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Ecuador – “Uno de los recursos que siempre tiene la derecha frente a la caída de su popularidad es la lcha contra la delincuencia”

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Pablo Ospina Peralta, historiador ecuatoriano, docente del área de estudios sociales y globales de la Universidad Andina Simón Bolívar

 “Uno de los recursos que siempre tiene la derecha frente a la caída de su popularidad es la lucha contra la delincuencia”

 Cecilia Pérez Otero

La Diaria, 30-10-2021

https://ladiaria.com.uy/

Guillermo Lasso lleva sólo cinco meses en la presidencia de Ecuador y ya enfrenta un escándalo por cuentas en paraísos fiscales, pedidos de renuncia y protestas en las calles. El exbanquero se vio obligado a modificar una política que indexaba los precios de los combustibles al precio de paridad de importación, lo que había determinado subas constantes desde el año pasado, y que era uno de los motivos de las manifestaciones. Otra de sus medidas fue decretar el estado de sitio, y la fundamentó en un aumento de la delincuencia en el país.

A pesar de estas políticas, su gobierno, débil y sin apoyo parlamentario suficiente para impulsar un proyecto de derecha ortodoxa, debió moverse hacia el centro, señala el historiador ecuatoriano Pablo Ospina Peralta, que conversó con la diaria sobre los primeros cinco meses de Lasso y las crisis que atraviesa Ecuador.

-¿Qué respuesta tuvieron las protestas del martes y miércoles, convocadas por organizaciones sindicales e indígenas?

La adhesión fue bastante fuerte, aunque no fueron protestas tan masivas como las de octubre de 2019. Participaron unas 3.000 personas. Se puede decir que esta situación ha terminado en tablas: ni el gobierno pudo contener la protesta porque fuera muy pequeña o muy aislada, ni los manifestantes pudieron hacer que el Ejecutivo se siente a dialogar, pero han hecho una prueba de fuerza importante. Antes de que se llevaran a cabo las protestas, el gobierno eliminó el decreto que subía los precios de los combustibles mensualmente, que los indexaba al precio internacional, y eso en alguna medida contuvo la manifestación. De todas maneras el gobierno subió 10% los precios respecto del día anterior, y los congeló más altos de lo que estaban en el momento en que adoptó la medida. Esto muestra que el Ejecutivo no quería tomar esta decisión: prefería que los precios estuvieran indexados al precio internacional y que fueran cambiando cada mes.

-A diferencia de muchos otros gobiernos, el de Lasso no parece haber tenido un momento de luna de miel con la población.

Sí tuvo un período de luna de miel, que es el período de la vacunación. Lasso propuso vacunar a nueve millones de personas en sus primeros 100 días de gobierno y lo hizo. En comparación con el gobierno anterior [el de Lenín Moreno], que era realmente de una ineptitud y de una torpeza extremas, este gobierno logró hacerlo, tuvo éxito en eso y eso le dio bastante popularidad. Durante ese período, Lasso no aplicó ninguna nueva medida. Lo único que hizo fue no cambiar la política de Lenín Moreno respecto del precio del combustible. Aunque le pedían que la eliminara, daba largas, decía que tenía planes de focalizar esa política, de ajustarla.

En ese príodo alcanzó una popularidad que estaba en 60% o 70%, dependiendo de la encuestadora. Sí, tuvo su luna de miel, pero por supuesto la situación actual es bastante insostenible. Ha estado amenazando constantemente con que va a hacer muerte cruzada con el Parlamento [en Ecuador el Ejecutivo puede disolver la Asamblea Nacional, el órgano legislativo, pero queda obligado a llamar a nuevas elecciones], o que va a convocar una consulta popular, pero no lo ha hecho porque, justamente, los temas en los cuales él podría convocar a consulta no son populares, entonces va a perder.

Y no hace muerte cruzada porque, si vamos a elecciones, la propia decisión sería terriblemente impopular en este momento, y porque si se hacen elecciones va a perder abrumadoramente, más aún con los Pandora Papers, la información de que tiene cuentas en el exterior, algo que él siempre negó y ahora dice que siempre dijo que sí era verdad. Entonces, en realidad, su poder de negociación es prácticamente nulo. Para colmo, presentó un proyecto de ley por el cual se peleaba con todos: con la izquierda porque hacía reformas laborales, y con la derecha porque hacía una reforma tributaria que aumentaba los impuestos a las clases medias y altas. El gobierno está prácticamente sin fuerza alguna.

¿Ponía impuestos a las clases altas?

