Debido a que la crisis en las alturas no ha podido cerrarse todavía, los acontecimientos políticos en Perú cambian súbitamente. Hasta ayer lunes la administración PPK parecía convencida de que tenía que renunciar por la presión de los poderes facticos y el “bien de la nación”. No obstante, PPK, acaba de pedir la copia certificada de la moción de su vacancia por parte del Parlamento para elaborar su defensa legal y política cuando se presente al Pleno congresal este jueves 21 de diciembre. Es decir que va a luchar porque se respete su mandato constitucional.¿La última batalla de PPK?
Esta cuestión podría implicar varias cosas. Que la débil estructura partidaria y “sus bases” han generado un suspiro de esperanza en PPK (ilusionándolo con movilizar miles de personas en todo el país para defender su investidura), para no dimitir o que los bandos en pugna no han podido llegar a un acuerdo político en las alturas o que EE.UU. le ha dado un espaldarazo al presidente o todas las opciones juntas a la vez.
Como sea, la cuestión se torna más compleja y contradictoria. Es difícil bajo este contexto de volatilidad de características explosivas que la mayoría popular respalde a PPK teniendo en cuenta que su aprobación según las últimas encuestas es solo del 18%. La desaprobación no es un invento o maquillaje de cifras sino, por un lado, producto de las pugnas internas en el partido oficialista que no han permitido a PPK vislumbrar una visión de liderazgo claro y presidencial (por querer seguir aplicando una política económica neoliberal con la que la gente ya no sintoniza -lo que le granjeó varios conflictos sociales y escándalos-), y por otro, por haberle mentido al país respecto a su relación con Odebrecht.
Y en efecto, como dice el dicho “si no puedes poner orden en casa peor vas a poder ordenar el vecindario” (más aun con un partido de cuadros unidos solo por el oportunismo y arribismo político social que se expresa en declaraciones desordenadas de Sheput planteando adelanto de elecciones y Violeta planteando la resistencia). A esta cuestión hay que agregar los escándalos que rodearon a PPK desde su toma de posesión como el negociazo del asesor Moreno, el fracaso de políticas públicas como el tan sonado destrabamiento, el fracaso del crecimiento económico (y las políticas fiscales del ex ministro Thorne), la captación de nuevas inversiones y la reconstrucción del Norte del país. Todo esto está presente en el imaginario popular y se expresa en la encuesta de IPSOS (https://elcomercio.pe/politica/ipsos-57-favor-ppk-deje-cargo-presidente-noticia-482244).
Pero al menos que EE.UU. haya decidido respaldarlo, esta cuestión parece no interesarle a PPK, quien, por no poder llegar a un acuerdo con la oposición, se enterca en querer seguir en su cargo a pesar que ha perdido legitimidad y moral para gobernar la nación. Sería la última batalla de PPK.
Así las cosas, si PPK lograse superar la vacancia, tendría que formar un nuevo gabinete de ancha base (jalando cuadros políticos de diversos partidos), para que le dé un respiro. Pero este aliento será corto.
¿Vizcarra vs. PPK? ¿Francis Underwood en House of cards?
“…mi compromiso es con la gobernabilidad respetando la Constitución y las instituciones democráticas, sin importar los colores políticos…”, redactó el vicepresidente Martin Vizcarra (15/12/17). Cuestión que también fue muy cuestionada por el congresista Gilbert Violeta.
Pero ¿que expresan las declaraciones del vicepresidente? En primer lugar, que se prepara para asumir la banda presidencial. En segundo lugar, que aunque es normal que en el marco de la gobernabilidad el vicepresidente trate de defender la investidura presidencial, al parecer es una iniciativa personal y no coordinada con PPK.
El asunto es que después de ese twit Vizcarra dio un giro en defensa del mandato de PPK. PPK siempre destacó la figura de Vizcarra en la campaña electoral señalando que si cualquier cosa le pasaba (por su edad y salud) él iba a reemplazarlo dejando en buenas manos al país. Una vez en el poder, PPK, le dio la estratégica cartera de Transportes. Y es un secreto a voces que éste no podía hacer nada sin el beneplácito de la viceministra Fiorela Mollinelli que fue quien tras bambalinas firmó el escandaloso contrato del aeropuerto de Chincheros produciendo la renuncia de Vizcarra a su cartera, para luego pedir la embajada de Canadá.
Desde entonces ha sostenido un perfil bajo. En verdad, Vizcarra no parece tener la personalidad maquiavélica de Francis Underwood en House of Cards sino más bien la de Garret Walker, el presidente confianzudo y destituido por su vicepresidente Francis. Aunque en las cuestiones del poder uno nunca sabe.
La vacancia presidencial como boomerang, “vacancia para todos los congresistas”
Así las cosas, si PPK lograse reunificar su partido y replantear sus alianzas (negociando votos de las diversas tiendas políticas), y defensa legal (a contratado a uno de los referentes del Foro Democrático que luchó contra la dictadura fujimorista y ex embajador del Perú en la OEA: Alberto Borea Odrìa), pues podría superar la vacancia. En todo caso la “pelota estará en la cancha” del izquierdista Frente Amplio, que está recibiendo mucha presión del bando democrático liberal para que desista del pedido de vacancia.
Pero de superarla solo sería cuestión de tiempo para que entre de nuevo en crisis ya que el fujimorismo no se va quedar con los brazos cruzados frente a esta nueva derrota. Va tratar a diestra y siniestra de derrocarlo y la guerra será más despiadada. Y si al final la vacancia se impone, pues, el apro-fujimorismo quedará un poco desgastado. Pero a ellos no les importa.
¿Cierre del Congreso?
Algunos intelectuales piensan que una victoria de PPK podría generar las condiciones para el cierre del Congreso. Es más, el colectivo No a Keiko también viene impulsando la consigna del Cierre del Congreso. No obstante, PPK no tiene el carácter para hacer eso. Él solo quiere salvar su “pellejo” y llegar a un acuerdo político con la oposición golpista. Los únicos que pueden imponer esa consigna es el movimiento social. Pero éste per se tampoco va lograrlo si no radicaliza sus medidas y su estrategia política.
Sheput y la estrategia del adelanto de elecciones
Por otro lado, el congresista oficialista Juan Sheput está planteando la consigna de adelanto de elecciones como una supuesta estrategia para arrinconar a los apro-fujimoristas. Pero se equivoca Sheput si cree que con eso los va asustar, pues, según el nuevo sistema de repartición de votos, basta con que el fujimorismo saque 23% (como lo hizo en las elecciones pasadas), de los mismos para que al final de la distribución termine con 72 congresistas como ahora. A esto hay que agregar que el fujimorismo y el aprismo son los partidos más fuertes (orgánica y económicamente), en este momento.
La asamblea constituyente insurgente como salida de los trabajadores
Es en este marco que se están convocando movilizaciones ciudadanas contra el golpe de estado parlamentario mientras que la CGTP ha convocado a una movilización para el jueves 21 de diciembre (cuando PPK se va a presentar el pleno congresal), pero con la consigna de “que se vayan todos”. Esta cuestión a aperturado un debate a nivel de la vanguardia de izquierda porque cree que plantear, en este contexto, el adelanto de elecciones o la asamblea constituyente, es hacerle el juego a la reacción apro-fujimorista. El asunto es que, si bien es verdad, el golpismo puede querer nuevas elecciones generales para coronar a Keiko Fujimori como nueva presidenta del Perú, pues, no quiere una nueva Asamblea Constituyente, y menos una impuesta por la movilización insurgente y organizada de los trabajadores con su propio programa democrático y socialista.