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III Conferencia Regional de Latindadd en México: «El fundamentalismo neoliberal impulsa una agenda de“tierra arrasada». Asumimos el desafío de contribuir a potenciar la resistencia».

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III Conferencia Regional de Latindadd en México: «El fundamentalismo neoliberal impulsa una agenda de“tierra arrasada». Asumimos el desafío de contribuir a potenciar la resistencia».

DECLARACION FINAL DE LA III CONFERENCIA REGIONAL DE LATINDADD “NUESTRA AMERICA EN DISPUTA”

La III Conferencia Regional “Nuestra América en Disputa” organizada conjuntamente por el Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (STUNAM), la Red Mexicana de acción frente al Libre Comercio (RMALC) y la Red Latinoamericana por Justicia Económica y Social (LATINDADD), en la Ciudad de México los días 21 y 22 de marzo 2019, a partir de las presentaciones, debates e intercambios que hemos sostenido, declara que:

Hemos constatado que nuestra región en términos políticos vive una fuerte ofensiva conservadora sustentada nuevamente en un fundamentalismo neoliberal económico y un fundamentalismo religioso, ambos, negadores de derechos económicos, políticos, sociales, culturales.
Fundamentalismos que promueven la negación de nuestras diversidades, de
nuestras identidades, de nuestros derechos a decidir.

Constatamos que este Siglo XXI que inició con la irrupción de propuestas políticas transformadas en gobiernos con agendas progresistas y de cambio. No sólo no lograron consolidarlas, sino que no lograron profundizar la ruptura con el viejo modelo dominante. Es
cierto que la inclusión social de millones de excluidos y excluidas es el logro más tangible de ese período, pero es también tangible, el déficit en transformar el modelo, no se logró transitar decisivamente por modificar la matriz productiva extractivista de la región, no se logró transformar el sistema político construido por las élites, como mecanismo de dominación, no se logró empoderar plenamente a nuevos actores sociales como movilizadores de cambio y transformación. A pesar de ello, la primera década y media de este Siglo XXI ha evidenciado, que si era posible cambiar lo que nos han querido imponer como el “destino manifiesto” de América Latina. Ha sido una década y media que puso en movimiento a nuevas fuerzas políticas y sociales, expresó la irrupción de nuevos sujetos y sujetas políticas y aunque en forma todavía limitada, ha llevado a demostrar que si se podía cambiar y transformar a nuestra región.

Las fuerzas conservadoras que fueron colocadas a la defensiva, pero que no perdieron su hegemonía en la mitad del continente, han tenido un nuevo influjo con el triunfo de la administración Trump, América Latina vuelve de la mano de las derechas a querer
convertirnos en el “patio trasero”.
Nuestra región se ha convertido nuevamente en el escenario de la lucha geopolítica global, que obedece a la gigantesca riqueza que poseemos
en recursos naturales, materias primas, producción de alimentos. El apetito de las corporaciones transnacionales y las élites globales por apropiarse de esa riqueza nos pone en el centro de la contradicción central de nuestros tiempos que es la existencia misma de la civilización, lo que hemos llamado también como crisis civilizatoria.

Un nuevo escenario de lucha política estamos viviendo en nuestra América, que no sólo se expresa por el control del poder político e institucional del Estado, sino también en el mundo de las ideas, valores y paradigmas, hoy la lucha política se manifiesta en variable de resistencias, resistencias contra el intento de desmantelar derechos laborales de la clase trabajadora, resistencias de los territorios frente al apetito extractivista corporativo, resistencias a la lógica que nos niega el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, resistencias a la lógica que nos niega el derecho a nuestras diversidades, resistencia hoy como nunca a la lógica que niega la existencia misma de nuestros pueblos originarios.
Es cierto que la ofensiva neoconservadora ha obtenido victorias coyunturales, pero también
es cierto que las fuerzas del progresismo se están reconfigurando y expresando complejidades
aún mayores a las que expresó a inicios del Siglo XXI. Es evidente que todavía requerimos hacer balances y evaluaciones sobre los avances y limitaciones de lo que el progresismo
alcanzó en ese período, para aprender de errores y logros obtenidos. Pero ello no puede dejarnos en la inacción.

El fundamentalismo neoliberal económico impulsa una agenda de“tierra arrasada” en materia de derechos, por un lado, las serias transformaciones en el mundo del trabajo a partir de la robotización y digitalización de la economía nos colocan retos a las organizaciones laborales y sindicales a fin de enfrentar los cambios que nos están tratando de imponer. El ciclo de las presiones e imposiciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) se vuelve a hacer realidad en nuestra región.

