Inicio Cultura y Arte Malcolm X: A 54 años de la muerte de un revolucionario

Malcolm X: A 54 años de la muerte de un revolucionario

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«El futuro pertenece a aquellos que hoy lo preparen»
                                                                         Malcolm X

Por Ray Smith.

Marxismo Hoy.

* (Reproducimos aquí este valioso documento de archivo, escrito originalmente para el 41 aniversario de la muerte de Malcolm X.)
 

Un 21 de febrero de 1965, Malcolm X se dirigía a Audubon Ballroom en Harlem (Nueva York) para pronunciar un discurso. Iba a hablar contra la segregación racial en EEUU. Haría un llamamiento a sus hermanos y hermanas para que resistiesen y luchasen contra la “opresión del hombre blanco” cuando fue baleado. Más de una persona dentro de la clase dominante estadounidense respiró aliviada. Se había perdido una de las voces más fuertes contra la injusticia social.

La juventud de Malcolm

Malcolm X (Malcolm Little) nació el 19 de mayo de 1925 en Omaha, Nebraska, EEUU. En aquella época en EEUU había unos 13 millones de afrodescendientes, la mayoría de ellos vivendo en los estados del sur. Eran principalmente campesinos y aparceros. En el norte, los afrodescendientes se concentraban en las comunidades industriales como trabajadores industriales. En el sur, las leyes Jim Crow habían instaurado un régimen de apartheid, apartando a los afroamericanos del resto de la sociedad. Las consecuencias prácticas de esta ley significaban que las viviendas de los negros estaban separadas de las viviendas de los blancos, que los niños negros tenían que estudiar aparte e incluso los baños públicos estaban divididos.

Una de las leyes más perniciosas era la que excluía a los trabajadores afrodescendientes de la participación en los sindicatos más importantes. Esta medida era especialmente favorable para los empresarios estadounidenses, quienes por esa razón extendían el veneno racista entre los trabajadores blancos. Esta táctica de “divide y vencerás” provocó la derrota de muchas luchas obreras e impidió la unificación de la clase obrera norteamericana.

Sin embargo, la situación en el norte no era mucho mejor. Los negros vivían separados de los blancos, en ghettos superpoblados como Harlem en Nueva York o el South Side de Chicago. El racismo también estaba presente allí. Sin embargo, la I Guerra Mundial obligó a los empresarios a incluir a los afrodescendientes en la fuerza laboral industrial. Esto hizo que muchos afroamericanos creyeran que sus condiciones de vida podían mejorar. Pero esta esperanza estaba muy alejada de la realidad. En 1919 el final de la guerra trajo consigo una oleada masiva de acción industrial que sacudió EEUU. La respuesta de los empresarios fue avivar el racismo y dividir a la clase obrera, culpando a los negros del aumento del desempleo y recurriendo al traslado de negros procedentes del sur -desesperados en busca de un empleo- para romper las huelgas de los trabajadores blancos del norte.

La negativa de la Federación Americana del Trabajo (AFL) a organizar la fuerza laboral afroamericana y el papel pernicioso que jugó la burocracia en distintas huelgas, ayudó a los empresarios a aplastar el movimiento del proletariado norteamericano. La revolución y la contrarrevolución siempre van de la mano. En el verano de ese mismo año se produjeron 25 pogromos racistas. El racismo siempre ha sido una de las herramientas más poderosas utilizada por los empresarios en sus tácticas divisorias y la familia de Malcolm, como la mayoría de la población negra, no se libró de la violencia racista.

El padre de Malcolm era un pastor que seguía las ideas sobre la liberación negra de Marcus Garvey. En aquella época, muchos negros se unieron a organizaciones que predicaban el orgullo racial como una forma de resistir la opresión racista. Marcus Garvey era el adalid del movimiento que defendía el “regreso a África”. Estas ideas tuvieron un impacto profundo en los afroamericanos. Más tarde, durante los años sesenta, cuando se producían las luchas de liberación nacional en África, esta idea mística volvió a ganar popularidad.

