Semanario Surandino Edición N° 74 Iquique – Chile
EDITORIAL
La desesperación comenzó a cundir en el sector que levantó la candidatura de Sichel ante la evidente
debilidad de su campaña, ya que no logra articular a las fuerzas sociales que tradicionalmente votaban a la
Derecha, las que se paralizaron por el derrumbe del modelo y el relato que lo sustentaba. El fracaso de la
táctica que pretende potenciar la fuerza para negociar con ventaja los cambios que se vienen, deja al capital
financiero y al empresariado huérfanos de dirección y sin alternativa viable.
Frente a ello, una facción de la Derecha va a resistir recurriendo a cualquier medio y su objetivo es ensuciar la Convención para que sus acuerdos sean deslegitimados. Bajo ningún aspecto aceptará que se cambien elementos sustanciales del neoliberalismo, ya que es el modelo que les permite acumular riquezas invariablemente. Así, de manera creciente irá constituyendo grupos de choque, tratará de copar la calle y su enorme aparataje mediático se esforzará por denigrar o ridiculizar a sus oponentes.
En el país y el continente ha ido variando el sentido común, la presencia de los pueblos originarios o primeras naciones, del feminismo, el ecologismo o las minorías sexuales es irreversible, por lo que las bases ideológicas y culturales de la oligarquía de las haciendas por fin comienza a quedar atrás, pero no es un proceso fácil o regalado. Ya sea en Santiago, Lima o Bogotá, las clases dominantes construyeron un ideario a su semejanza, o sea, blanco, heterosexual, patriarcal, machista y de origen europeo, pero ya no se acepta como verdad incuestionable la racionalidad instrumental que arrasa con todo.
Aunque es nada menos que el retroceso de una clase social que ha estado en el poder desde hace cinco siglos, por lo que no será fácil que acepte su derrota. Ante ello, es más que necesario estar alertas y preparados.