Mao Tse-Tung (1893–1976). (Imagen: Universal Images Group via Getty Images)
Revista Jacobin
UNA ENTREVISTA CON
HO-FUNG HUNG
TRADUCCIÓN: VALENTÍN HUARTE
A pesar de haber contado con una economía de mercado tan fuerte como la de Gran Bretaña, China no desarrolló el capitalismo durante el siglo dieciocho. La materia prima de su repunte capitalista durante el siglo veinte llegó de la mano de un personaje improbable: Mao Tse-Tung.
Entrevista por
Daniel Denvir[1]
Los capitalistas necesitan el Estado. Incluso en las economías de mercado, es improbable que los ricos acumulen sin ayuda estatal los recursos necesarios para comenzar la producción capitalista, es decir, que concreten la fase que Marx denominó «acumulación originaria».
En la Inglaterra del siglo dieciséis, el proceso de acumulación originaria comenzó con el cercamiento de tierras comunales decretado por el Estado. Continuó durante varios siglos con el empoderamiento de los comerciantes que garantizaron los monarcas europeos a cambio de asistencia financiera durante los períodos de guerra. Cuando llegó el siglo dieciocho, una pequeña clase de comerciantes ingleses había acumulado la mayor parte del capital y de la tierra del país. Todos sabemos lo que sucedió después.
Según el sociólogo Ho-fung Hung, la China del siglo dieciocho también tenía una economía mercantil próspera, pero sus élites políticas reprimieron la acumulación de capital de la clase comerciante, y sin acumulación originaria no hay revolución industrial. En el marco de una beca de investigación en teoría marxista, Hung explora las consecuencias de esta historia en la transformación de China en superpotencia económica mundial. Entre sus libros cabe destacar Why China Will Not Rule the World, City on the Edge: Hong Kong under Chinese Rule y Clash of Empires: From «Chimerica» to the «New Cold War». El futuro, piensa Hung, no es la dominación mundial de China, sino un retorno hacia el tipo de competencia capitalista-imperialista definida por Vladimir Lenin en El imperialismo, fase superior del capitalismo.
Este año Hung conversó con Daniel Denvir, de Jacobin, sobre la historia político-económica de China, desde el período pre-Qing hasta el presente, deteniéndose en el comercio de plata del siglo dieciséis, la captura del FMI de las economías en vías de desarrollo durante el siglo veinte y las consecuencias de la crisis financiera de 2008. Publicamos la entrevista en dos partes. En esta primera entrega, Hung nos muestra que los esfuerzos de Mao para consolidar la industria urbana y reestructurar la economía rural fueron una chispa que encendió China hasta convertirla en un gigante de las exportaciones.
DD
Una de las preguntas clave de tu libro es por qué el capitalismo no se desarrolló espontáneamente en la China del siglo dieciocho, que era la economía de mercado más próspera y admirada del naciente mundo moderno. Empecemos con un análisis del surgimiento del capitalismo en Europa y de las teorías que lo explican.
En tu libro leemos que la economía de mercado no es necesariamente capitalista, ni tampoco prepara automáticamente el terreno de un despegue capitalista. Pero antes de pasar a la historia, definamos algunos conceptos básicos. ¿Cuál es la relación entre la economía de mercado y el capitalismo?
HH
En la academia y en la cabeza de muchas personas, los mercados y el capitalismo son lo mismo. Pero como destacó hace mucho tiempo el historiador Fernand Braudel, los mercados y el capitalismo no solo son distintos, sino que son en muchos sentidos antitéticos porque operan con lógicas diferentes.
Marx define la economía de mercado, o el intercambio de mercancías, con la fórmula C-M-C: tenemos una mercancía o un producto, los intercambiamos por dinero y después usamos el dinero y lo intercambiamos por otras mercancías o productos. Este es un intercambio mercantil. Fabricamos un par de zapatos, lo cambiamos por dinero y después usamos el dinero para comprar comida.
Pero el capitalismo es distinto, porque en las actividades capitalistas la motivación es la ganancia y la acumulación. Como señala Marx, es M-C-M’, es decir, que tenemos un frasco con dinero, lo cambiamos por ciertos productos y después vendemos los productos por una suma de dinero más grande. Por lo tanto, el propósito del capitalismo es acumular cada vez más dinero con el único fin de acumular dinero.
Braudel mostró hace mucho tiempo que este tipo de actividades que generan ganancias suele requerir una corporación grande —y hasta la ayuda del Estado o la constitución de un monopolio— para garantizar que la rentabilidad siga creciendo y que se acumule la riqueza.
Podemos pensar la distinción entre el mercado y el capitalismo utilizando la analogía del mercado de un agricultor y un supermercado. En el mercado tradicional de un agricultor, las personas intercambian cosas unas con otras por dinero y utilizan el dinero para comprar otras cosas. Pero en un supermercado enorme como Safeway o Giant, la empresa acumula todas las ganancias y las reinvierte. La ganancia es el objetivo principal de estas operaciones monopólicas, que funcionan con una lógica muy distinta de la del mercado. Y esa es la distinción básica entre el mercado y el capitalismo.
DD
En este sentido, el Estado es clave, especialmente cuando entra en juego ese proceso coercitivo de concentración de recursos conocido como acumulación originaria. ¿Cómo fue que el sistema interestatal de la Europa moderna creó las condiciones para que los Estados respaldaran la acumulación originaria de capital?
HH
En una situación de mercado, después de que las personas descubran que el dinero es útil, naturalmente habrá algunas que quieran acumular cada vez más. Por eso la economía de mercado es una condición para el desarrollo del capitalismo, pero eso no significa que el sistema capitalista surja automáticamente. En muchas civilizaciones de todo el mundo, cuando del mercado brotaron comerciantes que pretendieron acumular riqueza en beneficio propio, hubo sanciones morales, políticas o religiosas que lo impidieron.
Es evidente en la Iglesia católica, en la religión islámica y en la China del confucianismo: muchos gobernantes veían la acumulación de riqueza como un elemento que desestabilizaba el tejido social y conllevaba perturbaciones. Por lo tanto, había mucha discriminación contra las clases comerciantes o lucrativas. En algunos casos y en ciertos lugares hubo incluso leyes que prohibían estas actividades y protegían el estado de cosas natural precapitalista.
