Este 1° de mayo 2022 se da en un contexto de crisis sanitaria, económica y política, nos enfrentamos a un escenario mucho más polarizado socialmente; que se ha caracterizado los últimos años por masivas movilizaciones que han impugnado el modelo económico y a la corrupta casta política y empresarial.
Los abusos, la cesantía, bajos salarios, las miserables jubilaciones, la crisis de la educación y salud pública, el grave déficit de viviendas, la contaminación de zonas de sacrificio y el saqueo de nuestros recursos naturales; son el resultado de un modelo y sistema económico que ha enriquecido solo a unos pocos.
La falta de viviendas obliga a cada vez más familias a vivir de allegados o en campamentos de manera indigna. Junto a la brutal desigualdad que padecemos, se suma la opresión y racismo que existe contra los pueblos originarios y los migrantes. El capitalismo nos ha conducido a esta situación, donde la pandemia y la crisis económica, han acentuado la opresión y desigualdad a niveles nunca antes vistos.
Este modelo implantado a sangre y fuego por la dictadura Cívico-Militar, ha sido administrado por la derecha, después por la Concertación que le dio legitimidad a la Constitución de 1980 maquillándola un poco y poniendo su firma.
Hoy más que nunca debemos luchar para construir una genuina alternativa de los trabajadores y el pueblo; que defienda un programa que solucione los problemas que nos aquejan a la gran mayoría de los sectores populares.
Debemos luchar por una protección plena del empleo, la seguridad y los derechos laborales de todos los trabajadores. Por un salario mínimo de 600 mil pesos mensuales.
Es necesario frenar el desempleo. Por la reducción de la jornada laboral a 36 horas, sin recorte salarial. Esta medida es fundamental para terminar con la cesantía y para poner fin a las jornadas extenuantes que tienen miles de trabajadores hoy.
Debemos exigir el fin del sistema de AFP y plantear como alternativa un sistema solidario de reparto que entregue pensiones dignas, que sea equivalente al salario mínimo.
Establecer el derecho a la educación, la salud y la vivienda como derecho público y humano esencial. Impulsar una educación inclusiva, integral y digna, donde el lucro no tenga cabida. Es necesario luchar por un Sistema único de Salud Pública de alta calidad y acceso gratuito.
Garantizar el acceso a viviendas públicas dignas bajo gestión comunal y congelar los elevados precios de los arriendos y casas, que solo benefician a las inmobiliarias.
Nacionalización de las áreas económicas estratégicas y de todos los recursos naturales, con el fin de ponerlos a disposición del desarrollo del conjunto de la sociedad.
Es necesario terminar con el poder de los grupos económicos y transnacionales que someten a la mayoría de la población a la pobreza e incertidumbre cada día. El poder debe radicar en el pueblo y la clase trabajadora organizada; de manera que pueda participar en el control y gestión de la sociedad.
En relación a la policía y las FFAA, existe evidencia de sobra de su carácter represivo hacia el pueblo trabajador, la juventud y al Pueblo Mapuche. Por ello es necesaria la disolución inmediata de estas instituciones, acabando con su estructura verticalista y represiva. En su lugar, habrá que establecer una institución democrática controlada por la ciudadanía, donde la tropa elija su oficialidad y tenga derecho a sindicalización.
Hay que terminar con la discriminación contra la mujer. Por la igualdad de derechos. Igual trabajo, igual salario. Por un aborto libre, seguro y gratuito.
Por el fin a la opresión de los pueblos originarios. En relación al pueblo Mapuche, exigimos el fin inmediato a la militarización de su territorio y la devolución de todas las tierras usurpadas. Por el derecho a la autodeterminación de los Pueblos Originarios.
Es necesario entender que toda conquista puntual arrancada a la clase dominante bajo el capitalismo, inevitablemente se perderá en una futura crisis, por un alza de la inflación o por recortes sociales.
El capitalismo se ha mostrado incapaz de responder a nuestras necesidades y permitir el avance de la sociedad. Por eso es fundamental acabar con él y avanzar hacia una sociedad y economía que funcione para responder a nuestras urgentes necesidades; con una amplia y democrática participación en los diferentes planos de la vida.
Lo que se necesita es un gobierno de los trabajadores que, con el apoyo de las capas más amplias de la sociedad, tome bajo propiedad pública los bancos, las instituciones financieras y las grandes empresas que dominan la economía, todo bajo el control y la gestión democrática de la comunidad.
En esto consiste el funcionamiento de una sociedad de carácter genuinamente socialista, que es la alternativa que necesitamos construir ante la opresión y barbarie del capitalismo.
Socialismo Revolucionario.