por Gonzalo Matner
No se trata de humillar a nadie cuando se expresa la postura política de negarse a incorporar a ciertas fuerzas a un bloque de izquierda que seleccione un candidato presidencial entre socialistas, comunistas, frente amplistas e independientes y que compita con un bloque de centroizquierda, o como quiera llamarse, y con la derecha. La segunda vuelta permite dirimir entre las dos opciones principales en juego. Así funciona mejor la democracia, con claridad y posturas en competencia, no acomodos artificiales que después dan lugar a gobiernos incoherentes y paralizados.
Y llegado el momento, la constitución de mayorías supone pactar sobre bases claras. Antes de ese momento, ¿no es acaso legítimo no querer una alianza con el partido liberal que apoyó a Piñera en su primer gobierno y se salió hace poco del Frente Amplio porque no estaba dispuesto a ninguna alianza con el PC, postura que ahora cambia solo por afanes electorales? ¿O con un PPD que apoya políticas económicas neoliberales, tiene expresiones de xenofobia y apoya la militarización del país?
Esto no es maledicencia, es la simple lectura de la carta que envió Heraldo Muñoz a los empresarios y de las posturas del principal economista PPD, Rodrigo Valdés, que se opone a royaltys, impuestos a los super ricos, negociación colectiva por rama y todo lo que contiene un programa económico de izquierda. O la lectura de las entrevistas de Heraldo Muñoz sobre los extranjeros («no pueden venir a quitarle el trabajo a los chilenos») o su tenaz oposición a buscar un acuerdo con Bolivia para manipular sentimientos nacionalistas en su favor. Y observar como votaron Guido Girardi y los senadores PPD (con excepción de Adriana Muñoz) para otorgar a las fuerzas armadas funciones policiales que ni siquiera la constitución del 80 les otorga, permitiendo que fuera aprobada un reforma constitucional que por suerte bloqueó la Cámara. Esa es la evidencia.
Constatar diferencias políticas sustanciales no es querer humillar a nadie. Tampoco es humillar a nadie rechazar la exigencia de una lista parlamentaria única entre fuerzas políticas que no comparten un mismo proyecto, con el solo fin de asegurar posiciones en el Congreso.
Y luego afirmar que el PS de hoy es el partido de Salvador Allende no es más que un sarcasmo irrespetuoso.
Hago una sola pregunta: ¿qué diría Allende de una dirección que cuenta en su seno con el jefe de gabinete de un alcalde acusado de delitos de corrupción y connivencia con condenados por narcotráfico? Por mucho menos Allende dividió, léase bien, dividió el Partido Socialista. Lo hizo en 1952, por negarse a apoyar al ex dictador Ibáñez. A una persona de principios inclaudicables y que está inscrito en la historia chilena y universal no se lo trajina así no más. Elizalde debiera al menos medir sus palabras y mantener un poco de decoro y de pudor.
EL SISTEMA democratico COMO LO ENTIENDE MARTNER ES UN SISTEMA CON EL MAYORITARIO.
LO CUAL ES ABIERTAMENTE ANTIDEMOCRATICO.
EL SUGRAGIO UNIVERSAL ES APLICABLE SOLO CON EL SISTEMA PROPORCIONAL,QUE GARANTIZA UNA REPRESENTACION HONESTA DE LA CIUDADANIA.
EL MAYORITARIO,IMPUESTO ENTRE «»GALLOS,LAGOS,PPD,PS Y OTROS OSCUROS AGENTES DEL SISTEMA PINOCHET—SIN PINOCHET,ES CONTRARIO A CUALQUIER MOMENTO DEMOCRATICO AUTENTICO.
Unidad nacional,olerancia ,tino ,mesura es lo que añora la ciudadanía , quien dijo que los votos tienen dueño , el
Plebiscito reciente mostró que el 80/20 de los chilenos no son de izquierda ni de derecha , son chilenos conscientes que tienen en su mente lo que significa la polarización y la demagogia.
Esperemos que los principios universales hayan sido madurado en estos días pero los líderes y responsables de la marcha del país , con ello nos muestren en días próximos que reflexionaron y corrijan su rumbo.
Por qué así sea,los Chilenos nos pondremos de pie !!!
Un ciudadano corriente.