Lo que sucedió en Europa es que en un momento el continente empezó a sufrir una guerra permanente entre Estados. Monarquías o repúblicas, estos Estados necesitaban financiar sus campañas bélicas y descubrieron que la guerra era una actividad muy costosa. Si uno pierde una guerra internacional, el pueblo se rebela y las consecuencias que esto tiene son imprevisibles. Por eso los Estados tienen que pelear esas guerras y tienen que ganarlas. Y para eso tienen que recaudar capital mediante la emisión de bonos. Entonces, venden bonos a los comerciantes y a los banqueros con el fin de reclutar mercenarios y desarrollar o comprar armas más avanzadas.
En esta situación europea, el cálculo de los gobernantes cambió. En casi todas las otras civilizaciones del mundo, e incluso en la mayor parte de la Europa medieval, el gobernante está preocupado por la estabilidad social y la jerarquía política. Por eso sanciona y discrimina a los comerciantes y a las clases lucrativas. Pero en una situación definida por la guerra permanente, el gobernante está más interesado en ganar la lucha externa que en mantener la estabilidad social interna.
Si uno gana una guerra, el botín permite afianzar el gobierno. Pero si uno resulta derrotado en la contienda, pierde hasta la cabeza. Este dilema de una época de guerra urgió a los gobernantes a establecer alianzas con las clases lucrativas porque eran las únicas personas que tenían suficientes recursos como para financiar las campañas bélicas. De aquí nació el denominado «Estado capitalista».
Y esta es una de las causas fundamentales que explica por qué la economía de mercado, universal o dominante en muchos lugares del mundo desde el período medieval hasta la primera fase de la Modernidad, solo condujo al ascenso y a la expansión de las actividades capitalistas en el caso de Europa.
DD
¿Por qué esa etapa histórica tan específica que es la acumulación originaria juega un papel tan importante en el surgimiento del capitalismo?
HH
La acumulación originaria, traducida en otras ediciones como «acumulación primitiva», es la idea de que durante el comienzo de la actividad de acumulación capitalista, la clase lucrativa tiene que tomar los medios de producción o de riqueza de otras personas. Así obtiene el primer frasquito de oro, por decirlo de alguna forma. El cercamiento de la tierra es el ejemplo que cita Marx: básicamente, los capitalistas utilizan el poder estatal para apropiarse de las tierras campesinas y crear sus primeras fortunas.
Una vez que tienen esta fortuna, dice Marx, la invierten en tecnología, en máquinas y en otras cosas. Más tarde, tienen una empresa capitalista capaz de seguir acumulando riqueza mediante la expropiación del excedente del trabajo asalariado y la innovación tecnológica, sin tener que recurrir de nuevo a la apropiación violenta de los bienes y de los medios de producción de otras personas. Por lo tanto, la acumulación «primitiva» es el origen de la dominación.
Pero, por supuesto, estudios posteriores mostraron que la acumulación originaria no es tan originaria, en el sentido de que sigue en marcha incluso en el siglo veintiuno. No es que el capitalismo se haya vuelto más amable después de su primera fase.
Otro ejemplo reciente de este tipo de acumulación originaria —acumulación mediante la desposesión o mediante la apropiación— es la ejecución hipotecaria después de la crisis financiera de las subprime en Estados Unidos y en muchos países capitalistas avanzados. Contraemos una deuda con el banco por la hipoteca, pero cuando el valor de nuestras casas se desploma, o cuando perdemos nuestro trabajo, no podemos pagar. Entonces viene el banco y nos quita la casa, sin importar si a esa altura llevamos pagada una parte importante de la hipoteca.
Este tipo de apropiación está muy cerca de las prácticas de la primera etapa de la Modernidad, como los cercamientos. Hay otros ejemplos, como la crisis de deuda mundial y el ajuste estructural, que crearon muchos problemas en los países desarrollados durante los años 1980 y 1990. Llamamos «originaria» o «primitiva» a esta acumulación porque es la fórmula de Marx, pero en realidad es un proceso que continúa en el presente.
DD
Escribiste que, durante mucho tiempo, la academia pintó a la China imperial tardía como encerrada en sí misma y aislada del resto del mundo. Pero, de hecho, a partir del siglo dieciséis la demanda de seda y de cerámica chinas en el mercado mundial creció rápidamente. Y, en el siglo dieciocho, China absorbía la mayor parte de la plata que los colonialistas europeos minaban en las Américas. Esto es sorprendente. Además, el nivel de vida de aquella época en China coincidía con el de Europa occidental.
¿Cómo fue que el influjo de plata transformó la economía China? ¿Cuál era la posición de esta economía en el sistema mundial? ¿Y por qué, dada esta increíble riqueza, la China del siglo dieciocho no fue capaz de concretar la acumulación originaria que requería el desarrollo capitalista?
HH
Este es un capítulo interesante de la historia. La interpretación común —y errónea— es que desde el siglo dieciséis hasta el siglo dieciocho, China no necesitaba nada del mundo, pero el mundo necesitaba la plata de China, el té de China y los tejidos de algodón de China. Es una interpretación errónea porque en realidad China sí necesitaba cosas del mundo, sobre todo plata. Nuestra percepción de la plata de comienzos de la Modernidad es que era solo dinero, medida de valor, y que no tenía ningún valor de uso en sí misma.
Pero, ¿es así? China atravesaba una crisis monetaria en los siglos quince y dieciséis. Solo se resolvió gracias al influjo de plata americana, que llegaba por medio de los comerciantes europeos que la usaban para comprar productos chinos. Llegó a través del comercio de manillas y a través de las redes comerciales coloniales portuguesas, que conectaban todo el trecho que separa Macao de Guangdong. Y, más tarde, por supuesto, se unieron los holandeses y los británicos, que empezaron a comprar productos chinos con plata americana.
