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Trotsky: el profeta

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Pepe Gutierrez Alvarez

TIEMPOS DE DERROTAS…Recordemos que en la célebre trilogía de Isaac Deutscher, allá en su capítulo del final de guerra “contra” rusa (1919-1921), Isaac habla de “Derrota en la victoria” en tanto que, en la parte final, cuando ya solamente quedan una exigua minoría bajo la bandera de la Internacional habla de “Victoria en la derrota”.

Daniel Bensaïd cita el caso de Juana de Arco que fue quemada viva, pero hasta los posfascistas la utilizan ahora….contra el 1 de mayo, y la historia está repleta de ejemplos similares. Sobre Trotsky y su escuela (en la que entra toda la izquierda crítica), hasta tenemos un sesudo estudio: el de Sergi Rosés Cordovilla en “Bibliografía de les obres de i sobre Trotsky editadas a España” (sergiroses@gmail.com), sobre el que se podrían realizar numerosas ampliaciones.

Básicamente se puede decir que el antiStalin fue uno de los últimos grandes gigantes del socialismo cuya principal característica fue la de saber ofrecer respuestas valiosas en los diversos momentos de su trayectoria militante. Fue un “clásico”, no porque dijese la última palabra, sino porque demostró su falta de prejuicios a la hora de analizar los cambios en la situación. No hay pues un solo Trotsky, hay muchos. No es alguien que se consulta para verificar lo que es correcto, sino, como se hace con todos los clásicos, para asimilar como respondió en momentos extremadamente complejos y como supo cambiar el paso cuando entendió que era necesario y contrastar siempre desde el aquí y el ahora, buscando llegar a las mayorías posibles. Por lo demás, Trotsky fue un gigante, pero, obviamente, no estuvo exento de defectos y contradicciones.

Nos encontramos pues ante una investigación que nos permite hacernos una idea de la amplitud de dicha bibliografía trotskiana (más de 400 páginas) que podemos dividir en tres fases históricas diferenciadas, la de la primera mitad de los años treinta (1930-, la que se abre en el 68 hasta finales de los setenta y finalmente, la actual. Entre medio se dan episodios o brotes muy específicos.

Primero. Abarca desde la creación de la ICE hasta la ruptura de 1935. En esta fase se publican sus obras más conocidas, sus artículos sobre la URSS, España, Francia, pero ante todo sobre Alemania…

Entonces, Trotsky seguía siendo pues el más emblemático líder vivo del comunismo inicial, en tanto que su propuesta política central (el frente único contra el fascismo), aparece como una alternativa correcta frente a los desvaríos estalinistas del “socialfascismo”. Expresión de esta buena línea será la revista “Comunismo” –con mucho, la mejor de la época-, la influencia en la evolución del BOC de Maurín así como el prestigio logrado en la emergente izquierda socialista.

Esta fase acaba con la victoria nazi y el suicidio del proletariado alemán (y austriaco), y con el giro operado por la URSS y el Komintern, dos factores determinantes para lo que pudo ser una extensión revolucionaria acabara en el mayor desastre humanitario jamás conocido: la II Guerra Mundial.

Evidente, en 1940 los llamados trotskistas eran el colmo de los perdedores, pero en los años sesenta esta historia comenzó a cambiar. Actualmente aparece como un corriente importante, muy presente en Portugal y Brasil, por citar dos ejemplos. En lo que llamamos España puso las bases político-organizativas del proyecto de Podemos ante que llegaran los hiperlíderes y los secretarios.

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