Patricio Guzmán S.
El Paro – Protesta del 4 de noviembre convocado por la Coordinadora Nacional de Trabajadores NO + AFP (CNT NO + AFP), fue un éxito de convocatoria. A pesar de las dificultades objetivas que existen en Chile para un paro nacional, con los problemas de desempleo y extendida precariedad, el llamado tuvo amplio eco. En todo el país hubo manifestaciones multitudinarias, trabajadores de la minería del cobre, y de puertos pararon, trabajadores que no podían detener sus labores, llegaron tarde a sus jornadas. Choferes de la locomoción pública y taxistas pararon o ocasionaron congestión a propósito, lo que se vio reforzado por centenares de manifestaciones y barricadas temprano en la mañana protagonizadas por partidarios de las coordinadoras NO + AFP, de estudiantes y de otros movimientos sociales que se unieron a la convocatoria, fenómeno que se repitió en muchas ciudades del país desde Arica al sur, en Santiago incluso a pocas cuadras del palacio de gobierno de La Moneda. En Santiago, la línea 5 del metro estuvo fuera de funcionamiento durante media hora en la mañana, los buses no salieron temprano de muchos terminales, o dejaron de circular en el trayecto.
Durante todo el día se repitieron manifestaciones, algunas reprimidas con dureza por fuerzas especiales a pesar de su carácter, en general, pacífico.
El vocero nacional de la CNT NO + AFP, Luis Mesina, fue entrevistado en numerosos medios de comunicación, y durante el día protagonizó una discusión en directo con la presidenta Bachelet a través de twitter, quien intentó justificar su incumplimiento del compromiso adquirido en agosto de dar respuesta a las propuestas del movimiento NO + AFP y de suministrar la información estadística solicitada por la Coordinadora, para el trabajo de sus equipos técnicos, en un plazo de tres semanas. Cosa que evidentemente no cumplió, y ahora el gobierno anunció que a un año y medio del fin de su mandato, se concentraría en una pocas discusiones legislativas, entre las que no entra ninguna propuesta de reforma previsional estructural. Esta discusión, demostró claramente la estatura de protagonista nacional del movimiento NO + AFP, y especialmente de su vocero.
Participaron activamente los opositores al tratado TPP, que amenaza con enterrar la soberanía nacional de Chile, dificultando seriamente entre otras materias acabar con las AFP. También estuvieron presentes las organizaciones de mujeres, opuestas al sistema de capitalización individual que discrimina contra las mujeres que reciben pensiones 40% inferiores a los hombres. Estudiantes secundarios y universitarios también se sumaron a las protestas en todo el país, en solidaridad con los mayores que sufren en carne propia los resultados de un sistema perverso, creado para acumular capital en favor de los grandes grupos económicos y bancos, con el ahorro forzoso de los cotizantes, que se invierte en la especulación de las bolsas financieras. Los jóvenes ven el futuro precario que les aguarda, en el trabajo y el retiro. La lucha por un sistema previsional de reparto solidario, es parte del combate que emprendieron contra el lucro en la educación, por la recuperación de los derechos sociales universales, desde hace años.
El movimiento NO + AFP sale muy reforzado de su audaz llamado al Paro Protesta, se ha transformado en el catalizador de la indignación de los trabajadores y la ciudadanía, con la corrupción de la elite empresarial y política. Se abren grandes posibilidades para que a partir de estos movimientos sociales se genere una nueva representación política, que levante las demandas por recuperar los derechos sociales, empezando por la Seguridad Social, pero también por salarios suficientes, buenas condiciones de trabajo, estudio, vivienda, e incluso algo tan básico como acabar con la corrupción y recuperar la honestidad republicana. La coordinadora ha sido capaz de aunar voluntades, experiencias y trayectorias distintas sobre la base de un clamor común de solidaridad y justicia social. Lo que a abierto este movimiento que sigue extendiéndose y creciendo es la posibilidad de una renovada disputa por el poder entre las familias trabajadoras, y las élites empresariales que han comprado y cooptado al conjunto de las elites políticas, pero que ahora sufren la desafección y el rechazo del grueso de la ciudadanía.