Esta plata es muy importante porque el sistema monetario chino solía depender del papel moneda y de las monedas de cobre. Pero la desventaja del papel moneda es que es fácil de falsificar, y que es muy difícil conservar su valor; el Estado puede imprimir demasiado, y después su valor se desploma y la moneda pierde credibilidad. El papel moneda no es confiable, y el cobre es bastante abundante en las minas, así que tampoco es un modo muy conveniente de medir el valor de un conjunto de bienes en rutas comerciales de larga distancia. La plata es una mejor alternativa porque es suficientemente preciosa como para representar largas cantidades de valor en recorridos largos.
China solía depender de Japón en cuanto a la provisión de plata, porque no tenía mucha minería en su territorio. Pero a comienzos del siglo diecisiete Japón adoptó su política de aislamiento. Así que dejó de exportar plata a China, y China empezó a depender de la plata americana en tanto moneda principal de su economía. El Estado recaudaba impuestos en plata y eso significa que la gente debía pagar sus impuestos en plata, aun si cobraban sus salarios en monedas de cobre. Esta gente tenía que cambiar cobre por plata. Todo el comercio de larga distancia con China también se realizaba en plata, y esta plata provenía de las minas americanas.
Por lo tanto, en este sentido, la economía china está muy conectada a la economía mundial a través del flujo de plata.
Para responder a tu pregunta sobre por qué, si tenía esta economía de mercado y si este arco de transformación que lleva de una economía de mercado a una economía capitalista es tan común, China no atravesó un período de acumulación originaria. Digamos que es la situación normal en todo el mundo porque, como dije, cuando existe una economía de mercado grande, siempre hay comerciantes que quieren acumular dinero y que se convierte en prestamistas y en banqueros y en cosas por el estilo.
Como causa perturbaciones políticas y sociales, la actividad capitalista hace que el Estado confisque periódicamente la riqueza de los comerciantes y los persiga por acusaciones de corrupción: sucedió en China, en el mundo islámico, en Asia del Sur y en la Europa católica y medieval. El caso de la modernidad temprana de Europa fue especial y obedeció a la situación de guerra permanente.
En cambio, en China, nos encontramos con la situación normal en la que el Estado encuentra cierta utilidad en los comerciantes, pero también los persigue cuando se vuelven demasiado numerosos o acumulan demasiada riqueza. Y es interesante notar que, cuando existe un conflicto entre los comerciantes y los campesinos, los artesanos o los ciudadanos ordinarios que reclaman por el precio de la comida y por la especulación de los comerciantes de arroz, el Estado interviene en su favor.
El Estado tiende a ponerse del lado de los trabajadores, de los campesinos y de las personas más pobres y a forzar a los comerciantes a entregar su comida o a bajar los precios. Básicamente, estamos frente a una forma de control de precios en el siglo diecisiete y dieciocho. Como resultado, si uno pertenece a una familia de comerciantes, el patrón típico es que, después de acumular suficiente riqueza, uno empiece a invertir recursos en la educación de sus hijos con el fin de prepararlos para los exámenes imperiales.
Bajo el sistema de examen imperial chino, si uno obtiene buenas calificaciones puede convertirse en funcionario y empezar una carrera burocrática. Dado que los grupos de comerciantes y banqueros exitosos solían ser perseguidos en la China del siglo diecisiete y dieciocho, invertir la fortuna en la educación de una generación más joven era una decisión bastante inteligente. De esta manera, esta nueva generación tenía acceso a una carrera burocrática y la familia pasaba a ser una familia política. Era muy común que las familias de comerciantes ricos se convirtieran en familias políticas y empezaran a formar parte del Estado.
No era como en Europa, donde había empresas multigeneracionales bajo propiedad de familias y de grupos financieros, como los Rothschild. Para las familias comerciantes y banqueras de China, la mejor forma de reproducir su estatus elitista era evitar que el Estado confiscara su riqueza convirtiéndose en familias políticas.
DD
Entonces, la diferencia clave es que el Estado chino de la dinastía Qing, con el fin de garantizar la estabilidad y la armonía sociales, tenía en cuenta las demandas de los trabajadores. En cambio, los Estados europeos tendieron a aliarse con los comerciantes para aplastar la resistencia popular. Y, en consecuencia, el comercio en Europa no fue totalmente estigmatizado y reprimido.
En China, la nobleza rural y las élites estatales invertían mucho dinero en el comercio, pero los empresarios, en vez de construir estas familias multigeneracionales poderosas, como los Rothchild, invertían su riqueza con el fin de formar parte de la realeza: la nobleza y los funcionarios estatales.
HH
En contextos europeos, también observamos gobernantes paternalistas que intentan mantener cierta simpatía por las masas frente a los comerciantes, pero en términos comparativos es más raro, porque necesitan el financiamiento y los recursos monetarios de los comerciantes para emprender sus campañas bélicas. En China están más preocupados por el malestar social porque en el período de auge del siglo dieciocho la dinastía Qing era percibida como una dinastía extranjera que estaba ocupando el territorio.
Los manchúes nacieron como un tipo de pueblo seminómada. En un principio ni siquiera hablaban ni escribían el chino, porque tenían sus propia lengua. En términos de vínculos sanguíneos y afinidad cultural, están más cerca de los mongoles y de otros pueblos de Asia central. Los manchúes iniciaron una invasión en el siglo diecisiete. Aplastaron y liquidaron a la dinastía Ming, considerada como la última dinastía china Han.
En el siglo diecisiete, muchos elementos de la nobleza china Han resisten el gobierno de los manchúes, del mismo modo en que habían resistido el gobierno mongol en el siglo trece. A lo largo de la dinastía Qing, los manchúes temen quedar como una dinastía extranjera invasora. Y durante una buena parte del siglo diecisiete, los chinos Han tenían prohibido participar en los grupos militares elitistas de los funcionarios, conocidos como las ocho banderas. Estos grupos estaban reservados exclusivamente para los manchúes, los mongoles y otros pueblos seminómadas.
Así que, hasta cierto punto, es verdad que son una especie de dinastía extranjera invasora. Como los Qing también están preocupados por la legitimidad, también son más proclives a ponerse del lado de los indefensos cuando surgen conflictos de clase, presentándose como defensores paternalistas de la gente común. Al mismo tiempo, sospechan más de los comerciantes y de las clases financieras porque la mayoría son chinos Han. Es decir que toda esta dinámica también tenía una dimensión ética.
