(28 de marzo de 2020)
Por Miguel Aragón
La cuarentena, o “enciérrate en tu casa”, la han improvisado e impuesto los grupos de poder pensando en las familias de la clase media para arriba, es decir pensando en muy pocos.
El “enciérrate en tu casa” funciona “más o menos” en los hogares que viven en casas o departamentos de una área mínima de 80 m2 a 100 m2, que tienen sala y comedor amplios, dos o tres dormitorios, mínimo dos baños (se supone con suministro de agua diario), cocina, tendal y posiblemente jardín. Y se supone que son familias de un máximo de cuatro personas (mamá, papá, dos hijos, y una mascota para jugar) Con esas amplias dimensiones, cómoda distribución y tamaño reducido de familia, “más o menos” que funciona la cuarentena, aunque no totalmente.
Pero el “quédate en casa” no funciona en las zonas periféricas de nuestras “grandes” ciudades (Lima-Callao, Arequipa, Trujillo, Chiclayo, Piura), zonas periféricas o marginales, donde actualmente vive la mayoría de la población.
Llamar “viviendas” a sus modestas casuchas, claro está que es una exageración. La mayoría vive en ambientes de 2,40 x 3,60 (el ancho del triplay es de 1,20m, ellos colocan 3 planchas en el lado largo, y dos planchas en el lado corto, suponiendo que son los más privilegiados que pudieron comprar triplay de 4 mm).
Ese único ambiente, si único ambiente porque no hay más, sirve a la vez de cocina, comedor, dormitorios, baño (un bacín rodeado de una modesta cortina de roída tela). ¿Sala? ¿Tendal? ¿Jardín? ¿Qué cosa es eso? Ellos no tienen suministro de agua potable (ni instalaciones de desague).
Si solamente fueran familias de “dos o tres personas”, tal vez se las puedan arreglar. Pero ocurre que en los barrios marginales las familias están compuestas, por lo menos de diez personas: cuatro adultos (los dos padres más dos de los abuelos) más cuatro a seis jóvenes y niños, y adicionalmente un perro (que no es mascota para jugar, sino celoso guardián de “las propiedades” de la casa).
Y por favor, no los critiquen “por tener tantos hijos”. No me gustaría que la Sociedad Nacional de Industrias y la Cámara Peruana de la Construcción, los acusen a ustedes de “terroristas” y los metan presos.
¿De dónde creen que sale “la mano de obra barata”?. Si se distribuyeran eficientemente los condones, como se distribuye la droga, disminuirá la cantidad de niños pobres, y a la vez, en un futuro cercano, disminuiría la cantidad de candidatos a obreros, y por la simple y muy conocida “ley de la oferta y la demanda” (que no es una ley comunista) automáticamente tendrían que subir el precio de venta de la fuerza de trabajo, es decir tendrían que subir los salarios. (Y quien se atreva a pedir aumento salarial es terrorista, y merece ir a la cárcel)
Para ellos, para la mayoría de los peruanos, “quedarse en casa” es la peor fuente de contagio del virus, si de ese mismo virus que tanto nos asusta a los que recientemente hemos estado de vacaciones, en Italia, o España, o que hemos recibido familiares o amigos venidos de esos países del “primer mundo”. ¿Primer mundo? ¿OCDE?
La mayoría del pueblo necesita trabajar, la mayoría del pueblo quiere trabajar, la mayoría del pueblo saldrá a trabajar.
La lógica para el pueblo es muy simple:
“O muero de hambre, o muero de un balazo”. Prefiero morir heroicamente, y no dando lástima.