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Chile atraviesa una de las mayores catástrofes de la historia, un incendio forestal que recorre sus llamas por 7 regiones. Esta catástrofe, ha causado hasta el momento cerca de 1.049 personas albergadas, 3.810 damnificadas, 11 fallecidas y un total de 1.103 casas consumidas por el fuego según datos de la ONEMI. Dentro de los territorios afectados se encuentra San Jorge, un poblado cercano a Concepción, donde junto a su familia residía Silvia Ulloa Copelli, quien perdió su casa por las llamas.
Era el jueves 26 de enero. Los incendios forestales nuevamente aparecían en la agenda noticiosa, como en cada verano, pero nadie pudo adivinar que estos serían distintos, más feroces. La señora Silvia Ulloa Copelli, como de costumbre, se levantó temprano a trabajar. Desde San Jorge, la localidad donde vive, existen cerca de 18 kilómetros para llegar a Concepción, por lo que debía levantarse con más antelación, cruzar la carretera en una pasarela de tipo mecano que instalaron hace menos de 2 años, que pese a no ser muy resistente agradeció, pues antes de ella tenía que cruzar corriendo y esquivando los autos para llegar al paradero.
Mientras esperaba el bus que la transportara a Concepción, vio su población al otro lado de la carretera, entre los cerros, rodeada de plantaciones de eucaliptos, con esa tierra seca y agrietada que solo provocan las forestales. Y allí en medio de esos cerros, observó por última vez su casa junto a la de sus vecinas/os, viviendas sin agua potable, expectantes a la visita de los camiones aljibes que llegaban con agua una vez al día. Tomó la locomoción y partió a trabajar.
El momento en que San Jorge ardió
Durante el día, los incendios habían alcanzado localidades como Penco, Palomares y Chaimávida, esta última muy cercana a San Jorge. Silvia recuerda que mientras trabajaba recibió una llamada para advertirle que el fuego se acercaba a su casa, pero al momento de saberlo ya no podía hacer nada, habían cerrado la carretera y solo le quedaba esperar.
Las personas comentaban que San Jorge se quemaba por completo, habían evacuado a la mayoría de las personas de la población. Por la cantidad de incendios en la región, solo había un carro de bomberos en el sector combatiendo el fuego y la estructura de la carretera dificultaba su labor. Cuando Silvia pudo llegar, se enteró que solo fueron dos las casas afectadas por el fuego, entre ellas, la suya.
La ayuda después de perderlo todo
A días de haber transcurrido el incendio, Silvia se encuentra más tranquila, ha estado viviendo con una vecina y declara que ha conversado con diversas instituciones para solucionar las necesidades que el fuego le dejó. Entre lo que ha podido gestionar se encuentra: el subsidio para recuperar su casa, la entrega de útiles de aseo y alimentos para la familia. El día miércoles 01 de febrero, recibe por parte de la Municipalidad una casa prefabricada, pero reconoce que aún existe un problema que le afecta: el baño.
El día lunes 30 de enero, Silvia y las demás personas afectadas de la comuna de Concepción, se reunieron con el alcalde Álvaro Ortiz y otras autoridades. Dentro de los temas que se abordaron en la reunión, se tocó el punto de crear una ley que prohibiera a las personas andar con bidones de bencina, por los supuestos pirómanos que estarían detrás del fuego. Sin embargo, a los afectados les incomoda esta decisión debido a que el fuego se logró controlar en medida del uso de esta misma sustancia, pues las motosierras que usaron para hacer cortafuego funcionan en base a bencina.
¿Quién tiene la responsabilidad de estos incidentes?
San Jorge, como la mayoría de los sectores afectados por el fuego como Hualqui, Florida, Penco, entre otros, cuentan con grandes extensiones de pinos y eucaliptos, plantaciones forestales que pertenecen en su mayoría a las forestales Arauco y CMPC.
Estas especies, introducidas mediante el monocultivo en el suelo chileno por las mismas empresas forestales, han desencadenado problemas medioambientales como la desecación del suelo, dejando sin agua a comunidades como la población de San Jorge y otras en Florida, por mencionar algunas. Y sumado a lo anterior, han ayudado a expandir el fuego por las resinas combustibles que presentan estos árboles.
Desde diversas comunidades y lugares, se está pidiendo el fin a este rubro empresarial que solo ha desencadenado problemas para los habitantes de comunidades rurales e indígenas. Así mismo lo declara Silvia, quien cree que las forestales y la CONAF (La Corporación Nacional Forestal) poseen una gran responsabilidad en lo que está sucediendo en todo el país.