Hoy vemos como la estructura económica neoliberal nos impone una agenda orientada a la desregulación y liberalización de los capitales y las inversiones, utilizando para ello el
reimpulso de Tratados de Libre Comercio (TLCs), Tratados Bilaterales de Protección de Inversiones (BTIs), Acuerdos Bilaterales de Doble Tributación. A nivel fiscal lo que se
impone es la impunidad de los poderes corporativos que evaden el pago de impuestos, erosionan la capacidad de financiamiento de nuestros estados, han creado una perversa red de guaridas fiscales que por medio de sociedades offshore nos roban recursos financieros, manipulan el comercio exterior por medio de la falsa facturación impositiva. El resultado, es que América Latina es el continente más desigual del planeta. La lucha por la justicia fiscal es hoy la herramienta más importante para alcanzar la inclusión social, garantizar sistemas de protección social universales y sostenibles, servicios públicos de calidad, y combatir con éxito el flagelo de la pobreza en nuestra América.

La vorágine del endeudamiento se vuelve a presentar en nuestra América, como nueva expresión de expoliación de nuestros pueblos. Nuevamente el tema de la deuda se vuelve a poner a la orden del día, la deuda se vuelve a convertir en el mecanismo del capital financiero para extraer los recursos de nuestros países, por medio del crecimiento de la deuda interna y externa. La tarea para enfrentar el fundamentalismo neoliberal es hoy desmontar la triada de tratados de libre comercio,endeudamiento interno y externo e impunidad fiscal del poder corporativo.

Desde los movimientos sociales la resistencia cobra mas fuerza, dinamismo, diversidad y complejidad. La resistencia popular y social se vuelve multidimensional, enfrentamos los
procesos de desmantelamiento de los regímenes de pensiones, de reformas laborales orientadas a la precarización laboral, de lucha por el derecho a la salud y a la educación pública, la agenda política del movimiento feminista no sólo por el derecho a decidir, sino principalmente por enfrentar al modelo económico neoliberal patriarcal que excluye a las mujeres y a las personas LGBT. El desafío fundamental para los movimientos sociales es su
reconexión con las juventudes de nuestra américa, con el fin de estimular el diálogo intergeneracional.

Desde la III Conferencia Regional miramos con optimismo el nuevo escenario político configurado en México con la elección del presidente de López Obrador, la misma representa
un avance para las fuerzas progresistas del continente, consideramos que efectivamente para garantizar que sea un gobierno en favor de las mayorías los movimientos sociales y sindicales
deberán jugar un rol fundamental en la consolidación de una agenda inclusiva social y política. La cuál deberá estar sustentada en un diálogo abierto y transparente entre el estado mexicano y los movimientos sociales y sindicales.Constatamos que se vuelve de prioridad fundamental recuperar los espacios construidos que
potenciaron ir construyendo un nuevo paradigma de integración regional, es imprescindible volver a dinamizar la CELAC y UNASUR, severamente amenazadas por la derecha que no
quiere la integración. En tal sentido, rechazamos firmemente el intento de las élites conservadoras regionales que impulsan PROSUR, que no tiene ninguna vocación integracionista, sino que, por el contrario, solamente promueve la exclusión.

Constatamos que una de las tareas fundamentales que tenemos es defender el principio acordado por la CELAC de que América Latina es un territorio de paz, los tambores de la guerra y de intervenciones militares del imperio vuelven a amenazar a nuestra región de lamano de las derechas continentales que han perdido todo sentido de identidad, por tanto, condenamos cualquier intento de agresión militar a Venezuela y respaldamos las propuestas del Mecanismo de Montevideo conformado por México, Uruguay y Caricom.

Estamos convencidos que el diálogo en Nicaragua es la única salida viable para la solución de los problemas internos y la defensa del respeto pleno de los derechos humanos.

Nos solidarizamos con Colombia en la urgencia de implementar el acuerdo de paz como se ha firmado y que reviste gran importancia en la geopolítica latinoamericana y pedimos se
esclarezcan y se tomen las medidas necesarias para parar el actual ciclo de violencia representada en la muerte permanente de personas comprometidas en la Defensa de los
Derechos Humanos y en la construcción de paz.

La criminalización de la protesta social no puede seguir siendo estrategia de los estados nacionales, la solidaridad de los movimientos sociales es la mejor vía para garantizar nuestra propia autodefensa.

Desde la III Conferencia Regional asumimos el desafío de contribuir a potenciar la resistencia, a profundizar la lucha por la unidad de los movimientos sociales que nos permita enfrentar exitosamente la actual contraofensiva conservadora que se vive en nuestra región.

Llamamos a respaldar la convocatoria de las organizaciones sociales chilenas que nos invitan a la Cumbre de los Pueblos en noviembre de este año en Chile, en el marco de la Cumbre de
APEC, para seguir consolidando la unidad popular.

También nos sumamos a la convocatoria del Foro Social Panamazónico a celebrarse en
Mocoa Putumayo Colombia, marzo del 2020, como espacio de diálogo e intercambio con las organizaciones de nuestros pueblos originarios.

Ciudad de México
22 de marzo 2019

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