DD
También leí en tu libro que las denominadas explicaciones de los orígenes agrarios del despegue capitalista en Inglaterra —que apuntan hacia el modo en que la revolución agraria de comienzos de la modernidad liberó capital y trabajo— fallan cuando tienen que explicar por qué China no desarrolló el capitalismo. De hecho, China también tuvo una revolución agraria, así que hubo un excedente rural en la China imperial tardía. Sucede simplemente que este excedente no fue canalizado hacia la industrialización urbana.
HH
En la literatura de la historia social y económica en Inglaterra y en Europa en general, el supuesto es que hubo una revolución agraria. La productividad agraria creció exponencialmente, así que en general hubo suficiente excedente en el campo como para pavimentar el camino del capitalismo industrial.
Mi argumento es que es una condición necesaria, pero no suficiente para el surgimiento del capitalismo industrial o del capitalismo en general: puede haber una revolución agraria y puede haber suficiente excedente, pero todavía se necesitan actores, agentes e instituciones que concentren el excedente en una empresa capitalista. Esta élite urbana es muy importante y es otra condición necesaria.
Todos concuerdan en que, durante los siglos diecisiete y dieciocho, la productividad agraria creció mucho en China, en magnitudes comparables a las de Inglaterra o Europa occidental. Es decir que hay suficiente excedente agraria. Pero dada la relación tensa entre el Estado y los comerciantes y el costo emergente de la actividad empresarial, no existe una élite urbana que sea capaz de y que esté dispuesta a coordinar la concentración de este excedente rural en una empresa capitalista.
De nuevo, no digo que esas élites no hayan existido. Había algunas élites, pero nunca fueron tan resistentes y poderosas como sus homólogas en Europa, dada la peculiar situación política de la China del siglo dieciocho. En síntesis, esta revolución agraria y este abundante excedente es solo una condición necesaria pero no suficiente de la emergencia del capitalismo en China.
DD
La próxima pregunta que aparece en tu historia de China es «cómo y por qué los constructores del Estado de los siglos diecinueve y principios del siglo veinte no lograron promover un capitalismo dirigido por el Estado, como hizo Japón». Todo país industrializado después de Inglaterra «enfrentó una economía mundial cada vez más competitiva» y «requirió un nivel más alto de intervención estatal para dirigir y concentrar los recursos financieros esenciales para un inicio rápido de la acumulación de capital».
¿Cómo hicieron los países que lograron una industrialización exitosa, como Alemania, Rusia y sobre todo Japón, para promover un capitalismo dirigido por el Estado en un período en el que el imperialismo occidental estaba en ascenso? ¿Y cómo este nuevo sistema mundial remodeló las condiciones que estuvieron obligados a enfrentar los nuevos Estados en vías de desarrollo, como China?
HH
Si avanzamos hasta el siglo diecinueve, es interesante comparar Japón con China. Japón es un país que logró una industrialización tardía; China tuvo menos éxito. China logró cierto progreso en el siglo diecinueve, pero nunca alcanzó a Japón. La clave para entender esta diferencia es el Estado.
Hasta el siglo diecinueve, Japón y China eran muy similares. Tenían un excedente agrario y carecían de actividad empresarial urbana. Y después, por decirlo de alguna forma, Japón tomó un atajo hacia el capitalismo sirviéndose del poder estatal para concretar una acumulación originaria.
Una de las formas que adoptó este proceso, por supuesto, fue que el Estado utilizó los impuestos para exprimir a los campesinos y concentrar el excedente rural en manos del Estado. Después el Estado utilizó estos recursos para fundar un banco que ofrecía crédito barato a los industrialistas y proveía capital para la industrialización del país. Por lo tanto, en la vía japonesa y también alemana hacia la industrialización, la precondición es un Estado unificado suficientemente fuerte como para realizar esta expropiación muchas veces brutal de los recursos del campo.
En China intentaron hacer lo mismo, pero sus esfuerzos fracasaron en el siglo diecinueve. Hubo reformas impositivas que buscaron aumentar la recaudación con el fin de utilizar esos recursos para crear una empresa apoyada por el Estado que importara tecnología extranjera para fabricar acero, ferrocarriles y todo tipo de cosas. Así que la estrategia es la misma, pero China no logró ejecutarla y Japón sí, debido a la vez a factores contingentes y a factores no tan contingentes.
Uno es que Japón tiene un territorio mucho más pequeño. En términos geográficos, China es muchísimo más grande. Japón tiene el tamaño de una provincia de China. El Estado chino debía coordinar la concentración de recursos y la industrialización en el amplio territorio del imperio y esa enormidad geográfica dificulta mucho el objetivo.
A causa de esta escala continental, el Estado delegó muchas tareas en las élites locales o provinciales. Por lo tanto, en la China del siglo diecinueve observamos una ruptura del Estado que hace que estas élites locales empiecen a tener sus propios ejércitos privados para apaciguar rebeliones y cosas por el estilo. Esta desintegración del Estado no sucedió en Japón, donde un espacio geográfico mucho más pequeño hizo que fuera más fácil centralizar el poder y hacer todo por medio del gobierno central.
Otro factor es la insularidad de Japón como Estado isla. En la China del siglo diecinueve, las fuerzas imperialistas occidentales —británicas, francesas, alemanas, rusas, etc.— estaban muy interesadas en repartirse los recursos de China. En el siglo diecinueve, estas potencias están ocupadas en la creación de sus propias esferas de influencia en China, así que no prestan mucha atención a Japón. Por ejemplo, Japón tenía una relación exclusivamente comercial con Estados Unidos.
Pero en esa misma época, la población y el centro de gravedad económico de Estados Unidos están en la costa este. Sus intereses empezaban a moverse hacia el oeste, pero todavía una potencia joven en el pacífico. No tenía el poder para colonizar Japón, y tampoco deseaba hacerlo. Por eso estableció relaciones mercantiles.