Sí, sí. En grandes términos era un paquete de impuestos progresivo, prueba de que el gobierno está corrido hacia el centro. No puede aplicar las medidas de una agenda ortodoxa porque no tiene apoyo partidario, no cuenta con apoyo parlamentario ni social para hacer algo así.

-¿Cómo impactó en la popularidad del presidente que su nombre figurara en los Pandora Papers?

Abrumadoramente. Los medios de comunicación, y una encuestadora en particular que es muy cercana al gobierno, en general minimizan esto. Pero incluso esa encuestadora propuso que Lasso había perdido 10% de popularidad. Las demás encuestadoras decían que había perdido 20%. Esto sólo con el dato de que apareció en los Pandora Papers. Falta conocer la noticia de cuánto tiene en el extranjero, lo que va a ser todavía peor.

Lasso había dicho que tuvo esas cuentas en el extranjero hasta 2014, cuando se prohibió que los candidatos a la presidencia las tuvieran.

Lo que se aprueba es una prohibición de que los candidatos tengan cuentas en paraísos fiscales. Lo que hizo entonces fue cambiar las figuras legales de los fideicomisos y los trasladó de esos países a otros que no son considerados paraísos fiscales: a Estados Unidos. Sin embargo, ahí hay un debate, porque Dakota el Sur, adonde llevó esos fideicomisos, es considerado en algunos recuentos un paraíso fiscal. En todo caso, en Ecuador, cuando se sacó la ley, se incluyó un listado, pero es un listado de países, no de estados, y Estados Unidos no está incluido allí como paraíso fiscal. Entonces no es que regresó al país el dinero que tenía afuera, sino que lo sacó de Panamá, donde lo tenía antes.

-¿Este caso puede tener alguna consecuencia política fuerte, con los pedidos de renuncia, por ejemplo?

El pedido de renuncia es el más viable, creo yo. Porque como decía, una muerte cruzada, que puede hacer el Parlamento o el presidente, lleva a nuevas elecciones, y me da la impresión de que nadie quiere nuevas elecciones. A nadie le conviene, y la población está cansada. Meterse en una nueva campaña, con los costos que eso implica, no sería nada popular. En cambio, la renuncia llevaría al gobierno al vicepresidente. El vicepresidente [Alfredo Borrero] es un médico que va a tener todavía más debilidad política y que probablemente se tiraría más hacia el centro.

-Quizás sea muy pronto, pero ¿se puede evaluar cómo impactó toda esta situación en los demás partidos, si esto le quitó o le dio fuerza al correísmo o a Pachakutik?

Es difícil saberlo, pero los dos se han mantenido relativamente bien. El Congreso no es un lugar donde alguien pueda hacerse muy popular, entonces el correísmo tiene una base estable de adherentes y simpatizantes, que siempre le permite estar expectante, ser una fuerza que va a jugar en el tablero, independientemente de si gana o no. Por otro lado, Pachakutik y la Conaie [la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador, de la que surgió este partido] tienen capacidad de movilización, como se acaba de demostrar ahora, tienen capacidad de resistir en la calle. El propio hecho de que antes de la movilización el gobierno haya derogado el decreto que indexaba el precio de los combustibles es ya una forma de reconocer la fuerza social que tienen.

El martes, en la manifestación estaba Yaku Pérez, el excandidato a la presidencia por Pachakutik. Ahora Yaku Pérez tiene su propio partido [Somos Agua]. Decidió no juntarse con Pachakutik porque Pachakutik tiene que entrar en pactos parlamentarios, porque está en el Parlamento y no puede evitar hacerlo. La estrategia de Yaku es mantenerse puro, y participó en la manifestación con su movimiento.

Entonces la impresión es que sí se han fortalecido estos dos actores políticos y se ha debilitado el gobierno. De todas maneras, mi lectura de la situación en general es que hay una tercera opción, que es la opción de centro, en la polarización que hay entre Lasso –el banquero, digamos así–, y la disputa entre el correísmo y Pachakutik y la Conaie para ver quién ocupa el otro puesto en la polaridad. Ese tercer actor es Izquierda Democrática, que quiere aparecer como moderada y como que puede negociar con uno y con otro; eso interesa a una parte importante del electorado y también le da la posibilidad de mantenerse expectante.

-¿Quién los representa?

