Mg. José A. Amesty Rivera
Si partimos de la premisa fundamental de que la migración de América Latina
hacia EEUU, ha sido generada fundamentalmente por las políticas de
norteamericanas hacia la región, es obvio que no es algo nuevo y que se ha
analizado, denunciado y puesto en el tapete internacional y mundial siempre.
No obstante, hay que siempre recalcarlo, y veremos algunos apuntes del caso
de Cuba.
Por ejemplo, en la década del año 1990 al 1999, Cuba sufrió la peor crisis
económica desde 1959, año en que triunfó la Revolución Cubana, pero gran
repercusión tuvo el recrudecimiento del bloqueo de EEUU que mantenía desde
1960, con el supuesto objetivo de dar el puntapié final al gobierno
revolucionario cubano.
Hay un dato histórico llamativo, la emigración inicia de América Latina hacia
EEUU, cuando el gobierno de Estados Unidos, que necesitaba trabajadores
para las industrias de defensa y, especialmente, para la agricultura, negoció
programas de trabajadores invitados con México y varias colonias y países del
Caribe. En la década de 1940, la población de latinoamericanos aumentó en
más de un millón, seguida de aumentos aún mayores en las décadas de 1950 y
1960.
Vale decir que la migración, en general, ha sido vista como producto de la
necesidad de los migrantes y no es así, ya que, en el caso cubano, el bloqueo
ha sido la principal causa de la migración.
Ya sabemos que el bloqueo norteamericano a Cuba, como a Nicaragua,
Venezuela, entre otros, considera medidas económicas, financieras y
comerciales, que busca oprimir por hambre, privaciones materiales y
enfermedades al pueblo cubano, afectando su calidad de vida, y como es
lógico sea un factor que estimule las personas a emigrar.
Sin embargo, la migración cubana, según el periodista francés Salim Lamrani,
no ha sido numerosa, ni fue superior a la habitual, de un país situado en la
periferia de la economía capitalista, y a pocos kilómetros de EEUU.
A su vez, se precisa que ni en el año 1994, cuando se dio la crisis de los
Balseros, Cuba no destaca en la oleada de emigrados hacia EEUU. Con lo
cual, como dice el profesor Salim Lamrani, «la ola de balseros fue más un
fenómeno mediático, que una verdadera realidad estadística».
Avanzando en el tiempo, en la década 2010-2019, Cuba tomó dos medidas
migratorias:
a) El gobierno cubano deja de otorgar permisos especiales para salir de la
isla, y solamente se exige la presentación del pasaporte corriente
actualizado y la visa del país de destino.
b) Prolonga de 11 a 24 meses, la autorización para que los ciudadanos
cubanos que viajen por asuntos particulares, permanezcan en el
exterior, incluso, la nueva normativa permite a los cubanos obtener
prórrogas en un consulado cubano, en el caso de exceder los dos años
de estadía en otro país.
Aun así, el registro migratorio cubano durante estos años, jamás traspasó los
límites que lo hicieran un fenómeno «sui generis», como ha tratado de
etiquetarlo la contrarrevolución cubana para arremeter contra el gobierno
cubano.
Aquí hacemos un apunte ideológico-político que refieren los
contrarrevolucionarios cubanos, al hacer ver que la migración en Cuba es
producto de: persecución política; porque en Cuba, no hay una democracia
establecida; porque en Cuba no hay libertad; cosas lejos de la realidad, ya que
como ya lo señalamos, la causa principal de la migración en Cuba, es el
bloqueo económico de EEUU contra Cuba.
En este sentido, EEUU debería destinar e invertir recursos, para mejorar las
condiciones económicas de los países emisores de migración, en lugar de
utilizarlo en más muros y seguridad de su frontera que se ha demostrado no
resuelve el problema.
Esto se lo han sugerido mandatarios de América Latina y fue promesa
preelectoral y al inicio de la administración de Joe Biden, pero no cumplió y se
agravó la situación.
La administración republicana, a la cabeza de Donald Trump ahora, está
haciendo lo contrario.
Entonces, no hay que destinar dinero, solo eliminar las sanciones que causan
el deterioro económico de los países y los empujan a la emigración.
Si el gobierno de EEUU permitiera relaciones comerciales normales e
inversiones que favorecieran el crecimiento de las economías de la región,
generaría empleos y beneficios económicos, lo cual frenaría la emigración.
Hemos visto que presidentes de EEUU inteligentes y con sentido común,
entendieron bien las causas y consecuencias de una emigración masiva y
desordenada de latinos hacia EEUU, por esta razón, cada uno, desde sus
propias perspectivas, visiones y contextos históricos, impulsaron políticas para
aliviar las causas de la emigración en países de América Latina.
Así que hay que insistir en la necesidad de cumplir con los acuerdos
migratorios, como vía para frenar la emigración ilegal y el tráfico ilegal de
personas.
Por otro lado, la inmigración está generando conflictos a lo interno de los
EEUU:
Según la inteligencia artificial, la salida de migrantes de Estados Unidos, podría
tener consecuencias económicas, sociales y demográficas.
Consecuencias económicas: disminución de la población, reducción de los
ingresos fiscales, pérdida de empleos para trabajadores menos calificados,
disminución de los salarios, aumento de la pobreza.
Consecuencias sociales: aumento de la discriminación y la xenofobia,
aislamiento de una clase marginal, desigualdades entre regiones,
desestructuración familiar, problemas de urbanismo.
Consecuencias demográficas: cambios en la demografía, superpoblación en
algunos distritos escolares, presión en los mercados de alquiler y vivienda.
Por otro lado, los inmigrantes contribuyen a la economía estadounidense de
diversas maneras, entre ellas: trabajando y generando salarios, pagando
impuestos, aportando sus tradiciones y perspectivas culturales, contribuyendo
al arte, la música, la gastronomía y la literatura.
El Consejo Estadounidense de Inmigración señala que, en 2022, los hogares
encabezados por inmigrantes indocumentados, pagaron 75.600 millones de
dólares en impuestos.
La única forma de frenar la inmigración es, y lo reiteramos, es eliminando sus
causas que son las condiciones económicas de los países emisores.
Finalmente, nos hacemos eco de las palabras del presidente colombiano
Gustavo Petro al referirse a la política migratoria de Trump (redadas y
deportaciones masivas de migrantes):
«No quieren haitianos, no quieren venezolanos, no quieren puertorriqueños, no
quieren colombianos… pues dejémoslos un rato solos a ver cómo les va. Creo
que somos nosotros los que nos vamos a ayudar entre nosotros. Quienes nos
echan se van a quedar solos. Y entre más solos, más pobres, más decadentes.
Entre más solos, pensando que son la raza superior, se van a volver más
nazis».
«más que las naciones, hoy tiene que surgir un nuevo cuerpo político, un nuevo
sujeto político que haga las revoluciones que hoy se necesitan. Eso se llama
humanidad. Por encima de la nación hay que decirle a Trump, hay que decirle a
Elon Musk, que la humanidad es más importante. Solo las naciones pueden
vivir si vive la humanidad. Y la humanidad puede vivir si es libre y si los seres
son libres en todo rincón del planeta».
«El que se debilita es el que se queda solo, yo creo que hay que construir un
concepto que existe, no en la política, y es que nosotros más que naciones
somos humanidad», comentó finalmente el jefe de Estado de Colombia.
11 de febrero, 2025