Por Héctor Vega
Noviembre 10, 2019
Con la renuncia de Evo se cierra un capítulo de la historia de Bolivia. Fueron años donde se recuperó la dignidad de un pueblo que supo parar el sub imperialismo brasileño recuperó el gas para su pueblo y sentó las bases de la inversión extranjera en el litio. Entendió que la industrialización era el paso que liberaba a su pueblo de los mercados internacionales de las materias primas manejados por las transnacionales y las bolsas metaleras.
Pero no nos engañemos las fuerzas que están detrás de este golpe de estado buscan volver al antiguo régimen donde el capital extranjero siempre impuso sus leyes. Nada de eso es una simple conspiración internacional. Es la mano ajena que trabaja para la oligarquía boliviana cuando esta se somete a sus dictados. Por eso las represiones son duras y se ejercen contra el pueblo; el objetivo es claro: destruir el Estado boliviano para así comprarlo a precio de liquidación. La misma táctica que se empleó en el Mahgreb con la destrucción de Libia, que se intentó en Siria … Sin embargo, nada de eso es duradero, porque las luchas de liberación se anclan en la conciencia del Pueblo. Como se probó en Chile y en otros países de nuestro continente. Los mismos que golpearon las puertas de los cuarteles tienen hoy que dar cuentas del complot fratricida que montaron. Por eso este paréntesis en la historia del pueblo hermano será solo eso: un paréntesis marcado por la lucha de un campesino Aymará que dignificó las instituciones republicanas de su pueblo.
Estoy seguro que de tiempo en tiempo se revivirán las luchas campesinas y mineras que lideró Evo. Eso es algo que los oligarcas de nuestro continente nunca han entendido. Un Pueblo, una Nación no se somete a los dictados del dinero. Menos aún cuando la Humanidad en el siglo XXI transita hacia horizontes de construcción y reencuentros. ¿Vamos hacia una segunda independencia en América Latina? Ahora, en las calles, entendemos lo que sucede en nuestra Patria. En Marchas sucesivas y multitudinarias a lo largo y ancho del territorio tenemos conciencia de nuestra capacidad para derribar las barreras que impuso el dinero. Hemos recobrado el significado de la palabra dignidad.