negocio mayor y más descarado del que ya existía); lo propio habría que señalar de las exigencias de término del Código del Trabajo, o de las exigencias de Asamblea Constituyente y nueva Constitución, por nombrar solo algunos de los tantos reclamos populares que han terminado en nada.

Para contener el movimiento popular contra este sistema previsional la clase gobernante ha instaurado las repetidas y archi trilladas mesas de expertos, comités de asesores, grupos de estudios, etc. que terminarán ofreciendo recetas para continuar con el negocio con trampas actualizadas y modelos de estafa remozados. En suma, la única solución o respuesta que puede ofrecer esta clase política es el perfeccionamiento del modelo de negocios de sus mandantes empresarios y especuladores de cualquier calaña. Es peor que el gatopardismo -que aparenta cambiar todo para no cambiar nada-, porque con esta clase gobernante siempre se sale perdiendo con los supuestos cambios o pretendidas reformas. En este caso, terminarán ofreciendo un aumento de la edad de jubilación, un aumento de los montos a cotizar, un aumento de los subsidios del estado que vayan a engrosar las arcas de estos “administradores” de fondos ajenos o, más bien dicho, traficantes de miseria. Entonces parece ingenuo e inútil seguir cayendo en la misma trampa de siempre que el modelo dominante utiliza cada vez con más eficacia.

El reclamo de NO+AFP debe convertirse efectivamente en una exigencia inmediata de NO MÁS AFP. Las movilizaciones deben ser instrumentos de lucha y no simples manifestaciones de despliegue de masas, o de artes callejeras, o de vociferantes consignas, o de buenas o malas costumbres. En la lucha social contra el sistema dominante, desde los comienzos de los tiempos, no hay mayor o mejor instrumento que la huelga y el paro. Si queremos realmente exigir e imponer el fin de las AFP, no será posible hacerlo si no se hace por la vía del paro de los trabajadores de todos los sectores productivos, de servicios, del comercio, de la administración pública. A eso debe apuntar el movimiento NO+AFP para dejar de ser una ilusión, que terminará desgastándose, y dejar de ser instrumento de las trampas de los poderosos dueños del sistema económico y político.

Poner término al sistema actual de AFP no generará ninguno de los desastres ni situaciones apocalípticas que anuncian y pronostican los especuladores dueños del sistema y sus sirvientes de la clase política. Los únicos perdedores serán sin duda los especuladores financieros que hoy se enriquecen con los fondos de todos los trabajadores.

Los trabajadores y cotizantes mayoritarios necesitan un sistema previsional de reparto, estatal y solidario. Basado en un sistema de administración pública, tripartito y subsidiado por el estado. Un sistema como el que existió antes en Chile y que la dictadura destruyó para servir a sus amos. Los poderosos, los burgueses, los ricos, los que se sientan ricos, los que quieran seguir siendo estafados, seguirán “cotizando” (invirtiendo) en sus sistemas privados y de lujo, como siempre ha ocurrido en Chile, pero eso es problema de ellos. Como también ha ocurrido siempre con otros asuntos como en la salud, o en la educación, o en el comercio, o en todo; pero ese no es el problema. El problema es que nadie tiene derecho a adueñarse de los fondos de todos los trabajadores y enriquecerse a costa de las necesidades y empobrecimiento de los jubilados.

Los trabajadores, empleados y asalariados de este país, necesitamos un sistema estatal de reparto y solidario, que garantice ingresos de vida digna y dignifique la vejez de los cotizantes. Poner término a las AFP y poner en práctica un sistema previsional justo y digno no es un problema de tan compleja solución. Es más, siempre ha existido un sistema estatal previsional (aparte del que se salvaguardaron las instituciones de las fuerzas armadas) que en lo práctico perfectamente puede asumir y hacerse cargo de las cuentas previsionales de todos los asalariados; nos referimos al antiguo Instituto Nacional de Previsión (INP), en los últimos años le cambiaron el nombre a Instituto de Previsión Social (IPS), nada del otro mundo. Lo complejo es conseguir la voluntad política de la clase política para acceder a las transformaciones que el país necesita; esta voluntad es la que ha faltado en todas las demás transformaciones y cambios profundos que se han intentado exigir en el curso de los últimos 11 años, desde los Pingüinos en adelante.

Lo que también es cierto, es que la voluntad política no se consigue con juegos ni con ruegos sino que solo se puede imponer por medio de luchas y movilizaciones que cuestionen la falsa tranquilidad y la arbitraria continuidad del sistema dominante. Esto requiere que las acciones del Movimiento NO+AFP no siga desgastándose y yéndose por las ramas. La cuestión es simple: fin a las AFP y establecer un sistema de reparto, estatal, publico, tripartito y solidario ahora.

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