Pepe Gutiérrez-Álvarez, Estado Español
Acaba de fallecer a los 89 años Lucía Bosé cuya vida mundanal me la trae al pairo.
Mi único interés radica en su tratectoria como actriz después de que saltó a la fama cuando ganó, en 1947 y con apenas 16 años, el concurso de Miss Italia, quedando por delante de la luego famosa Silvana Pampanini. “Descubierta” por Luchino Visconti.
La Bosé centró su carrera en la actuación, participando en media docena de películas de Luis Buñuel —“Cella s´appelle la aurore” (19559, con el galán francés George Marchal y que, entre otras cosas contiene un par de sibilinas pullas contra Salvador Dali y Paul Claudel en boca de un ínfecto jefe de policía—, Jean Cocteau, Juan Antonio Bardem –“La muerte de un ciclista” (1955), con Alberto Closas, y un alegato contra el régimen que entonces causó conmoción o Federico Fellini, en el caso en el “Satyricon”, la genial versión de la inmortal obra de Petronius en la que Lucia estuvo a la aultura e incluso Jorge Grau –“Ceremonia secreta” (1972) como condesa von Bathory, sin olvidar dos interoretaciones de la mano de Michelangelo Antonioni: “Crónica di uu amore” (1950) y «La signora senza camelia” (1952) más “Roma ore undice”, obra del importante cineasta comunista Giuseppe de Santis en una época en la que Lucia se casó con Luis Miguel Dominguín, torero amén de extraño compañero de ruta del PCE en la clandestinidad extrema. (Una filmografía que tiene su lugar en la historia del cine italiano y español, y que poco o nada tiene que ver con todo ese mundo de la “gente bonita” que cubrió páginas y páginas de revistas sin corazón ni alma como “Hola”.
