En Estados Unidos anualmente mueren unas 60 mil personas porque al enfermarse de gravedad deciden no acudir a un hospital por los costos de la salud. Otros 35 millones (según datos oficiales) carecen de seguro médico porque no tienen para pagarlo. Al mismo tiempo, hay más de 100 mil muertes anuales por sobredosis de drogas. Golpeando este último flagelo, especialmente, a la población de hombres blancos de las periferias de grandes ciudades. Por otro lado, desde el 2000 se ha producido casi un millón de suicidios en todo el país.
Wendy Brown, actualmente una de las principales pensadoras estadounidenses, habla de las «ruinas del neoliberalismo» en su país. Dice que las políticas neoliberales que se vienen aplicando en EE.UU desde Reagan, basadas en reducir lo público y desregularizar la economía, han creado una sociedad de pocos ganadores y muchos perdedores. Poniendo en la cúspide de la riqueza y el poder a una mega minoría de hombres mayormente blancos que, como denuncia Bernie Sanders, ya no se conforman con acumular cantidades de dinero que ni en 10 vidas podrían gastar, sino que ahora han decido comprar directamente las elecciones.
El capitalismo tecno-financiero hoy en auge cada vez beneficia a menos personas. Y con ello, está empujando la gente a la desesperación. En medio de discursos sobre distopías tecnológicas y falsas promesas meritocráticas. Por ello Estados Unidos, epicentro de esa forma capitalista, es campeón mundial en drogadicción y muertes por sobredosis. Y ahora viene un presidente populista reaccionario que prácticamente solo nombra a billonarios para su gabinete. Entre ellos varios que solo hablan de recortes y desregulación. Es decir, quieren apagar el fuego con gasolina…
En medio de ese lúgubre contexto, es que el asesino del CEO de una aseguradora se convierte en héroe. En la nueva referencia de esa mayoría de perdedores estadounidenses. Quienes endiosando el matador de un multimillonario canalizan su malestar, frustraciones y resentimientos acumulados. En un país -y un mundo- en el que ya ni siquiera es posible imaginar algo distinto al injusto orden existente.
El joven de la imagen es Luigi Mangione. El asesino del CEO. Nuevo héroe popular de la nación más rica y poderosa del mundo.