Tierra y Libertad
Marcos Muñoz. Profesor en Historia.
http://izquierda-revolucionaria.org/articulo/1503/tierra-y-libertad/
Hace 105 años nacía uno de los documentos políticos más importantes de la Revolución Mexicana, el “Plan de Ayala”, proclamado el 28 de noviembre de 1911.
Panorama político – social
La escena política mexicana se caracterizaba desde el siglo XIX hasta entrado el siglo XX por la disputa entre conservadores y liberales, hasta que estos últimos logran consolidarse primero con las presidencias de Benito Juárez (1858-1872) y posteriormente con la dictadura del General Porfirio Díaz (1876-1911).
El régimen del Porfiriato se sostuvo en la consolidación de los poderes federales, el Ejército, la policía, incluyendo la hábil participación de caudillos regionales. Esta consolidación del régimen le permitió lograr una época de crecimiento económico en desmedro de las mayorías populares. Fue así que el comercio exterior se multiplico entre 1977 y 1910, siendo los Estados Unidos el principal socio comercial. Las exportaciones de oro y plata se extendieron al zinc y al cobre. La modesta industrialización se centro en textiles, cemento, hierro y bienes de consumo. A partir de las inversiones extranjeras se extendió por todo el territorio nacional el ferrocarril.
Sin embargo, la actividad económica variaba según las regiones, produciendo estructuras sociales diferenciadas. El norte, se caracterizaba por ser una región minera y ranchera con obreros contratados como mineros y vaqueros. El valle central, producía trigo y otros granos en granjas medianas y grandes. El surcentral, cultivaba azúcar en tierras de campesinos arrebatas por los trapiches (molinos para extraer el jugo de la caña de azúcar u otros frutos). En Yucatán plantaciones de henequén (planta de la que se extraen fibras textiles) en la que nativos indios eran obligados a trabajar como peones. En estas distintas regiones, se iniciarían las primeras protestas de trabajadores urbanos que poco a poco consolidarían las primeras organizaciones obreras.
A pesar de este importante crecimiento económico, la burguesía nativa era débil. Y la pequeña y mediana no lograba gran desarrollo, como en otras partes de Latinoamérica.
Fiel a los principios liberales, Porfirio Díaz prohibió poseer tierras en forma corporativa, poniendo a la venta o en arrendamiento grandes extensiones que abrían las puertas a especuladores extranjeros, rancheros y políticos privilegiados. La medida afectaba los intereses económicos de la Iglesia, la gran propietaria de tierras del país. Pero fundamentalmente a los pueblos indígenas-campesinos, sentando las bases para un enorme movimiento de masas que podría ser organizado por la demanda de tierras.
Estalla la revolución
La figura de Francisco Madero, se instalo como el principal crítico al régimen de Porfirio Díaz, quien con un discurso republicano y democrático, fundó en 1910 el Partido Antireeleccionista. Dicha propuesta política seria el catalizador de toda una serie de demandas sociales postergadas.
El levantamiento se produciría en el marco de la sucesión presidencial, abriendo una profunda crisis política. Madero, cuya consigna central era «sufragio efectivo y no-reelección», fue proscrito y encarcelado. Tras fugarse convoco a un levantamiento armado contra la dictadura de Porfirio Díaz.
El 5 de octubre de 1910, Madero proclamó el Plan de San Luis Potosí, donde se desconocía y declaraba ilegal la elección presidencial en la cual Porfirio Díaz resulto ganador, invitaba a la población a sostener el ideal de sufragio efectivo y no reelección. Y en su artículo tercero establecía: «Abusando de la ley de terrenos baldíos, numerosos propietarios, en su mayoría indígenas, han sido despojados de sus terrenos (…). Siendo de toda justicia restituir a sus antiguos poseedores los terrenos de que se les despojo de un modo tan arbitrario…»1. Dicho plan debía ser llevado adelante mediante un levantamiento armado convocado en el mismo documento para el 20 de noviembre. Tal programa logro la mayor atención de las masas del campo.
En este marco el zapatismo emergió como una de las expresiones populares más notables de dicho proceso. Surgido en el estado de Morelos, donde las comunidades indígenas eran expropiadas por la expansión de las haciendas azucareras, se convirtió durante una década en un bastión de la insurgencia revolucionaria resistiendo las incursiones militares y las maniobras de las camarillas políticas que intentaban abortar el proceso revolucionario.
La primera fase de la lucha contra Porfirio Díaz terminó victoriosamente en mayo de 1911, con los acuerdos de Ciudad Juárez. Díaz debió renunciar, se convoco a elecciones, se pactó el cese de la lucha y lo que más preocupaba a las clases dominantes, el desarme de los insurgentes. En octubre Madero fue proclamado presidente. Todos los jefes insurgentes y sus ejércitos rebeldes entregaron sus armas, a excepción del Ejército Libertador del Sur, dirigido por Zapata. Estos exigían la entrega de las tierras para deponer las armas.
El Plan de Ayala
Cuando muchos jefes revolucionarios entraban en el juego de las camarillas políticas, Emiliano Zapata y su Estado Mayor se encontraban reunidos. En el medio del silencio más atento, Zapata daba lectura a un pequeño documento. Luego de leerlo, lo firmo y con su mirada penetrante se dirigió a los jefes de su Ejército Revolucionario, «el que esté de acuerdo, que pase y firme». Uno a uno, los generales, coroneles, capitanes y tenientes, pasaron y estamparon sus firmas en el documento. Entre ellos, los generales José Trinidad Ruiz, Otilio E. Montaño, Jesús Morales, Francisco Mendoza, Eufemio Zapata y Próculo Capistrán. Posteriormente lo hicieron los coroneles Amado Salazar, Agustín Cázares y Rafael Sánchez entre otros. También firmaron Manuel Hernández, Feliciano Domínguez y José Pineda Ambrosio López y 25 capitanes más, y al final el teniente Alberto Blumenkron. Así nacía uno de los documentos políticos más importantes de la Revolución Mexicana, el «Plan de Ayala», proclamado el 28 de noviembre de 1911.