Cuando Malcolm tenía cuatro años de edad presenció como prendían fuego a su hogar. Cuanto tenía seis vio como su padre era asesinado por el Ku Klux Klan. En este contexto social no es difícil entender por qué tuvo problemas durante su infancia y juventud. Pasó sus años adolescentes en Boston, Lasing, New Haven, Flint y Nueva York. Se vio implicado en pequeños delitos como el juego ilegal, robos y tráfico de drogas a pequeña escala. Como muchos afrodescendientes, se fue a la costa oeste con la esperanza de encontrar un empleo. Aunque formaban parte de la clase obrera industrial, los negros siempre terminaban realizando los peores empleos, si eran capaces de encontrar alguno. Para poder sobrevivir, a muchos sólo les quedaba la posibilidad de recurrir a los pequeños delitos para conseguir algún ingreso económico. En 1946 Malcolm fue detenido acusado de asalto, posesión de armas y hurto. Fue condenado de ocho a diez años de prisión, donde finalmente cumplió seis años de condena.

Malcolm Little se convierte en Malcolm X

En prisión se unió a la organización La Nación del Islam, conocida también como Movimiento Musulmán Negro, y desde ese momento adoptó el nombre de Malcolm X. Pasaría 14 años en este grupo religioso. En un corto espacio de tiempo se convirtió en una de las figuras más destacadas del grupo y principal portavoz de su oscuro líder, Elijah Muhammad.

La Nación del Islam era una secta religiosa que defendía la idea de que para conseguir la salvación de los negros que seguían fielmente a Alá, éstos tenían que segregarse de la sociedad blanca y crear la Nación del Islam. La doctrina del grupo era una de las versiones más sectarias del nacionalismo negro. Creían que el racismo negro era la mejor forma de enfrentarse al racismo blanco puesto en práctica por la clase dominante estadounidense. En el frente económico defendían la misma táctica. Contraponían el “capitalismo negro” al “capitalismo blanco”. Pedían a los negros que compraran “negro”. Como explicó Marx, el ser social determina la conciencia y el llamamiento a “comprar negro” expresaba las frustraciones de una pequeña capa de clase media negra propietaria de pequeñas tiendas en las ciudades y en los ghettos.

Uno de los principales obstáculos para el progreso de la clase media negra era el racismo institucional. Las limitaciones de su posición son bastante obvias. La ideología y la perspectiva de la clase media negra nunca atacaban los cimientos del capitalismo, la verdadera raíz de la opresión racial contra los afroamericanos. Este grupo circunscribía sus ataques a los límites impuestos sobre los negocios de afrodescendientes por parte de la supremacistas blancos, límites que impedían su capacidad de competir en el mercado y favorecía a los empresarios blancos. A pesar del radicalismo superficial de esta teoría, las ideas reaccionarias subyacentes en ella son bastante evidentes. No es posible para un grupo racial entero convertirse en empresarios. Esta idea del “empresario negro” simplemente favorecía a una pequeña capa de afrodescendientes: la clase media negra.

Los Musulmanes Negros buscaban crear una burguesía afroamericana capaz de enfrentarse a la burguesía blanca. Nunca fueron capaces de ver más allá del color de la piel de los que disfrutaban de la supremacía, nunca comprendieron el papel que la burguesía blanca jugaba en la sociedad y en la producción. La bancarrota de estas ideas es hoy más evidente que nunca. El establecimiento de una pequeña élite negra en EEUU, representada por Jesse Jackson y compañía, no ha mejorado sustancialmente las condiciones de vida de la mayoría de los afroamericanos que todavía viven en los suburbios de las ciudades y en los ghettos, víctimas de la pobreza, la violencia y las drogas. Esta pequeña élite negra ha sido utilizada por la clase dominante norteamericana para socavar la lucha de las masas negras y promover los “Tío Tom” (nombre utilizado por Malcolm X para definir a los dirigentes negros moderados) que han atado el movimiento al ala liberal de la burguesía estadounidense, representada por los Demócratas.

