DIARIO LA QUINTA
por Gato Dequinta
La ciudadanía, el chileno de a pie, ve cómo los socialistas se agarran del cuello, pero no entiende por qué. Aquí va una explicación.
El escenario en que se han dado las recientes elecciones del PS son las próximas elecciones municipales y de gobernadores regionales del 2020 y las parlamentarias y presidencial del 2021. Y la lucha por el poder es por definir la conformación de la mesa directiva que será, en definitiva, la que nombrará a los candidatos socialistas.
En síntesis, los ganadores definirán los postulantes a los municipios y al Congreso y los perdedores se quedarán con las manos vacías.
Eso es lo que ha estado en juego en las recientes elecciones PS: la disputa, en definitiva, por definir la directiva que designará a las cartas socialistas que aspiran a obtener o seguir con cuotas de poder, con un cargo en un municipio o en el Congreso.
Ya nada importa el proyecto político del partido. Hace mucho rato que el PS dejó de ser revolucionario, en el sentido de reemplazar el sistema capitalista. Hoy, la inmensa mayoría se define como “socialdemócrata”, sin matices ni diferencias con el PR o con el PPD.
De Allende no queda nada.
AMBIENTE TÓXICO
No hay espacio para la opinión crítica, para pensar distinto. El que lo hace es un “traidor”, un “vendido” o “tiene ambiciones personales”. Un pequeño ejemplo. Se convocó a entregar documentos con posiciones políticas de los más diversos temas para conformar un documento central con vistas al Congreso partidario de enero. Después de trabajar durante dos semanas en ello, se entregó un voto político para ser integrado en uno de los temas. Nunca fue incorporado. El documento central fue redactado sin considerar ni siquiera una coma de este.
Las opiniones discrepantes, “los matices”, ni siquiera son tomados en cuenta. Se da la palabra, pero no se discute. Es una catarsis, un desahogo. Porque la decisión política está tomada de antemano. El resto es una farsa. Una puesta en escena para hacer aparecer que hay diálogo con las bases. Sólo interesa la cuota de poder, no la gente, no el pueblo, palabra completamente olvidada en el actual léxico socialista.
Nadie puede atentar contra ese acuerdo pre adoptado. Si se viera amenazado, entonces surgen las críticas a quien lo plantea. La descalificación de las ideas. En suma, aquel que se atreve a pensar es avasallado por la voz del líder y de sus secuaces. La ferocidad del ataque es proporcional a cuán amenazados se vean los acuerdos pre adoptados.
Ya ni siquiera hay “fracciones” o “lotes”: renovados, terceristas, Nueva Izquierda, Izquierda Socialista, Convergencia Socialista, Nuevo Socialismo, Colectivo Socialista, etc., etc. Sólo hay patrones y empleados.
NUEVOS CUADROS, VIEJAS PRÁCTICAS
Los que dirigen los exánimes “lotes” miran en menos al resto. Sólo ellos “saben de política”, el resto son todos imbéciles, una manada de corderos que debe seguir al líder sin chistar. Los “barones” se han encargado de formar y criar un grupito de nuevos cuadros que cargan con el mismo nefasto ADN. Son jóvenes de edad, pero viejos, muy viejos en triquiñuelas, descalificaciones y ataques personales al resto. Ejemplos sobran: Jaime Romero, ex subsecretario de Vivienda; Felipe Barnachea, ex jefe de gabinete de Rodrigo Peñailillo; Marcelo Díaz, ex diputado; Arturo Barrios, ex candidato a diputado, formados bajo el alero de Camilo Escalona. Daniel Melo, ex diputado, hijo del alcalde de El Bosque, Sadi Melo; Miguel Ángel Aguilera, alcalde de San Ramón, ex jefe de la frustrada precampaña presidencial de José Miguel Insulza. Y muchos más.
¿QUÉ DIRÍAN LOS MÁRTIRES SOCIALISTAS?
No se ve por ninguna parte una salida a esta profunda crisis en el PS. En las últimas reuniones, cada “lote” o lo que queda de él justifica y aplaude la salida o expulsión de alguna de sus antiguas figuras. Y así, cada grupo se ha transformado en una secta, un grupo de fanáticos en que están todos convencidos, pero son apenas unas decenas, cuyo peso político no llega ni a la esquina.
¿Qué dirían hoy los casi 700 mártires socialistas asesinados por la dictadura? ¿Para esto dimos la vida? ¿Para que los socialistas de hoy se dediquen a robar en las municipalidades y en los ministerios cuando son Gobierno? ¿Para que reciban coimas de los empresarios? ¿Para transar con la derecha y ser un partido intrascendente?
Si las bases no se rebelan, si los verdaderos socialistas no reclaman y exigen la salida de todos los dirigentes corruptos, traidores y acomodaticios, el PS no tendrá futuro y seguirá en caída libre.