Recordamos 2 fechas que tienen grandes repercusiones para los que hoy vivimos.
*El 19 de agosto de 1953 fue derrocado Mohammad Mossadegh, quien, hasta entonces, había sido el primer ministro más popular que había tenido Irán. Los servicios secretos y las corporaciones petroleras británicas y norteamericanas orquestaron un golpe para deponer a este gobernante democráticamente electo que nacionalizó los hidrocarburos.
Al igual que en otros casos similares que se han dado en el planeta, la CIA impulsó protestas populares desestabilizadoras. Por aquellos años no hablaban de defender la democracia contra la dictadura, sino de socavar el peligro comunista (pese a que Mossadegh era anticomunista) y dieron paso a una feroz monarquía absolutista.
Quien a hierro mata a hierro muere. Un cuarto de siglo después, la tiranía del Shá fue acabada por movilizaciones multitudinarias que luego crearían a la actual república islámica de Irán, la misma que se ha convertido en el principal enemigo de Washington y Londres en su región.
El 21 de agosto de 1940 en el que un agente de Jose Stalin asesinó en su exilio mexicano a León Trotski, quien fue líder del soviet (parlamento obrero) de la capital rusa (San Petersburgo) en las revoluciones de 1905 y 1917 y luego fue el creador y jefe del Ejército Rojo que en la guerra civil rusa (1917-21) derrotó a más de una docena de países o movimientos armados anti-bolcheviques.
A la muerte de Lenin se aliaron varios dirigentes de su entorno para pedir que el liderazgo recaiga en él. Luego Trotski cuestionó lo que él llamó la burocratización soviética y la creación de una nueva oligarquía impuesta con terror en casa y que hacía pactos con los nazis, con quienes en 1939-41 se repartió Polonia, iniciándose la II Guerra Mundial.
Dos años antes de su muerte, Trotsky fundó la IV Internacional llamando a revoluciones sociales contra el capitalismo y a una revolución política en Moscú. Si asesinato consolidó a Stalin y ayudó a que la ola de rebeliones populares al final de la II Guerra Mundial fuese canalizada por partidos comunistas adeptos a él, mientras que los trotskistas fueron marginados o reprimidos.
Isaac Bigio. Politólogo economista e historiador con grados y postgrados en la London School of Economics
