En Chile el movimiento social ha desbordado el neoliberalismo imperante. Enormes desfiles han desequilibrado al gobierno, los políticos y la seguridad de los empresarios.
Demandan mejorar los sueldos, la previsión, la atención de salud, la calidad de la educación… y movimientos sociales han incorporado la exigencia de una nueva constitución.
Esa presión en lo político es positiva y necesaria, la actual constitución fue hecha por Estados Unidos, los empresarios y sus políticos fascistas, y aceptada por los no fascistas.
En múltiples reuniones de ciudadanos se están compartiendo peticiones e ideas. Allí debería analizarse el para qué esa nueva constitución.
Porque redactar una constitución debe hacerse para una visión de país.
En la actualidad no existe en la ciudadanía el problema de pronunciarse sobre un proyecto de país. Se acepta vivir en una sociedad de capitalistas y empleados, ricos y no ricos, sujetos que deciden y ciudadanía pasiva. Mayoritariamente sólo se discute el grado de beneficios que los empresarios conceden a la población.
El blanco de la crítica son los políticos en el gobierno, en el parlamento, y los partidos. Sin tocar de lleno el hecho de que el gobierno real son los grandes empresarios.
Porque lo que afecta a la población en la realidad diaria son medidas tomadas por los empresarios el objetivo de una constitución deben ser ellos.
Las pensiones, los sueldos, el control del agua, la explotación del cobre, la pesca en el Pacífico, la concentración de médicos en las clínicas, las mejores escuelas, la congestión de las calles por los autos, la selección de noticias, la publicidad de las modas, el turismo masivo al exterior, la ubicación marginal de las viviendas pobres, el pago por uso de las carreteras, la concentración de la riqueza, la legislación tributaria, los acuerdos de precios de las grandes empresas… son decisiones del gobierno de hecho.
La constitución empresarial militar de 1980 se redactó sabiendo perfectamente, artículo por artículo, qué forma de país se perseguía.
Lo más profundo, el modelo de país para los capitalistas es insostenible en el tiempo. Destruye la naturaleza.
Una nueva constitución puede servir de legitimación del presente a cambio de reformas. O puede ser una herramienta redactada conscientemente para iniciar un proceso que lleve a otra civilización, para todos, racional, planificada, decrecida y sostenible.
Es responsabilidad de los dirigentes ser explícitos sobre hacer un cambio conservador o comenzar la creación de un país nuevo.
Mientras no haya movimientos y partidos civilizatorios todos ellos, como las masas ciudadanas, son conservadores.
Contacto romulo.pardo@gmail.com