La Nación del Islam, al igual que Marcus Garvey, adoptó la idea del “regreso a África”. Como ocurrió a principios de los años veinte con el UNIA (Asociación para la Mejora Universal de los Negros) de Marcus Garvey, esta idea atrajo a una capa amplia de afromaericanos en EEUU. León Trotsky analizó esta idea en los años treinta:

Los negros norteamericanos se reunieron bajo la bandera del movimiento de ‘regreso a África’ porque parecía posible cumplir su deseo de tener su propio hogar. Realmente no querían ir a África. Se trataba de la expresión del deseo místico de tener un hogar en el que pudieran ser libres de la dominación de los blancos, donde ellos mismos pudieran controlar su propio destino”. (León Trotsky. Sobre el nacionalismo negro. 28 de febrero de 1933).

Durante los años que Malcolm pasó en La Nación del Islam las cifras de militancia de esta organización subieran enormemente. El Partido Comunista de EEUU en aquel momento estaba seriamente debilitado debido a las purgas de McCarthy. A principios de los años cincuenta la mayoría de los sindicatos dirigidos por el Partido Comunista fueron expulsados del CIO (Congreso de Organizaciones Industriales). En los años treinta el Partido Comunista había conseguido organizar a una parte importante de los trabajadores negros, pero durante los años cincuenta la dirección del partido recurrió a los mismos argumentos que el Partido Demócrata. El Partido Comunista reducía el problema racial al sur de EEUU y a las leyes Jim Crow. Por esa razón fracasó totalmente a la hora de dar una alternativa a las masas negras del norte.

No existía un medio viable a través del cual pudiera expresarse la lucha de los negros. Federico Engels explicó que la naturaleza aborrece el vacío. Este vacío lo llenaron diferentes sectas religiosas que utilizaban discursos radicales contra la opresión racista. Muchos jóvenes negros, incluido Malcolm, se sintieron atraídos por los Musulmanes Negros porque era un movimiento que denunciaba la opresión blanca. Esto tenía un enorme atractivo para Malcolm que buscaba una explicación a los sufrimientos de su juventud. A pesar de que en prisión abrazó la religión islámica y que ésta le acompañaría hasta su muerte, su principal preocupación siempre fue la lucha contra la opresión de su pueblo. Cuando abandonó La Nación del Islam fue situando cada vez más en un segundo plano la cuestión religiosa con relación a la política.

Incluso cuando estaba en La Nación del Islam era considerado el más político de los ministros de Elijah Muhammad. Además como ministro pasaba la mayor parte del tiempo viajando por el todo el país y por el resto del mundo, lo cual le permitió mezclarse con otras personas no relacionadas con el movimiento.

Durante los catorce años que pasó en los Musulmanes Negros fue considerado el orador más brillante del grupo. Recorrió EEUU, África y el Medio Oriente hablando contra la opresión racial en unos términos contundentes y honestos. No en vano se ganó el calificativo del “hombre más enojado de EEUU”. Rechazaba la hipocresía de los dirigentes negros moderados. No quería concesiones sino que simplemente denunciaba lo que pensaba de la clase dominante. Era la figura más intransigente del movimiento de liberación negra.

Sin embargo, su sectarismo (una de las principales característica de La Nación del Islam) actuaba como una barrera que le impedía llegar a más personas. En una secuencia de la película “Malcolm X” (la película biográfica dirigida por Spike Lee) una estudiante blanca se acerca a Malcolm y se atreve a preguntarle qué podía hacer ella por el movimiento. Malcolm la mira de arriba abajo y responde con cara de desprecio: “¡Nada!”. Incluso cuando rompió con los Musulmanes Negros, en su pensamiento quedaban restos de ese sectarismo. Cuando le pidieron poco después que prestara tributo a un activista blanco por los derechos civiles asesinado por un bulldozer en Cleveland dijo lo siguiente:

… Bien, lo que hizo este hombre es bueno. Pero está negado el día en que encontrarán al pueblo negro aplaudiendo de pie las contribuciones de los blancos en esta hora tardía… Nunca piensen que gastaría mis energías aplaudiendo el sacrificio de un hombre blanco individual. No, ese sacrificio ha llegado demasiado tarde”.

