Corrupción y desigualdad: otros peligros de #ConMisHijosNoTeMetas
En las últimas semanas, dos temas vienen marcando la agenda. Por un lado, los escándalos de corrupción que remecen al país y por otro, la campaña religiosa fundamentalista anti igualdad de género #ConMisHijosNoTeMetas. Estos dos temas aparentemente inconexos están menos alejados de lo que parece. Una sociedad igualitaria y democrática crea un sentido de comunidad y pertenencia que resulta un factor de protección contra la corrupción y es precisamente este factor de protección, que tanto nos cuesta construir, el que se ve socavado por la mencionada campaña.
La Igualdad previene la corrupción (1)
Estudios desde diferentes entradas corroboran una clara correlación entre desigualdad (social y económica) y corrupción.
En lo económico, un estudio comparativo en 129 países (2) concluye que la desigualdad en el ingreso incrementa los niveles de corrupción. Las personas de altos ingresos tienen mayor motivación y oportunidad para involucrarse en actos de corrupción, mientras que las de bajos ingresos son más vulnerables a la extorsión y menos capaces de monitorear la gran corrupción. Además, la desigualdad económica tiende a normalizar percepciones de corrupción generalizada.
En cuanto al género, diversos autores han mostrado una correlación entre una mayor participación de las mujeres en cargos políticos y menor corrupción (3). Esto se intentó explicar atribuyendo una mayor integridad e interés en el bienestar público a las mujeres, perspectiva que no logró sostenerse (no hay nada inherente a las mujeres que las haga menos corruptas que los hombres). Se concluyó más bien, que son los sistemas más justos los que explican al mismo tiempo una mayor participación de las mujeres en cargos públicos y menos corrupción (4).
Entonces, ¿qué es lo que hace que sistemas más equitativos y justos sean menos corruptos?
En sociedades más igualitarias, con mayor probabilidad se perciben intereses en común con otros y se genera un sentido de pertenencia a un orden social más amplio (5). Este sentido de pertenencia común se asocia a lo que se denomina “confianza social”: un don, un ideal que conduce a creer que las personas pertenecientes a distintos grupos forman parte de la misma comunidad moral. La confianza mejora la disposición de las personas a tratar con gente muy diversa. (6 – p. 230)
Es decir, cuando sentimos que tenemos algo en común con nuestros conciudadanos la motivación para infringir normas o apropiarse indebidamente de recursos que sabemos que nos benefician a todos se reduce, mientras que otros aspectos altamente deseables de la convivencia social, como una mirada positiva de las instituciones democráticas y mayor participación en política se elevan (6)
Entonces, para alcanzar este sentido generalizado de pertenencia común, clave en la prevención de la corrupción, resulta fundamental el reconocimiento igualitario de derechos. En este esfuerzo la inclusión del enfoque de igualdad de género en la política pública es central, lo mismo que el reconocimiento de derechos a personas sexualmente diversas.
Además, condiciones de equidad y justicia previenen la corrupción también porque cuanto más igualitaria y democrática es una sociedad menor será la vulnerabilidad de grupos específicos, menores los desbalances de poder, mejor la vigilancia y, por lo tanto, menores las oportunidades para la corrupción.
La desigualdad como proyecto político
No se puede negar que los fundamentalismos religiosos, como el que impulsa la campaña #ConMisHijosNoTeMetas, también ofrecen sentido de pertenencia, creando comunidades emocionales que satisfacen importantes necesidades sociales y existenciales (7). Sin embargo, se trata de sentidos de comunidad estrechos creados a costa de establecer subordinaciones (como cuando en la demanda que presentaron al Estado para vetar el currículo de educación nacional afirman diferencias de inteligencia entre hombres y mujeres) o de colocar en un horizonte distante a “otros” (personas de las comunidades de la diversidad sexual y de género) a quienes les niegan existencias habitables y ven como seres patológicos que no merecen la menor protección del Estado, mucho menos reconocimiento de derechos.
Que lejos está #ConMisHijosNoTeMetas de fomentar confianza social amplia y todos los beneficios de ésta para la vida social, constituyéndose por el contrario en una apuesta por la desigualdad, la discriminación y la violencia.
Desafortunadamente estaríamos frente a un proyecto que no se agota en la campaña de desinformación y mentira contra la igualdad de género en el currículo de educación nacional y que más bien estaría usando esta campaña como plataforma política para posicionarse, crear bases y avanzar en un proyecto político de más largo alcance. No sería nada nuevo, es solo ver lo que ocurre en países vecinos como Brasil donde el fundamentalismo evangélico tiene una representación parlamentaria contundente, que da la pelea para hacer retroceder al país en asuntos de género ganados hace tiempo. Representación parlamentaria en la que según el sociólogo Paul Freston (8), muchos son más corruptos que la media.
Referencias:
(1) Esta sección contiene ideas tomadas de: Motta, Angélica y Arón Nunez (2015) ¿Tiene algo que ver la ciudadanía sexual y la corrupción? En: Revista Argumentos No. 2 Año 9. IEP. Disponible en: http://revistaargumentos.iep.org.pe/articulos/tienen-algo-que-ver-la-ciu…
(2) You, Jong-Sung y Sanjeev Khagram (2005). “A Comparative Study of Inequality and Corruption”. American Sociological Review, vol. 70: 136-157.
(3) Nawaz, Farzana (2009). State of Research on Gender and Corruption. U4 Anticorruption Resource center-Transparency international. Disponible en <http://www.u4.no/publications/state-of-research-on-gender-and-corruption>.
(4) Hung-en Sung (2003). “Fairer Sex or Fairer System? Gender and Corruption Revisited”. Social Forces, vol. 82, n.º 2: 703-723.
(5) Rothstein, Bo y Eric Uslaner (2005). “All for All: Equality, Corruption and Social Trust”. World Politics, vol. 58, n.º 1: 41-72.
(6) Uslaner, Eric (2003). “Confianza y corrupción: sus repercusiones en la pobreza”. En: Raúl Atria et ál. (comp.), Capital social y pobreza en América Latina y el Caribe: en busca de un nuevo paradigma. Santiago de Chile: Cepal, Michigan State University.
(7) Balchín, Cassandra (2007) El Auge de los Fundamentalismos Religiosos: Argumentos para la acción. Awid. Disponible en: https://www.awid.org/es/publicaciones/el-auge-de-los-fundamentalismos-re…
(8) Freston, Paul (2016) (entrevista) Disponible en: http://protestantedigital.com/internacional/40605/Las_%E2%80%98bancadas_…