CLARIDAD. Uruguay. Periódico digital independiente de orientación socialista
Por: Griselda Leal Rovira
A partir del momento en que Donald Trump ganó las elecciones en Estados Unidos, salió a luz el enfrentamiento entre dos grupos que se disputan el gobierno mundial. Por un lado está Trump, que no pertenece a la élite tradicional y que aparenta estar solo y hacer su voluntad, pero no es así, ya que detrás hay organizaciones poderosas auto-denominadas Q, así como iglesias pentecostales y grupo de sionistas que respaldan al gobierno de Israel, a cuyo frente está Benjamín Netanyahu, responsable de cientos de asesinatos, pretender apoderarse de toda Palestina y enemigo declarado de parte de los países de Medio Oriente, especialmente Irán.
Por otra parte, quienes llevaron a Hillari Clinton como candidata rival de Trump, los globalistas, son quienes ostentan el poder económico y social, fundamentalmente en occidente, a través de la economía (bancos, multinacionales, grandes medios de comunicación, ejércitos, etc.) y tienen gran influencia en la mayoría de los gobiernos, tanto del primero como en el tercer mundo.
Existen una decena de organizaciones secretas de las que participan los hombres mas ricos y poderosos del planeta, entre los que representan a las 13 familias que han acumulado fortunas desde hace cientos de años, por ejemplo las realezas europeas.
Ellos son los que planifican los vaivenes de la sociedad en su conjunto, economía, crisis, guerras, olas migratorias, etc.
La movilización en gran escala que se ha producido en todo Estados Unidos en los últimos días, a pesar de ser masiva, por detrás, también es consecuencia de dicha rivalidad.
En plena pandemia, con gran cantidad de muertos, con un sistema de salud deficiente para las clases menos pudientes que se arrastra desde siempre, agudizado por las políticas del último gobierno, millones de personas se han largado a las calles desconociendo las medidas sanitarias, protestando contra el gobierno y el racismo.
El disparador ha sido el asesinato de un hombre negro, pero esa ha sido la gota que derramó el vaso.
Ya dejó de ser un secreto la corrupción de la élite dominante, que entre otras cosas incluye pedofilia, abuso de menores y todo tipo de aberraciones como satanismo, sobre todo luego del encarcelamiento y muerte de Jeffrey Epstein, que dejó al descubierto decenas de personajes famosos involucrados, tanto de la política, la realeza, empresarios y la farándula.
De todos modos aún falta mucho por sacar a luz, ese es el propósito de Q y el temor del Estado Profundo.
Si bien es una buena señal que el pueblo se rebele ante la injusticia, esto tiene otro propósito, ya que detrás hay intención de derrocar al gobierno de Trump, impedir su reelección y la liberación de información comprometedora que podría ser el fin de una forma de poderío mundial.
Y aquí no se trata de una batalla entre buenos y malos, sino de dos grandes poderes enfrentados. En este momento las caras visibles son Bill Gates y George Soros, pero es sabido que detrás de ellos hay cientos de personajes que mueven los hilos del planeta.
Pero el mundo no termina en occidente y para funcionar tiene que haber acuerdos con las demás regiones del mundo.
Estados Unidos es bien consciente que enfrentarse con el ejército ruso no es conveniente, se trata posiblemente, del mas poderoso del planeta, en lo que tiene que ver con China, su economía ha superado la de Estados Unidos, incluso son sus acreedores, India es una potencia en crecimiento, Europa está en un momento de cambios y ya no es tan sumisa al Imperio, en cuanto a América Latina, la situación es bastante incierta.
Estamos viviendo un panorama que nunca se había dado en nuestra civilización, las noticias verdaderas y falsas circulan de sur a norte, de este a oeste y de derecha a izquierda, confundiendo hasta a los mas informados; estamos viviendo un caos desde todo punto de vista, el hambre, la desocupación y el miedo circula por casi todo el planeta, nadie sabe de qué manera saldremos de esta situación, lo que crea gran incertidumbre.
Aún no está dicha la última palabra.*
