¡Valientes pueblos indígenas están luchando contra un gigante minero canadiense que está planeando abrir una mina de oro tóxica en el corazón de sus tierras amazónicas sagradas! Uno de estos pueblos se enfrenta a la extinción si este desastre sale adelante — ¡grupos de la sociedad civil nos piden ahora nuestra ayuda!
La compañía minera está cerca de conseguir todos los permisos — pero estos pueblos se las han arreglado para retrasar el proyecto recurriendo a los tribunales. Ahora, las crecientes pérdidas están llevando a los inversores a retirarse.
Es hora de atacar.
Los expertos dicen que a Agnico Eagle Mines, la principal empresa inversora en la mina, le importa su reputación internacional como líder en sostenibilidad. Si somos un millón los que les señalamos como responsables de este proyecto y le entregamos la petición a sus accionistas en su reunión anual, que tendrá lugar en unas semanas, podríamos cambiar las reglas del juego de esta descabellada aventura comercial.
Si la mina sale adelante, tendrán que construir además una presa para poder almacenar una montaña de basura química el doble de grande que el icónico pico Pan de Azúcar de Río de Janeiro. En 2015, se rompió una estructura similar más pequeña, soltando el equivalente a 20 mil piscinas olímpicas de residuos tóxicos a los ríos y al mar, y matando a 19 personas. Y, ahora, ¡el mismo ingeniero que dijo que esa presa era “100% segura” está a cargo de las labores de seguridad de esta mina!
Esta región es el hogar de 9 pueblos indígenas y de cientos de comunidades históricas. Uno de estos pueblos acaba de establecer recientemente un primer contacto con la “civilización moderna” — ¡ahora están dándose a conocer para luchar por su supervivencia!
Agnico tiene una influencia tremenda. Si se retiran, se acabó el proyecto. Pero su trabajo está pasando desapercibido y, sin la atención del público, seguirán inyectando dinero al proyecto. Un millón de pares de ojos mirándoles pueden convencerlos ahora de abandonarlo.
Vamos a dar la bienvenida a su reunión anual de Toronto a los accionistas con una campaña contundente, a mostrarles la desastrosa naturaleza del proyecto que están respaldando y a presionarles para que lo abandonen para siempre. Firma y comparte:
Desde Europa hasta Sudamérica y desde África hasta Asia, nuestro movimiento ha apoyado a los pueblos indígenas y a las comunidades locales a la hora de proteger los tesoros de nuestro planeta de poderosas corporaciones y mega proyectos. ¡Hagámoslo de nuevo por la Amazonía!
Con esperanza y determinación,
Luis, Diego, Flora, Danny, Alice y todo el equipo de Avaaz