Max Murillo Mendoza
Tribuna Boliviana
El afamado físico teórico inglés, Hawking, pidió hoy en la BBC a las élites más poderosas del mundo abandonar la tierra. Sus razones parecen justificables: cambio climático, crecimiento de la población y otros peligros cósmicos. Pero lo que no dice este genio de la física, es que su civilización es la destructiva de la tierra. El modelo de desarrollo y económico occidental, es destructivo, guerrerista, colonialista, imperialista, agresivo, extractivista, racista y totalitario. Ese modelo que privilegia al capitalismo más salvaje posible, donde sus mercados son el agujero negro injusto del que las llaves la tienen ellos; y a pesar de eso les ha llevado a guerras mundiales y todo tipo de guerras en contra del sur del mundo, simplemente con la intención de mantener a sus industrias de armas, que son las más rentables junto al narcotráfico, para imponer sus lógicas “democráticas” por donde se les antoje.
Las ideologías del progreso y desarrollo, inventos modernos de occidente, ya tienen desde hace mucho tiempo sus resultados absolutamente concretos: destrucción del hábitat humano y animal, contaminación brutal de mares, ríos, montañas, selvas y aire. Esas ideologías han destruido historias enteras sangrientamente, en los procesos coloniales y luego imperiales por todo el planeta. Dicha civilización ha dejado implantado poblaciones occidentales, que hasta hoy son el escollo más importante de nuestros pueblos, pues nunca entendieron nuestras realidades ni nuestras lógicas culturales y económicas. Por donde uno mira esos resultados de la culta y racional civilización occidental realmente observa destrucción y muerte. Barnizados política e ideológicamente por sus santos religiosos, sus tecnologías cibernéticas ciertamente interesantes y sus políticas de ayuda al desarrollo. Lavados de conciencia que han funcionado muy bien hasta ahora, porque las poblaciones blancoides y prooccidentales de nuestros países así lo copian e imitan todo lo que venga de sus países nodrizas.
A todas luces ya todo está muy claro; pero no es suficiente que esté claro, ahora se trata de generar fuerzas contrarias y alternativas a esos monstruos y colosos de occidente. Ellos destruyeron este planeta; sus sabios como Hawking ahora les piden a sus élites abandonar este planeta, para ir a destruir otros planetas porque ese modelo de eso se trata. Son los virus culturales y económicos del mundo y la llamada historia. Aunque su poder es inmenso todavía, por lo que asumen ese totalitarismo apabullante. Y por ahora las alternativas aún se dejan esperar en todo el mundo. Nosotros, desde la periferia, tenemos que reconstruir y deconstruir nuestras lógicas aplastadas y maginadas por la colonia, y continuadas en limpio por la república. Inmensas tareas económicas, ideológicas, Estatales y de construcción de los nuevos tejidos sociales, llevarán mucho tiempo de trabajo constante y de años.
Pues por todo el mundo se tiene que reconstruir las maneras de compartir, de vivir en armonía con la naturaleza, de vivir aprendiendo a tolerar a las culturas distintas, de rescatar a los pueblos occidentales engañados por sus élites guerreristas y sanguinarias, de construir teórica y prácticamente otros tipos de Estado y no las imitaciones burdas occidentales que son hoy. Tareas gigantescas, nada sencillas y que probamente nos lleven generaciones para salvar nuestros hábitats, nuestras mentalidades, nuestros tejidos sociales y ojalá así dejar un planeta más sano para las nuevas generaciones. Un planeta menos guerrerista y occidental, un planeta por fin más humano. Que las élites destructivas se vayan, pues sabemos que destruirán todo lo que encuentren en el universo: esa es la lección que tenemos de la historia moderna.
Sí, reconstruir, deconstruir, armar otra vez tantas herencias milenarias que han funcionado sosteniblemente: Estados, lógicas económicas, tejidos sociales y culturales comunitarios, ciencias más amigables con la naturaleza, es decir con nuestra casa y la única, recomposiciones del espíritu humano para entender que no tenemos más alternativas que compartir este mundo de manera espiritual, humana, solidaria. Que el vivir y morar en este planeta sea realmente un paso y paseo sin sufrimiento, sin explotaciones sanguinarias y guerristas. Que la vida en la tierra no sea el valle de lágrimas que es, sino algo cercano a los cuentos de los paraísos de tantas culturas.
El cinismo de las élites occidentales, y ahora de otras también, es igual a su historia en estos siglos. Después de destruir la tierra, se irán y abandonarán en consecuencia a miles de millones de habitantes, afectados globalmente con el modelo de desarrollo y progreso contaminante, segregador social y cultural. El tiempo ya está en contra de la inmensa mayoría de la humanidad, porque vemos con nitidez la desaparición de especies de animales, se nieves de las montañas, de peces en los ríos, de selvas, de bosques y planicies. Se requiere tomar medidas radicales y prácticas en contra del modelo; eso es vencer y saltar por fin a las ideologías destructivas de lo que se llama modernidad: desarrollo y progreso. Monstruos ideológicos que se han impuesto a sangre y fuego.
La Paz, 21 de junio de 2017.