El Plan de Ayala, plasmaba sus objetivos programáticos fundamentales, el cual comenzaba «…afiliados al Ejército insurgente que defiende el cumplimiento del Plan de San Luis Potosí con las Reformas que ha creído conveniente aumentar en beneficio de la Patria Mexicana». Y continuaba: «Los que subscribimos, constituidos en Junta Revolucionaria para sostener y llevar a cabo las promesas que hizo la revolución de 20 de Noviembre de 1910, próximo pasado, declaramos solemnemente ante la faz del mundo civilizado que nos juzga y ante la Nación a que pertenecemos y amamos, los principios que hemos formulado para acabar con la tiranía que nos oprime; y redimir a la patria de las dictaduras que nos imponen las cuales quedan determinadas en el siguiente Plan».
En su primer artículo en referencia al nuevo presidente establecía: «declaramos al susodicho Francisco I. Madero, inepto para realizar las promesas de la revolución (…) por haber traicionado los principios con los cuales burlo la fe de pueblo (…) desde hoy comenzamos a continuar la revolución principiada por él, hasta conseguir el derrocamiento de los poderes dictatoriales que existen». En el articulo dos llama «derrumbamiento de este funcionario». En el articulo cinco establece una línea de intransigencia «La Junta Revolucionaria del Estado de Morelos no admitirá transacciones ni componendas políticas hasta no conseguir el derrumbamiento de los elementos dictatoriales de Porfirio Díaz y Don Francisco I. Madero…». En el articulo seis, en relación al derecho a la tierra plantea un método claramente revolucionario «…los terrenos, montes, y aguas que hayan usurpado los hacendados, científicos o caciques (…) entraran en posesión (…) a los pueblos o ciudadanos que (…) han sido despojados (…) manteniendo a todo trance con las armas en la mano la mencionada posesión…».
El Plan de Ayala, se convertirá en uno de los mayores baluartes de la revolución mexicana, al proponer un curso de acción a uno de los sectores sociales fundamentales de la sociedad mexicana, identificar los enemigos y proponer órganos de poder alternativo.
La materialización de este proceso será la Comuna de Morelos, la experiencia social impulsada por el zapatismo entre 1914 y 1917. Donde serian expropiadas las haciendas y los ingenios azucareros y puestos a producir bajo control de los campesinos, al tiempo que el territorio se organizó a partir del «gobierno de los pueblos».
La derrota de la revolución
Los sucesos se desenvolverán con la derrota y fusilamiento de Madero a manos de Victoriano Huerta, jefe del ejército federal. Inmediatamente se levantara en armas el movimiento constitucionalista con Carranza, Obregón y Francisco Villa. Estos acordaran encarar la «cuestión agraria» una vez derrotado Huerta y el ejército federal.
En julio de 1914 Huerta será derrotado, jugando un papel fundamental la División del Norte de Pancho Villa. La reunión cumbre de Villa y Zapata en Xochimilco, el 4 de diciembre, marcó el punto culmine del ascenso campesino en el proceso revolucionario. Sin embargo, los jefes campesinos tuvieron grandes dificultades para entenderse con los sectores urbanos, y fracasaron en la alianza con trabajadores urbanos.
El 17 de febrero de 1915 los anarcosindicalistas de la Casa del Obrero Mundial y el movimiento constitucionalista firmaron un pacto por el cual, los anarquistas2 organizaron los denominados «batallones rojos» enrolados en el ejército constitucionalista, que bajo el mando de Obregón retomó la ciudad de México, y entre abril y junio de 1915 derrotó a las fuerzas de Pancho Villa, consolidando la restauración burguesa.
Tanto Carranza como Obregón convocaron la Convención Constituyente de Querétaro para reorganizar el Estado, donde aceptaron inscribir los reclamos campesinos en el artículo 27 de la Constitución de 1917, que reconocía y permitía la propiedad colectiva y los derechos comunales.
A modo de cierre
Paso mucho tiempo y en 1992, el neoliberal Carlos Salinas de Gortari inició la liquidación del sistema de ejidos por medio de modificaciones al artículo 27. Este nuevo ataque contra el campo y los pueblos indígenas fue provocado por las negociaciones y finalmente la imposición del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN) en 1993.
El TLCAN vino a acelerar los planes de despojo y ocupación de tierras para impulsar la minería, la explotación de bosques, las selvas y los recursos naturales de regiones rurales e indígenas que habían resistido durante mucho tiempo la depredación capitalista a gran escala. Millones de campesinos sin tierras, economías campesinas arruinadas y muchos pueblos indígenas que son reprimidos con el ejército así como con grupos paramilitares para despojarlos de una vez por todas de sus tierras. Como a principios del siglo XX, los indígenas y campesinos no se quedaron de brazos cruzados y el 1 de enero de 1994 tomaron Chiapas, el mundo conocía al EZLN!
Hoy cuando Trump amenaza y extorsiona a México con renegociar los términos del TLCAN para imponer condiciones aún más depredadoras, emerge de lo profundo de la historia de México la figura de Zapata con su grito de ¡Tierra y Libertad!
1 www.bibliotecas.tv/zapata/1910/plan.html
2 Ricardo Flores Magón y el periódico Regeneración, fueron los únicos que en el transcurso de la Revolución mantuvo una línea consecuentemente revolucionaria.