Embajada de Cuba
Santiago, 13 de julio de 2021
Al Consejo Nacional del Partido Demócrata Cristiano de la República de Chile.
He conocido la Declaración del Consejo Nacional de la Democracia Cristiana sobre la situación en Cuba, sobre la cual, no puedo menos que asombrarme de la sideral distancia que un partido que declara basar su acción en “cuatro valores esenciales: la libertad, la justicia, la solidaridad, y la fraternidad”, escoja el camino de denostar de un país, por razones puramente políticas e ideológicas, que les apartan de los valores que afirman sostener. Y lo hacen, además, con una bien disimulada y lánguida mención al “bloqueo”, agrupándolo en una denominación genérica de “bloqueos”, como si el que se aplica contra Cuba no fuera, como es, un crimen de lesa humanidad por su carácter genocida, que ya se prolonga por más de sesenta años. Omitir la mención y la calificación que merece tal crimen cuando de Cuba se trata, resulta no solo ominoso, sino profundamente injusto y vergonzoso.
En Cuba, señores del Consejo Nacional, además de libertad, justicia, solidaridad y fraternidad, hay un pueblo soberano, unido y digno, que no permite vasallajes, ni se deja engañar y que está en capacidad, como lo ha demostrado en más de sesenta años, de defender su soberanía e independencia al precio que sea necesario, aun en las condiciones más difíciles, como las que ha provocado el criminal bloqueo o el azote de la pandemia, condiciones adversas que son aprovechadas muy aviesamente para atacar al país con falsedades y campañas de las que, triste y lamentablemente, se hace eco el Consejo Nacional de la democracia cristiana chilena. Y si fuera esto solo, pero no lo es. Con su declaración esa cúpula de la democracia cristiana le hace el juego a una macabra maniobra que pretende derrocar a las autoridades que soberanamente se ha dado el pueblo de Cuba, a través de una intervención que, utilizando el “fin humanitario”, muy parecido al que han aplicado en otros países, uno de ellos muy reciente, violan conceptos y derechos establecidos internacionalmente.
Habría que ver, señores del Consejo Nacional, si todos los militantes demócrata-cristianos apoyan su declaración, porque es de nuestro conocimiento que muchos de ellos reconocen, entre otros hechos concretos que muestran los valores de Cuba, haciendo gala de la sensatez y de la decencia que la buena conducta dicta, que:
– El cubano es un pueblo instruido, con el ciento por ciento de sus niños escolarizados, con una educación especial que proporciona atención a los infantes que, por sus capacidades limitadas, la requieren, en donde la educación, desde el nivel pre-escolar hasta la universidad, es gratuita y de la mayor calidad, donde la superación profesional no es patrimonio del que más dinero posea, sino del que más talentos reúna-
La mujer en Cuba disfruta de plenos derechos de trabajo y seguridad social, en condiciones de igualdad. Perciben salario igual por trabajo de igual valor, tienen derecho a la propiedad de la tierra, a recibir créditos bancarios, acceso a servicios de educación y salud gratuitas y de calidad, así como a sus derechos sexuales y reproductivos. Son el 60,5% de los graduados de la educación superior; el 67,2% de los técnicos y profesionales; el 49% de la fuerza laboral en el sector estatal civil; el 48,6% de los dirigentes, el 81,9% de los profesores, maestros y científicos; el 80% de los fiscales, Presidentes de Tribunales Provinciales, jueces profesionales y de la fuerza laboral en los sectores de la salud y la educación; el 53,5% en el sistema de las Ciencias, la Innovación y la Tecnología; y más del 64,2% del personal que presta servicios de colaboración en varios países del mundo.
-La esperanza de vida al nacer en Cuba es de 79 años, la mortalidad infantil es de 4,9 por cada mil nacidos vivos; el nivel de inmunización de la población cubana alcanza un 98%, y han sido erradicadas 14 enfermedades infecciosas, nueve no constituyen problema de salud y otras 29 enfermedades transmisibles están controladas. La industria médico farmacéutica y biotecnológica nacional asegura el 64,1% de los medicamentos.
-A pesar del injusto bloqueo, Cuba garantiza el derecho a la salud de toda su población, a través de un sistema de salud pública único, universal y gratuito y accesible al 100 % de la población sin discriminación de ningún tipo, con participación comunitaria, basado en la atención primaria, con el médico y la enfermera de la familia como su principal fortaleza.