En consecuencia, Japón pudo contar con ese espacio que le permitía respirar mientras las potencias europeas estaban concentradas en dividir China. Por lo tanto, en el siglo diecinueve, fueron a la vez factores geográficos y factores geopolíticos más contingentes los que condujeron al fracaso del Estado chino en la aplicación de una estrategia de industrialización tardía que funcionó en Japón y en Alemania.
DD
Mao y el ascenso del PCCh cambiaron todo. En tu libro escribiste que «los desarrollos rurales-agrarios y urbano-industriales del período de Mao sentaron las bases del boom capitalista de los años 1980».
¿Por qué la acumulación originaria tuvo éxito bajo Mao? ¿Qué significa el hecho de que haya sido concretada en nombre del socialismo? ¿En qué sentido está vinculada con el argumento de Wallerstein de que el socialismo realmente existente nunca operó fuera del sistema capitalista mundial?
HH
Creo que, aceptando una fórmula de tipo wallersteiniana, el Estado socialista debería tener la igualdad como prioridad. Pero en muchos Estados socialistas existentes, de la Unión Soviética a Europa del Este, pasando por la China comunista posterior a 1949, la igualdad es una parte importante —la promueven como propaganda o como una política real—, pero la prioridad principal es la acumulación y el crecimiento. En realidad, la primera prioridad es la industrialización rápida de la que estamos hablando.
En la Unión Soviética y en la China comunista de los años 1950 y 1960, este imperativo de industrialización y crecimiento acelerados exceden toda otra consideración. Yo argumento, con muchos otros investigadores chinos, es que Mao siguió una forma muy extrema de industrialización dirigida por el Estado y utilizó el poder estatal para extraer los recursos del excedente agrario del campo y concentrarlos en las empresas urbanas de propiedad estatal, con el fin de expandir rápidamente los sectores urbanos industriales, desde las acerías hasta la infraestructura.
En el proceso, esta política ensanchó la desigualdad entre el campo y la ciudad, porque la explotación del campo para promover el crecimiento de los sectores industriales urbanos es un modelo típico.
Por supuesto, parte del trato es que también intentan crear igualdad y nivelar los ingresos y los estamentos en el campo, y también en la ciudad. Pero este modelo de industrialización acelerada hace que la desigualdad entre los sectores urbanos y rurales siga creciendo.
En este sentido, el modelo de socialismo estatal no es exactamente un socialismo puro. Esta forma de industrialización implica un imperativo hacia la acumulación rápida de capital, no por medio del capital privado, sino del capital estatal. Es una forma extrema de industrialización dirigida por el Estado, como la que aplicaron exitosamente Japón y Alemania en el siglo diecinueve, pero en el ambiente internacional de mediados del siglo veinte, que es mucho más duro. En este ambiente, la industrialización estatal tomó una forma mucho más extrema y veloz: la extracción directa de excedente rural y su canalización hacia el sector urbano industrial.
DD
Una clave de la política maoísta que sentó las bases del boom capitalista posterior fue que el Estado no solo exprimió el campo, sino que también compensó a los campesinos brindándoles una atención sanitaria sustantiva y aplicando otras políticas de bienestar. ¿Cómo se creó esa reserva de trabajo? Y, después, en los años 1990, ¿ese excedente fluyó hacia la industria de exportación costera?
HH
La distinción clave entre el modelo de industrialización acelerada dirigida por el Estado de la Unión Soviética y la de China es que Stalin básicamente destruyó al campesinado y promovió la urbanización de la población. En China, captaron a la población rural del campo. La economía campesina fue destruída y reemplazada por el sistema de comunas populares, que recuerda a las granjas colectivas soviéticas. Pero China mantuvo a la población rural en su lugar y por muchísimos motivos: pensaban que una migración del campo hacia las ciudades generaría desempleo y por lo tanto inestabilidad, así que hicieron que los campesinos continuaran con sus actividades en el campo.
Al mismo tiempo —a cambio de este sometimiento draconiano del campo que tenía el fin de procurar productos agrarios y recaudar impuestos para el Estado— también invirtieron mucho en educación, en la erradicación del analfabetismo y de la medicina socializada: los famosos médicos descalzos y los programas de vacunación masivos erradicaron muchas enfermedades infecciosas del campo. Los índices de alfabetización del campo chino durante el gobierno de Mao están entre los más altos del mundo en vías de desarrollo.
Garantizando servicios básicos y educación en el campo, pudieron crear una amplia reserva de excedente de trabajo rural alfabetizado y saludable. Esto sentó las bases para el despegue capitalista de los años 1980.
Lo interesante de la transformación de China en una industria exportadora, concretada en los años 1980 y 1990, es que nadie esperaba tanto. Hoy el hecho de que China sea un exportador enorme parece obvio: las empresas europeas, japoneses y estadounidenses localizan sus instalaciones en China y obtienen trabajo barato y son capaces de fabricar sus productos. Pero en los años 1980 y 1990, nadie tenía mucha confianza en que esto funcionaría en China, porque muchas empresas habían localizado sus instalaciones en Asia del Sur, en Asia Sudoriental y en muchos otros lugares, donde encontraron mucha mano de obra barata proveniente del campo, pero no era necesariamente disciplinada, saludable, alfabetizada ni eficiente.
Tomaría mucho tiempo formar a estos trabajadores en el funcionamiento de la fábrica y en la lectura de las instrucciones y evitar que se enfermaran. En muchos países en vías de desarrollo, si uno abre una fábrica utilizando muchos trabajadores rurales, habrá brotes periódicos de tuberculosis y otras enfermedades.
Pero cuando China adopta el modelo de crecimiento orientado hacia las exportaciones —permitiendo o invitando al capital industrial y extranjero a fundar fábricas en las áreas costeras y absorber el excedente de trabajo rural— las empresas encontraron pronto que la mano de obra no solo era abundante y barata, sino también saludable y más alfabetizada que la mano de obra rural migrante en muchos otros países en vías de desarrollo.
