Pepe Gutierrez Alvarez, Estado Español
En estos momentos en los que el PP trata de darnos lecciones sobre el holocausto , no estará de más recordar que Fraga en su momento prólogo un libro negacionista sobre “la solución final”.
La relación entusiasta del franquismo con el III Reich significó, entre otras muchas cosas, Guernica por ejemplo, el pasaje (evitable) de varios miles de exiliados españoles por los campos de exterminio nazis. De esta manera sucedía que mientras los vencedores combatían por el III Reich, los perdedores lo combatían, los más afortunados en la resistencia francesa, en tanto que otros conocían el abismo del holocausto. Pero mientras que la División Azul continúa siendo agasajada, los supervivientes de los campos de exterminio no empezaron a ser considerados hasta fechas recientes.
Aunque la existencia de los campos era conocida por los mandatarios de un lado y otro, no tuvo que pasar bastante años para que la “memoria” de las víctimas fueran reconocida, especialmente por los hebreos, que fueron el principal objetivo criminal de la maquinaria nazi. En el cine, esta historia también necesitó su tiempo…
Aquí no fue hasta finales los sesenta que el “Shoah” irrumpió sin cortapisas en las librerías, diarios y revistas y por supuesto, en las pantallas, pero la llamada “España nacional” ha mantenido un silencio prudente como lo ha hecho con tantas otras páginas de la barbarie fascista. Precisamente durante estos días se han celebrado homenajes en pueblos y ciudades “del cambio”, en homenaje a los españoles –republicanos por supuesto- que sufrieron las consecuencia de la entrega que los vencedores hicieron para que estos acabaran el mayor descenso a los infiernos conocido por la humanidad.
La pretensión de conectar el holocausto con el régimen sionista es una maniobra repulsiva en la que ha caído el señor Casado, tan dado a la falta de respeto más elemental a las víctimas. El holocausto o “solución final” no fue unilateralmente una mera cuestión de “razas”. No hay duda de que el factor fundamental fueron las tradiciones antisemitas arraigadas desde la antigua roma y que tuvieron especial esplendor en la España de la Inquisición y en la Rusia zarista, pero no fue solamente eso. Hubo alemanes que dieron la vida luchando contra ella u judíos que traicionaron. Salvo las minorías revolucionarias, los perseguidos raramente encontraron apoyo en los gobiernos liberales. Nadie ignora que los Aliados sabían que pasaba y que no hicieron nada al respecto…
Otra cosa es la usurpación sionista. Israel apoyó desde incondicionalmente el “Apartheid” sudafricano desde 1948 o sea, una aplicación en la misma línea racista y exterminista. La salida sionista podría resumirse así: hacer pagar a Occidente creando un Estado asentado sobre la expulsión de los palestinos, que pasaron a convertirse en un pueblo sin tierras.
El señor Casado le da la vuelta al aguante de la verdad y trata de escapar del lugar de los cómplices para tratar de hablar en nombre de las víctimas. Ayer estuvieron con los verrugos, y hoy lo vuelven a estar con un mero ejercicio de ignorancia y cinismo. Este tipo de cosas no pueden quedar así…
