Resumen Latinoamericano, 7 de diciembre de 2022.
El Presidente Pedro Castillo anunció que se convocará en el más breve plazo elecciones para un nuevo Congreso”. Además decretó toque de queda desde las 22:00 hasta las 4:00 a. m.
En un mensaje a la nación pasa a la ofensiva contra la agresión permanente de la derecha parlamentaria que tenía pensado derrocarlo a través de una votación amañada. Ahora habrá que ver cómo se sostiene esta situación que solo puede tener una resolución victoriosa si el pueblo se moviliza para respaldar la decisión de Castillo, que hasta el presente había mantenido una actitud de debilidad y ambigüedad.
Los legisladores derechistas fujimoristas que se encontraban en la Comisión de Fiscalización, escuchando el testimonio del exfuncionario Salatiel Marrufo, expresaron su rechazo a la medida y lo declararon inconstitucional.
“Está violando normas constitucionales, emplazamos a las Fuerzas Armadas para defender la constitucionalidad”, manifestó el congresista Héctor Ventura, titular del grupo de trabajo.
Durante su discurso, Castillo deslegitimó a distintas instituciones del Estado, entre ellas, el máximo representante de la Constitución.“El Congreso ha roto el equilibrio de poderes y el Estado de Derecho para instaurar la dictadura congresal con el aval, como ellos mismos manifiestan, de su Tribunal Constitucional”, manifestó.
El anuncio de Castillo se produjo cuando el mandatario se enfrentaba a un tercer intento de destitución en un año y medio de gestión impulsado por un desprestigiado Parlamento que iba a debatir su posible remoción por “permanente incapacidad moral”.
La Fiscalía investiga al mandatario en seis casos preliminares, la mayoría por presunta corrupción no comprobada, y su hipótesis es que Castillo usó su poder para lucrar a cambio de otorgar obras públicas. El presidente negó las acusaciones, pero no fue escuchado.
A pesar de las contramarchas permanentes de Castillo, lo cierto es que la derecha fujimorista no lo ha dejado gobernar desde el mismo momento que asumió el cargo, generando una tras otra maniobra desestabilizadora, que hoy iba a culminar vacándolo (quitándolo) del cargo. Castillo vio la jugada y en una decisión extrema de autodefensa disolvió el Congreso, algo que las bases que lo votaron lo reclamaban desde hace meses.
