DIARIO U DE CHILE. Karina Palma |Jueves 16 de noviembre 2017
Peter Hartmann, director del Comité Nacional pro Defensa de la Flora y Fauna (Codeff) de Aysén, explicó que actualmente, al interior del área marina protegida Pitipalena-Añihué, existen ocho salmoneras, de las cuales siete tienen problemas de enfermedades hidrotransmisibles y tres están funcionando fuera de las áreas concesionadas de forma ilegal.
Un informe del Comité Nacional pro Defensa de la Flora y Fauna (Codeff) de Aysén reveló irregularidades cometidas por las empresas salmoneras AquaChile y Multiexport, las cuales operan al interior del Área Marina Costera Protegida de Múltiples Usos (AMCP) Pitipalena-Añihue creada en 2015.
El texto advierte que los centros de engorda de salmones son foco infeccioso de enfermedades hidrotransmisibles y denuncia un uso intensivo de productos químicos para controlarlas. Esto se suma a las condiciones anaeróbicas de varias de estas empresas que impiden que se desarrolle la vida acuática.
Peter Hartman, director de Codeff Aysén, explicó que a pesar de ser un área marítima protegida la zona de Pitipalena-Añihué concentra ocho salmoneras. “Siete de ellas tienen problemas de enfermedades hidrotransmisibles y, a causa de eso, uso de pesticidas y antibióticos. Hay tres que están fuera de su lugar de concesión, es decir, están ilegales. Y otras cuatro han incurrido en situaciones anaeróbicas, eso matar todo lo que allí existe”.
“Estamos hablando de un área, entonces uno se pregunta cómo es posible que el Ministerio del Medio Ambiente y la Worl Wildlief Found (WWF), que son los que están a cargo permitan este tipo de cosas”, sostuvo.
Desde Codeff Aysén señalaron que el objetivo de un área marítica protegida es “conservar la calidad ambiental de los sistemas ecológicos fluviales, estuarinos y marinos y fomentar su conservación en el área de influencia, para mantener la integridad del paisaje, la biodiversidad y la productividad biológica”. Sin embargo, al convivir con empresas salmoneras esto no se cumple.
Hartman dijo que fue el propio Consejo de Ministros el que acordó, en el año 2014, que los centros de engorda de salmones siguieran funcionando en esta zona, de forma independiente al plan de funcionamiento o explotación del área bajo protección.
Héctor Kol, licenciado en biología y miembro de Programa Marítimo, comentó que una auditoría realizada por la Contraloría General de la República al Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca) y a la Subsecretaria de Pesca (Subpesca), concluyó que entre el 2010 y el 2015 estos organismos no cumplieron sus tareas de fiscalización y regulación en la zona.
En esa línea, manifestó que la creación de áreas protegidas no cumple el objetivo que se propone. “En este instante las epidemias salmoneras se extienden por dos mil 400 kilómetros lineales entre Puerto Montt y el Cabo de Hornos. La mitad del territorio marítimo del país está contaminado con enfermedades y productos químicos usados por las salmoneras para su control”.
“Yo no sé qué clase de protección es esa. Existe mucha parafernalia en la creación de parques protegidos, cuando la realidad es que contienen grandes cloacas flotantes dispersando enfermedades todos los días y generando condiciones de colapso ambiental”, afirmó.
Entre un 40 y un 90 por ciento de los antibióticos que se suministran a los peces por vía de la alimentación se descargan en el ambiente marino, contaminando los recursos pesqueros o concentrándose en el sedimento bajo las balsas salmoneras.
Entre los pesticidas más utilizados para el control de la Caligidosis o “piojo del mar”, se encuentra la cipermetrina y deltametrina, los cuales pueden provocar daños en el zooplancton, microalgas y peces silvestres.
