Las respuestas de los gobiernos de los diferentes partidos políticos han dejado ver una relación muy fuerte de poder con el narco que va desde diferentes tratos territoriales para la producción y venta de narcóticos, pasando por el gobierno panista que en su estancia en la silla presidencial en los sexenios de Vicente Fox y Calderón se desató una ola de homicidios, y que en el caso de este último, con su famosa guerra contra el narco, se dejó ver una clara estrategia para militarizar y someter cualquier movimiento popular en todo el país.
Dicha estrategia del gobierno calderonista vuelve a retomarse ahora con Peña Nieto a través de la Ley de Seguridad Interior que lejos de beneficiar al pueblo mexicano como una aparente medida de seguridad, es una clara forma de darle mayor poder al ejército y una amenaza abierta al pueblo mexicano.
En vísperas de elecciones, AMLO en su tercer intento por llegar a los pinos y un día antes de iniciar la discusión en el senado sobre la Ley de Seguridad Interior, anuncia la Amnistía para los líderes del narco, cuestión que evidentemente logró no sólo un sorpresa, sino un enojo brutal de todos, más aún tras ver que el narco ha dejado un saldo de 235, 000 muertos en los últimos 12 años, cifras que han ido incrementando hasta 74 muertos al día.
Para el pueblo mexicano, Obrador resulta una opción para poder quitar del poder a los gobiernos del PRI y del PAN, pero este tipo de propuestas sólo logran escepticismo sobre la promesa López Obradorista, al dejar claro que esto no acabaría con la militarización del país y mucho menos terminaría el negocio de grandes narcotraficantes.
El narcotráfico es una expresión más del capitalismo salvaje que impera en este país y los vínculos entre sus líderes y el resto de la burguesía no son casualidad, esta dupla que sólo explota y mata a los trabajadores legal o ilegalmente. Ante la evidente y estrecha relación que el narcotráfico guarda con el Estado no nos queda más que seguirnos defendiendo, luchar contra la opresión, rechazar que nosotros sigamos poniendo los muertos. Esto lo han venido haciendo los policías comunitarios y los autodefensas, mismos que han causado gran ruido al Estado al verlos como una posibilidad de un gran movimiento de masas, de una forma de auto organización contra la represión. Sin embargo la dupla narco-estado al verlos como una amenaza para ellos, ha decido implementar diferentes formas de violencia, aprisionándolos, desapareciéndolos, matándolos. No por nada los últimos acontecimientos brutales ocurridos en Michoacán y Guerrero donde los policías comunitarios y autodefensas han sido atacados poniéndolo como una cuestión de conflicto con el narco, pero que ha sido aprovechado y auspiciado por el Estado para la intromisión del ejército.
La vinculación de los 43 con el narco y el ataque al normalismo no es más que otro reflejo de la necesidad de amedrentar a la lucha del movimiento estudiantil y de la clase trabajadora. Donde lo único evidente es que el narco sirve como parapeto del Estado, para que con ello pueda tener un mayor control sobre el pueblo mexicano, generando una atmosfera de temor entre la población, esta táctica ya se ha exacerbado y aumentará de cara a las elecciones, sino la detenemos antes.
La movilización y lucha del pueblo organizados bajo un programa realmente en beneficio de los pobres y los explotados, es la forma de luchar contra estas formas de control y militarización del Estado.
¡Alto a la represión a los pueblos organizados!
¡Contra el narco-estado, autorganización!