Después del período de desarrollo rural bajo el gobierno de Mao, sin embargo, la política de un hijo empezó a reducir el afluente de mano de obra rural. La joven población del campo empezó a declinar, y después de la reforma del mercado en los años 1980, las inversiones del gobierno en educación y en salud en el campo dejaron de crecer. Todos estos avances conquistados durante el período de Mao parecieron revertirse. China había entrado en otra fase de desarrollo, pero la creación de un excedente de trabajo saludable, alfabetizado y rural durante el período de Mao sentó las bases para la posterior industrialización orientada hacia las exportaciones basada en el trabajo barato.
DD
Una cita de tu libro: «Como el Estado maoísta se apoyó casi exclusivamente en el excedente extraído del campo en el proceso de acumulación originaria y se negó a depender del crédito externo, como hicieron muchos otros países socialistas y en vías de desarrollo durante los años 1970, el Estado chino estaba mucho menos cargado de obligaciones externas, mientras que muchos otros países en vías de desarrollo cayeron presas de los mandatos de sus acreedores cuando llegó la crisis de deuda internacional de los años 1980».
Como muestra Isabella Weber en su último libro, China apenas logró esquivar una forma de terapia de shock que habría arruinado su economía como sucedió en la Rusia posoviética. ¿Qué tan importante fue la autosuficiencia de la China maoísta en tanto condición necesaria, cuando no suficiente, del despegue capitalista?
HH
Es interesante que menciones el libro de Weber. Ella hizo un gran trabajo y mostró que China apenas logró evitar la política de ajuste estructural autoinfligida de las reformas de libre mercado. En realidad, había muchos Estados, élites y académicos en el mundo en vías de desarrollo interesados en evitar este tipo de políticas de ajuste estructural orientadas hacia el libre mercado.
Pero aun cuando evitaron el problema en términos de su debate intelectual interno, tuvieron que abordarlo a causa de la crisis de deuda y de los dictados del FMI y del Banco Mundial. Como sus gobiernos estaban tan endeudados, no pudieron evitar tomar deuda del FMI y después las fuerzas del FMI los obligaron a adoptar reformas de ajuste estructural. Así que una pieza del rompecabezas que Weber muestra con genialidad es que China fue capaz de evitar una reforma de ajuste estructural tortuosa y autoinfligida.
Otra pieza del rompecabezas está en las condiciones que permitieron que China pudiera hacerlo. Y, de nuevo, la respuesta comienza con el período de Mao. Mao no usó los créditos del mercado financiero internacional para acelerar el crecimiento. Muchos países en vías de desarrollo, incluso los países socialistas de Europa del Este, tomaron estos créditos en los años 1970. Dado el boom del petrodólar de los años 1970, la tasa de interés estaba muy baja. Parecía tono no tomar crédito de los financistas internacionales, que es lo que hicieron Brasil, muchos países africanos y Asia del Sur. Polonia y Yugoslavia también tomaron crédito porque pensaron que las bajas tasas de interés estimularían el crecimiento. Si la tasa de crecimiento es más alta que la tasa de interés del crédito, es posible pagar la deuda sin problemas y beneficiarse del crecimiento obtenido.
Pero, por muchos motivos, Mao no tomó ningún crédito.
Un motivo es la ideología maoísta de la autosuficiencia: tenemos que explotarnos a nosotros mismos para encontrar nuevos recursos para crecer, en vez de tomar crédito externo. Otro motivo es que, después de que [Richard] Nixon visitó China en los años 1970, muchos aliados de Estados Unidos de la región, sobre todo Japón, estuvieron dispuestos a colaborar económicamente con China. Por eso China no tuvo que tomar crédito del mercado financiero internacional como Polonia, Yugoslavia y muchos otros países en vías de desarrollo.
Después, a comienzos de los años 1980, bajo el gobierno de [Ronald] Reagan, Paul Volcker subió la tasa de interés del dólar estadounidense a 20%. Muchos préstamos tomados con tasas de interés bajas o moderadas tenían cláusulas que los ajustaban a tasas variables, así que cuando las tasas de interés de mercado del dólar estadounidense subieron, todas las tasas de interés de estos préstamos también subieron.
En consecuencia, muchos países en vías de desarrollo y países de Europa del Este, como Polonia, debieron afrontar una situación muy difícil. Fue el origen de la crisis de la deuda. Muchos países en vías de desarrollo y socialistas de Europa del Este llegaron a estar prácticamente en bancarrota y después tuvieron que recurrir al default. Tuvieron que pedir ayuda del FMI y el resto es historia: el FMI los rescató con la condición de que adoptaran reformas de mercado radicales.
China evitó todo eso por la obstinación de los años 1970, por la decisión de Mao de no tomar crédito en el mercado internacional. En los años 1980, China escapó de la crisis de deuda y no tuvo que obedecer al FMI. De esa manera evitó un programa de ajuste estructural impuesto. En cambio, China diseñó una reforma de mercado gradual, aplicada mediante prueba y error, y el Estado mantuvo su dominio y la autonomía completa del sector financiero de China.
Este es otro factor que explica el boom de China: el rápido crecimiento de los años 1980 y 1990, que la separó de los países de Europa del Este y de otros afectados por la crisis de la deuda.
DD
Como dijimos, la China maoísta explotó el campo en su industrialización y el resultado fueron estas enormes empresas de propiedad estatal. ¿En qué medida las empresas estatales generaron e impulsaron el boom del país? Y, en contraste, ¿en qué medida su ineficiencia, su endeudamiento y su rol en la creación de una élite parasitaria de miembros del PCCh terminó con ese boom?
Te cito de nuevo: «Algunos dirán que, dado el peso de la inversión en activos fijos en el PIB, perteneciente sobre todo a las EPE [empresas de propiedad estatal] y a los gobiernos locales, el boom de China está cuando menos tan motivado por el sector estatal como por el sector privado de las exportaciones. Pero la mayoría de las inversiones en activos fijos de la economía china fueron financiadas por préstamos de los bancos estatales, y una gran porción de la liquidez del sistema bancario surgió de un proceso de «esterilización» en el que los exportadores privados sacrifican sus ganancias en divisas extranjeras a los bancos estatales a cambio de una cantidad equivalente de RMB emitida por el Banco Popular de China, que es el banco central».