El problema que ellos tienen es que tenían un candidato que obtuvo 15% de los votos que se llama Xavier Hervas, que es un empresario que adhirió a Izquierda Democrática, un partido socialdemócrata que existe desde los años 70 y del que Pachakutik fue aliado en varias elecciones. Cuando los gobiernos han sido más de izquierda, Izquierda Democrática se ha ido hacia la derecha, y cuando han sido más de derecha se ha aliado con la izquierda. Es un partido de centro que durante todo el período del correísmo se dividió entre una parte que se fue con Correa, otra que se fue con Lasso y una que se mantuvo más o menos autónoma pero anticorreísta. Se reunificó para las elecciones pasadas, de febrero, y fue la mayor sorpresa. Porque para todos los que observaban con detenimiento, Yaku Pérez [que apenas fue superado por Lasso] no fue ninguna sorpresa, pero Izquierda Democrática sí fue una sorpresa.

Se lo atribuyó mucho al candidato y a su estrategia en redes sociales, pero en mi opinión eso no fue lo más importante, sino que lo verdaderamente importante fue la reunificación de la estructura partidaria. De hecho, a mí me parece que Hervas es un candidato muy débil: él es un empresario que según sus propias declaraciones tiene 60 empresas, varias de ellas exportadoras de productos congelados, y tiene 200 dólares de pago de impuesto a la renta. Nadie resaltó ese detalle durante las elecciones porque nadie pensaba que tuviera ninguna oportunidad, pero apenas tenga oportunidad todo eso le va a estallar en la frente, y por eso no creo que ese liderazgo tenga mucho futuro. Entonces, sí va a depender de qué liderazgo alternativo encuentren.

-Volviendo al gobierno, ¿qué motivos tiene para esta decisión de decretar un estado de sitio?

Mi opinión es que eso tiene que ver con la necesidad de recuperar su popularidad, que estaba cayendo en picada por los Pandora Papers y con la propuesta de reforma laboral que presentó. Uno de los recursos que siempre tiene la derecha frente a la caída de su popularidad es la lucha contra la delincuencia. Ecuador está cada vez más atrapado en la degradación del conflicto colombiano. El sicariato, el narcotráfico, todos esos fenómenos han penetrado mucho más en la sociedad ecuatoriana y hay toda una serie de grupos mafiosos que han creado un ambiente de más inseguridad. Ese ambiente de temor es mayor que la inseguridad que hay en la calle, pero en cualquier caso ha crecido.

También ha surgido una cosa insólita, que nunca jamás ha ocurrido en el Ecuador en su historia, que son los asesinatos masivos en las cárceles. Estamos acostumbrados a que eso pase en Brasil, pero en Ecuador no ha pasado nunca. Hay una serie de cosas muy raras, tienen que ver con esto de los grupos mafiosos, narcotraficantes y demás, pero también tiene que ver con algo que debemos atribuirle –y esto sin odios políticos– a Rafael Correa.

Correa, también por temas de popularidad, a partir de 2011 empezó a endurecer los sistemas de penas, y después de haber bajado la población carcelaria con una amnistía a 7.000 presos, la dejó en 30.000 en 2017, cuando se fue. Hubo un tremendo crecimiento de la población carcelaria, y encima construyó unas cárceles para 6.000, 7.000, 8.000 personas, unas cárceles inmensas, inmanejables, cuando tendría que tener cárceles pequeñas y separadas, para los peligrosos y para los demás. Fue una política completamente absurda y de populismo de derecha, para decirlo de una forma que se pueda entender.

Yo creo que eso contribuye a la situación dentro de las cárceles. Por supuesto, hay cosas más estructurales que tienen que ver con el narcotráfico, el conflicto colombiano, el lavado de dinero, el hecho de que como la economía del país está dolarizada es más fácil lavar dinero; todas esas cosas más estructurales influyen, por supuesto, pero esta política carcelaria es un factor facilitador de una cosa que nunca había pasado en Ecuador. Además, la delincuencia aumenta porque la situación económica es peor, porque la pandemia ha dejado sin empleo a una enorme cantidad de población. La gente está desesperada, entonces todo esto crea un ambiente que yo creo que Lasso ha querido reflejar con el estado de emergencia. Porque es un estado de emergencia justificado en la delincuencia; no es por las manifestaciones.

Entonces ha hecho operativos militares y policiales, requisas de armas, revisión de los automóviles, impedir que los moticiclistas vayan en pareja, cosas así. Pero claro, eso no va a resolver el problema. Lo que se necesita es mucho trabajo de inteligencia en los grupos criminales organizados, y otro tipo de soluciones más estructurales. Eso no lo vas a resolver haciendo requisas en las carreteras.

-Entonces supongo que tuvo buena recepción entre la gente.

No fue resistida, pero tampoco tuvo el efecto inmediato de devolverle la popularidad perdida. Es una reacción, en cierto modo desesperada, ante un problema que si no soluciona, le va a quitar popularidad también.

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