Este sectarismo fue una traba para la creación de verdadero movimiento de masas contra la opresión racial. Durante sus últimos meses de vida intentó corregir este sectarismo inicial pero fue demasiado tarde. Las declaraciones que hizo mientras era militante de La Nación del Islam le alejaron de una capa importante de activistas de los derechos civiles. Los medios de comunicación burgueses más tarde utilizaron estas declaraciones para alejar a muchos activistas de las ideas de Malcolm X.

La evolución ideológica de Malcolm

El grupo de Elijah Muhammad estaba lejos de ser una organización política. Sin embargo, los Musulmanes Negros llenaban el vacío dejado por las organizaciones tradicionales de la clase obrera. Estas organizaciones no fueron capaces de dar una alternativa a las masas negras, especialmente a la juventud. La Nación del Islam tenía una política de absoluta abstención en la política. Por un lado, nunca apoyaron a los demócratas ni a los republicanos y también criticaban a los dirigentes blancos del movimiento por los derechos civiles, pero por el otro, fueron incapaces, debido a su política abstencionista, de dirigir a las masas afrodescendientes o convertirse en un medio para la expresión de su furia.

A principios de los años sesenta La Nación del Islam se ganó la fama de “hablar duro y no decir nada”. Esta política absurda finalmente se convirtió en una camisa de fuerza para Malcolm. En 1962 la policía de Los Ángeles disparó contra siete musulmanes desarmados y arrestó a otros dieciséis. Malcolm fue a Los Ángeles para organizar la respuesta. Cuando intentaba organizar el movimiento en el que participaban otros grupos religiosos fue apartado por Elijah Muhammad. Precisamente sus intentos de ir más allá del grupo sería uno de los elementos que le llevaría a abandonar La Nación del Islam.

Otra nueva degeneración de la dirección del grupo también influiría en la decisión de Malcolm de abandonar la organización. No era un secreto que Elijah Muhammad había mantenido contacto con George Lincoln Rockwell (el dirigente del Partido Nazi en EEUU). En 1963 Elijah Muhammad llamó a Malcolm para que fuera a su residencia en Phoenix donde confirmó cínicamente a Malcolm los rumores y los chismes sobre sus relaciones sexuales con varios adolescentes en La Nación del Islam. Cuando vio que los máximos dirigentes de la organización no practicaban lo que pregonaban se quedó profundamente desencantado.

El 1 de diciembre de 1963, nueve días después del asesinato de John F. Kennedy, en una reunión en Nueva York, Malcolm X atribuyó la muerte de JFK al clima de odio y violencia creado por el hombre blanco. También dijo lo siguiente:

Las gallinas vuelven al gallinero. Siendo yo mismo un muchacho de una vieja granja, no me entristecían las gallinas que volvían al gallinero, eso siempre me alegró”.

Algunos autores señalan esta declaración como el momento de la separación de Malcolm de La Nación del Islam. Lo que sí es cierto es que Elijah Muhammad utilizó esta declaración para prohibir hablar a Malcolm y mantenerle en silencio. Esto es lo que desencadenó la ruptura entre Malcolm y los Hermanos Musulmanes. El materialismo dialéctico explica que la necesidad se expresa a través del accidente. Malcolm X estaba buscando una alternativa revolucionaria en La Nación del Islam y cuando no la encontró se fue.