Si el capital estatal chino provino sobre todo de las exportaciones, ¿por qué son tan importantes las EPE? ¿Qué papel jugaron en términos históricos? ¿Y cómo deberíamos pensar la relación entre el incremento de la economía de exportaciones y las EPE creadas bajo Mao?
HH
Las EPE son importantes en el sentido de que muchos de los proyectos de infraestructura, y algunas industrias pesadas como las acerías, las plantas de carbón, los aeropuertos y los trenes de alta velocidad, fueron desarrollados por empresas estatales. Lo mismo sucede con la red de telecomunicaciones. Es común comparar en este punto a China con India: India tiene mucho potencial de crecimiento, pero su infraestructura está menos desarrollada que la infraestructura china.
Es así porque China tiene un sistema de empresas estatales y centralizadas del que depende hace décadas, desde el período de Mao. Las unidades gubernamentales locales y centrales, como el Ministerio de Trenes, ayudaron a construir una infraestructura clave: una cantidad de centrales eléctricas suficiente como para generar la electricidad que requiere el país, o acerías que satisfacen los requisitos de la economía. Las empresas estatales son muy importantes porque brindan la infraestructura y las inversiones que necesitan estas industrias pesadas.
Por otro lado, es cierto que produjeron divisiones entre las élites del partido. En el Comité Central o politburó del Partido Comunista, es posible identificar a los miembros individuales de los estratos más elevados de la organización en función de los sectores que tomaron como propios. Proveen la planta de empleados de sectores enteros como, por ejemplo, el sector energético, los sectores aceiteros, minerales o eléctricos, como si fuesen un feudo compuesto por sus parientes y subordinados.
La repartija de sectores estatales entre las élites es una estructura corrupta y oligárquica. Estas empresas estatales no son financiadas directamente por medio de recursos fiscales del Estado. Reciben principalmente financiamiento de los bancos estatales. Y China tiene vínculos de mercado en muchos sectores, pero el PCCh cuidó celosamente los sectores financieros de modo tal que los bancos estatales sigan dominando la economía. Esto es así porque el PCCh mira este flujo de crédito como su nivelador más importante a la hora de dirigir la economía y sostener el control del partido sobre el desarrollo económico y las élites.
El sector de las exportaciones está conectado con este sector de empresas estatales que está centrado en las industrias pesadas y en la construcción de infraestructura. China tiene una contabilidad de capital cerrada y su moneda no es libremente intercambiable. Por eso, si una empresa privada o extranjera exportadora gana en moneda extranjera, no puede quedarse los dólares ni guardarlos en una cuenta offshore. Tiene que entregárselos al Banco Central de China, que convierte los dólares a una cantidad equivalente de moneda local. Por lo tanto, uno tiene que utilizar el yuan para pagar salarios y para invertir.
Esta es una política de creación de renminbi-yuan, respaldada por el influjo de divisas extranjeras, sobre todo dólares estadounidenses, que garantiza el sector exportador. Una buena parte de esta liquidez creada termina convirtiéndose en préstamos bancarios, porque si una empresa entrega sus dólares, obtiene a cambio yuanes y los guarda en su cuenta. Entonces el banco utiliza ese dinero para crear préstamos para otras empresas.
Dado que los bancos estatales están dominados por el PCCh, es muy difícil que las empresas privadas obtengan financiamiento de los bancos estatales. El banco estatal tiene una política de discriminación que hace que sea más tolerante con los préstamos a empresas estatales, gobiernos locales o unidades gubernamentales. Un motivo es que, como estas empresas tienen el respaldo del gobierno, el banco piensa que no entrarán en default, mientras que las empresas privadas sí pueden entrar en default. Por eso piensan que es más seguro prestar a una unidad gubernamental.
Por lo tanto, lo que sucedió es que está enorme expansión de las reservas en divisas extranjeras en China creó una expansión equivalente de liquidez en la moneda local, y esta expansión de la liquidez se transformó en préstamos en moneda local, otorgados sobre todo a gobiernos locales y a empresas estatales. Después de que obtienen los préstamos, los utilizan principalmente en la construcción: ampliar los aeropuertos y añadir líneas de metro, construir nuevas líneas de ferrocarril y construir más acerías y plantas de carbón. Esto resultó en una expansión excesiva de la infraestructura y de las industrias pesadas.
A comienzos de los años 1990, el gobierno chino empezó a hablar de este tema de la sobrecapacidad. En el sector exportador privado, no hablan de sobrecapacidad, porque existe una amplia demanda en la economía mundial que absorbe los bienes de consumo fabricados por el sector exportador chino. Pero en las empresas estatales —industrias pesadas y de infraestructura dominadas por los gobiernos locales— había mucha sobrecapacidad, y eso significa que se estaban construyendo cosas que no serían rentables.
Por ejemplo, después de construir un aeropuerto, se construye otro del mismo tamaño en una ciudad cercana. Muchas personas elogiaron el sistema de trenes de alta velocidad de China y tiene muchas cosas impresionantes, pero incluso en este caso, el hecho es que tomaron demasiado crédito. Siguen construyendo nuevas líneas y es cierto que algunas son rentables. Pero muchas líneas conectan ciudades entre las que no viaja mucha gente y si se cobraran los boletos a precio de mercado nadie pagaría. Esta sobrecapacidad crea los típicos problemas de sobreacumulación estudiados en la literatura marxista. Es un problema porque las empresas y las unidades gubernamentales piden dinero para construir esta infraestructura, pero el resultado no es rentable, así que tienen problemas a la hora de saldar sus deudas.
Últimamente, el sector inmobiliario también está recibiendo mucha atención. El sector es privado, pero está vinculado con el Estado porque las empresas inmobiliarias no pueden comprar tierra sin la colaboración activa de los gobiernos locales. Los gobiernos locales generan renta vendiendo tierra a estas empresas inmobiliarias y como el valor de los departamentos construidos sigue subiendo, los gobiernos locales pueden seguir aumentando su renta vendiendo tierras cada vez más caras.
Dado que en realidad la maquinaria inmobiliaria está conectada con la maquinaria de la renta gubernamental, estamos frente a la misma dinámica: el banco estatal es más concesivo con los préstamos a estas unidades, y esto resulta en la construcción de demasiados departamentos que no pueden vender, aunque igual tengan que pagar la deuda.