-Cuba es el país mejor dotado en el número de médicos por habitantes, según la OMS, con más de 100,000 médicos activos y un indicador de 9 médicos por cada 1,000 habitantes. La tasa de médicos por 10 mil habitantes es de 80,2, la de estomatólogos de 15 y la de enfermeras de 79,3. En 10,782 consultorios del médico y la enfermera de la familia en las comunidades laboran 12,883 médicos. Se garantiza la atención médica integral al 100% de la población. Se ha fortalecido el Programa Nacional de las ITS/VIH/SIDA, con notables resultados. La prevalencia de VIH/SIDA en la población de 15 a 49 años es de 0,27%, garantizándose el tratamiento antirretroviral a todos los que lo necesitan. Cuba fue el primer país del mundo en recibir la certificación de la OMS por eliminar la transmisión de madre a hijo del VIH y la Sífilis.
-Desde 1960, más de un millón de cubanos han ofrecido servicios en 186 países, Chile incluido en tres ocasiones, en los años 1960, 2010 y 2015. En el sector de la salud, más de 1,500 millones de pacientes atendidos; más de 6,500,000 vidas salvadas; más de 2,900,000 partos realizados, y más de 10 millones de intervenciones quirúrgicas. Cuba participó junto a otros países y la OMS en la lucha contra el virus del Ébola en África Occidental.
-Para apoyar en el enfrentamiento a la covid-19, miles de profesionales cubanos de la salud pertenecientes al Contingente Henry Reeve, organizados en 52 brigadas, laboraron en 40 países, los que se unieron en esa batalla a otros más de 29,000 médicos que ya laboraban en 59 países. La OMS otorgó el Premio de Salud Pública en Memoria del Dr. Lee Jong-wook al referido Contingente, y miles de propuestas fueron cursadas en el último año a favor de otorgar a ese Contingente el Premio Nobel de la Paz.
-El programa de alfabetización cubano “Yo sí puedo”, merecedor del premio Rey Sejong de la UNESCO, ha permitido graduar a más de diez y medio personas de treinta países, y a más de un millón y medio en la post-alfabetización.
-Se han graduado en Cuba en las carreras de Ciencias Médicas 37, 333 jóvenes de 141 nacionalidades, de los cuales el 96 por ciento son médicos.
-La atención al adulto mayor cuenta con tres subprogramas: Institucional, Hospitalario y Comunitario, con predominio de este último, que garantizan la debida atención a este grupo etario.
-Cuba ha ratificado 44 instrumentos internacionales en materia de derechos humanos, de los 61 existentes (para aquilatar el dato, Estados Unidos ha ratificado 18).
Todo ello, estimados señores del Consejo Nacional, a pesar de ser un país con escasos recursos naturales, pero compensado por una política que privilegia la formación de recursos humanos, que ha permitido contar hoy con una comunidad científica que incluye más de 200 centros con más de 60,000 especialistas. Fruto de ello, en la etapa más reciente, son los cinco candidatos vacunales contra el covid-19, de los cuales ya dos son vacunas con eficiencia comprobada de más del 92 %, primeras vacunas en Latinoamérica y Caribe. Y a pesar también del cruel bloqueo de Estados Unidos que afecta severamente todas las facetas de la vida humana, económica y social.
Les he brindado toda esta información, que es solo parte de lo que Cuba posee, porque es mucho más lo que disfrutamos, y también lo que compartimos con los necesitados, dado que no damos lo que nos sobra sino que compartimos lo que tenemos, para que comprendan que el pueblo cubano es capaz de aquilatar el valor de estas realizaciones, y que las preservará y enriquecerá bajo cualquier circunstancia. Y que cuando se habla de “pueblo cubano”, como ocurre en su Declaración, muy frecuentemente, cuando de intencionalidad o de juicios sesgados se trata, se equivoca el sentido y el significado de “pueblo cubano”, al que, ciertamente, ustedes demuestran que no conocen. Al enviarles esta respuesta a su Declaración, me abstengo de abundar en la calificación de los términos que utilizan, inaceptables e impropios.
Pero, y como de decir las cosas con la verdad en la mano como corresponde cuando, una vez más afirmo, se actúa con decencia y sensatez, añado ahora, que el respeto es atributo supremo, porque Cuba no es una dictadura ni ustedes tiene derecho alguno a inmiscuirse en los asuntos internos de una Nación soberana, independiente y orgullosa de sí misma, para bien de los cubanos y salvaguarda de su bienestar y de su futuro.
Jorge Lamadrid Mascaró
Embajador de Cuba en Chile