El 12 de marzo de 1964 anunció su separación de La Nación del Islam y la fundación de la Mezquita Musulmana. Poco después se fue a La Meca y se convirtió al Islam ortodoxo. Su experiencia allí le ayudó a ampliar sus ideas y comenzó a poner la religión en un lugar aún más secundario. Con relación a esta cuestión dijo lo siguiente:

Ninguna religión me hará olvidar las condiciones en las que vive nuestro pueblo en este país (…) Ningún Dios, religión ni nada más, me hará olvidarlo hasta que no se detenga, no se termine y no se elimine. Quiero dejar ese punto claro”.

También era consciente de que la Mezquita Musulmana no sería suficiente para agrupar un movimiento amplio de las masas negras contra la opresión racial. Con esta idea en la mente lanzó la Organización por la Unidad Afroamericana (OUA). Esta nueva organización no tenía nada que ver con la religión. Todo lo contrario, apelaba a los afroamericanos a que se unieran independientemente de su religión y defendía la creación de un movimiento más amplio. El programa fundacional estaba muy influenciado por las luchas de liberación que en aquel momento se estaban produciendo en África. Adoptó algunas posiciones interesantes como la adopción de la autodefensa contra los ataques racistas. Esto era mucho más progresista que la visión no violenta defendida por algunos dirigentes negros moderados que en realidad dejaban al movimiento desprotegido frente a los continuos ataques racistas. Sin embargo, la OUA estaba lejos de ser una organización socialista y su política económica se reducía a las ideas pequeño burguesas del nacionalismo negro. El movimiento también rechazaba la participación de los blancos en él.

Esta idea al principio estuvo promovida por Malcolm quien decía que antes de conseguir la unidad entre blancos y negros, estos últimos tenían que unirse entre sí. Esta idea reducía la lucha contra la opresión racial simplemente a las víctimas de la opresión racial. En aquella época la capa más avanzada de los trabajadores y jóvenes simpatizaba con la lucha contra la opresión racial y esta política les impedía unirse a esta lucha.

Es verdad que el nacionalismo negro es una consecuencia directa de la opresión racista que pone en práctica el capitalismo. Sin embargo, puede ser un enorme freno para la unidad de la clase obrera negra oprimida con sus hermanos de clase blancos. La historia de EEUU está llena de ejemplos de cómo la influencia de estos movimientos pequeño burgueses se hunden cuando los trabajadores negros ven la oportunidad de luchar junto a los trabajadores blancos para conseguir mejoras concretas. Un ejemplo de esto fue la oleada huelguística de 1919 cuando los empaquetadores de carne negros y blancos se unieron y marcharon juntos a través del barrio negro de Chicago.

Malcolm finalmente comprendió las limitaciones del nacionalismo negro como solución a la opresión racista que el capitalismo imponía a las masas negras. Un mes antes de su asesinato recordó en una entrevista su reunión con el embajador de Argelia en Ghana:

“(…) cuando estaba en África en mayo, en Ghana, estuve hablando con el embajador argelino, quien es un hombre muy militante y un revolucionario en el sentido más genuino de la palabra (…) cuando le dije que mi filosofía política, social y económica era el nacionalismo negro me preguntó que eso ¿dónde lo dejaba a él? Porque él era blanco. Era africano, pero de Argelia y con toda la apariencia de un hombre blanco. Le dije y le definí mis objetivos con la victoria del nacionalismo negro, pero ¿dónde quedaba él? ¿Dónde quedaban los revolucionarios de Marruecos, Egipto, Irak y Mauritania? Me demostró que me estaba alejando de personas que eran verdaderos revolucionarios, dedicados a derrocar el sistema de explotación que existe sobre este planeta por cualquier medio necesario”.

También comprendió que la naturaleza corrupta del capitalismo era la causa de la opresión racista. “No puedes tener capitalismo sin racismo”, dijo en un mitin en Harlem. En otra ocasión, cuando estaba hablando sobre las luchas de liberación en África dijo lo siguiente:

No puedes dirigir el sistema capitalista a menos que seas un buitre (…) muéstrenme un capitalista y les mostraré un chupa sangre”.

Incluso fue más allá de esto. La siguiente cita demuestra que estaba girando hacia una posición de clase:

Estamos viviendo en una época de revolución y la rebelión de los negros norteamericanos es parte de la rebelión contra la opresión y el colonialismo que caracterizan esta época… Es incorrecto clasificar la rebelión de los negros como un simple conflicto racial de los negros contra los blancos, o como un problema puramente norteamericano. Más bien hoy estamos viendo una rebelión global de los oprimidos contra los opresores, del explotado contra el explotador”.

Estas frases representan algunos de los cambios más significativos de su pensamiento. Sin embargo, la evolución de su ideología no se detuvo ahí. En cuestión de meses, si no de semanas, rechazó abiertamente todos los remanentes de sectarismo sin rebajar en lo más mínimo su discurso. Desechó sus prejuicios sobre los matrimonios mixtos (interraciales) y reconoció el papel de la mujer en la lucha de liberación negra. Malcolm también declaró que la OUA tenía que trabajar con otras organizaciones independientemente del color de la piel de sus militantes. Su posición respecto a los dos partidos burgueses estadounidenses también evolucionó. Mientras que los Musulmanes Blancos simplemente rechazaban tanto a demócratas como a republicanos por razones no políticas, Malcolm señaló que los dos partidos representaban los intereses de la clase blanca dominante. Luchó contra los líderes negros que intentaban atar el movimiento de los derechos civiles a los Demócratas. También desenmascaró al ala “más progresista” de la burguesía estadounidense, la denunció como el enemigo más pernicioso y traidor de las minorías oprimidas en los EEUU. Destacó cómo los demócratas tenían sus orígenes en los esclavistas procedentes de los estados del sur de EEUU.

Eso no hizo que redujera sus duras críticas a los Musulmanes Negros, que continuamente intentaban poner en peligro sus esfuerzos por construir lo que no puedo hacer dentro del marco de La Nación del Islam, una verdadera organización de lucha contra la opresión de los negros.

Igualmente se estaba convirtiendo en una persona muy peligrosa a los ojos de la clase dominante estadounidense. Si Malcolm X hubiera podido vivir más tiempo y depurar sus ideas, podría haber comenzado un movimiento decidido contra la opresión racial en unas líneas verdaderamente anticapitalistas. Eso era algo que la clase capitalista, que estaba ya presenciando la radicalización del movimiento de liberación negro, temía por encima de todo lo demás. Malcolm X se convirtió en un serio problema no sólo para la clase dominante norteamericana sino también para los dirigentes negros de clase media, entre ellos La Nación del Islam que siempre le criticaban duramente. Sus ideas confusas, aunque decididas, le acarrearon muchos enemigos. Por eso le dispararon al iniciarse un mitin en Harlem el 21 de febrero de 1965.

A pesar de la opinión de algunos grupos llamados marxistas en EEUU y en otros países, Malcolm X no era un socialista y nunca pretendió serlo. Como demuestra la cita anterior, es verdad que estaba girando hacia una posición anticapitalista y antiimperialista, y es cierto que había cambiado su actitud, al principio hostil, hacia las ideas socialistas. Pero también es verdad que nunca intuyó el papel de la clase obrera como la única clase revolucionaria que podría dirigir el movimiento hacia la victoria. A pesar de todo esto, era un revolucionario, aunque no consiguiera construir una verdadera organización revolucionaria. Fue trágicamente asesinado y nadie puede decir realmente hacia donde podría haber evolucionado finalmente.

Lo que sí sabemos es que dedicó una gran parte de su actividad política a desenmascarar el papel traidor de los “Tío Tom” que siempre buscaban soluciones para la clase media negra y que siempre vendían al movimiento a cambio de algunas migajas. Malcolm comprendió que los dirigentes de la pequeña burguesía negra actuaban como un freno para el movimiento.

Malcolm X fue un hombre que nunca dudó en hablar contra la injusticia y la opresión del sistema capitalista. A pesar de sus limitaciones, fue uno de los luchadores más honestos y decididos del siglo XX.

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