En cierto punto, llega el momento en que tienen que reconocer que, o bien deben entrar en default, o bien encontrar otros medios de generar dinero. Esta crisis de deuda interna es una bomba de tiempo.
DD
Uno de los argumentos de tu libro es que no fue solo la acumulación originaria de la época de Mao la que sentó las bases del boom capitalista. También fue el capital de Japón y de los cuatro tigres: Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong y Singapur. Estos estados desarrollistas tuvieron éxito precisamente porque operaron bajo el paraguas de seguridad de la época de la Guerra Fría, y jugaron un rol fundamental en el financiamiento del crecimiento chino.
Cito: «El boom capitalista de China es el equivalente de una explosión iniciada por la mezcla de la herencia maoísta y del capitalismo de Asia Oriental, aunque cada uno se desarrolló en lados opuestos de la Guerra Fría en Asia». A su vez, este capital de Asia Oriental tenía raíces todavía más profundas en las familias empresarias costeras que habían abandonado el país durante la era Qing para hacer sus fortunas en las fronteras coloniales de Europa.
¿Cómo llegó este capital generado en las costas de China durante la era Qing hasta los aliados asiáticos de Estados Unidos en la Guerra Fría, y después de nuevo hacia China durante el boom de las exportaciones?
HH
Muchos historiadores estudiaron la importancia de esta diáspora china. En los años 1980, cuando China abrió sus fronteras, tenía una buena infraestructura y una fuerza de trabajo alfabetizada y saludable proveniente del campo. Pero sin los empresarios que absorbieran esta mano de obra y la convirtieran en industrias exportadoras, el progreso chino del período de Mao no habría llegado muy lejos.
Sucedió que, en los años 1980 y 1990, muchos chinos de Hong Kong, Taiwán, Corea del Sur, Japón y otras partes del Sudeste asiático volvieron a las zonas costeras de china para emprender industrias exportadoras exitosas. Estos pioneros tienen generaciones de experiencia en fabricar productos para mercados estadounidenses y europeos. Saben qué tipo de árbol de navidad prefieren estos mercados, qué tipo de electrónica vende mejor y las prendas consideradas de moda.
Por lo tanto, China se salteó esta fase de aprendizaje gracias a esta diáspora de capital chino, coreano y japonés. Y no solo tienen este dinero y este capital, sino que también están bien conectados con el mercado de consumo. Como la Unión Soviética y otros países de Europa del Este no tuvieron esta diáspora y capital, debieron movilizar sus recursos cuando abrieron sus fronteras, los oligarcas y las autoridades corruptas quedaron a cargo de los recursos, y sabemos lo que sucedió después.
Pero cuando China abrió sus fronteras, había mucho capital chino, japonés y coreano en diáspora. La acumulación de este capital obedecía a cuestiones geopolíticas particulares de la Guerra Fría. Durante el punto más álgido de este conflicto, Asia Oriental era considerada por Estados Unidos como una zona muy vulnerable, que podía caer en el comunismo. Corea del Sur siempre estuvo bajo amenaza de Corea del Norte y Taiwán de la China comunista, lo mismo que Hong Kong y Singapur.
Singapur casi se convierte en una especie de Cuba del Sudeste asiático. Si prestamos atención a la historia de Singapur después de la independencia, el Partido de Acción Popular era un partido de izquierda hsta que Lee Yuan Yew colaboró con la inteligencia británica y estadounidense en un golpe de Estado que terminó con el arresto de todos los activistas del partido y convirtió Singapur en un Estado socialdemócrata sin democracia. Así se convirtió Singapur en un bastión de la Guerra Fría.
Pero todas estas zonas son muy vulnerables desde la perspectiva de Estados Unidos. Y eso explica la guerra de Corea y la de Vietnam, las más importantes de la Guerra Fría.
DD
También el golpe de Indonesia.
HH
Sí. Durante el golpe de Indonesia, y también los de Malasia, Tailandia y Filipinas, hubo guerrillas comunistas activas en el campo. Por eso la política de Estados Unidos hacia estas islas capitalistas —desde Hong Kong hasta Singapur, Taiwán, Corea del Sur y Japón— fue muy generosa, en términos de abrir el mercado local a sus productos de consumo. Las industrias de América Latina, África y de otros países nunca se beneficiaron de un gesto de generosidad equivalente.
Estas condiciones geopolíticas crearon un ambiente muy favorable para el desarrollo capitalista en estas islas durante la Guerra Fría. Cuando China abrió sus fronteras, estas empresas estaban ansiosas por entrar y sacar ventaja de la mano de obra y de la infraestructura chinas.
DD
Antes del boom de China, la economía exportadora de Asía oriental tenía una estructura que respondía al esquema de «migración de gansos». Los cuatro tigres producían componentes que eran ensamblados en Japón, y que después fabricaba y exportaba los productos con más valor agregado. En este modelo, hay que imaginarse que Japón está a la cabeza de la formación de los gansos y los cuatro tigres están atrás.
¿Qué sucedió con las economías de Asia y de todo el mundo cuando esta formación se convirtió en una estructura chinocéntrica denominada «círculo del panda»?
HH
A lo largo de los años 1960, 1970 y 1980 estaba esta imagen de los gansos en migración en la que toda la formación vuela hacia adelante, pero mantienen una jerarquía estable entre los gansos que dirigen y los que siguen. Japón es el ganso dirigente en esa época: siempre fabrica los productos con más valor agregado, los más sofisticados y rentables.
Una vez que Japón avanzaba a productos que tenían todavía más valor agregado, los productos menos de moda, los menos rentables quedaban en manos de los otros gansos: Taiwán, Corea del Sur, etc. Toda la formación avanza, pero se mantiene la jerarquía de Japón, y después la de los cuatro tigres, y después la de Asia del Sur, es decir, hasta los años 1980 y 1990, cuando entra en escena China.
Como China es tan grande y tiene tantos recursos y tiene un mercado interno tan grande, atrae no solo a las industrias de bajo valor agregado, sino también a las de alto valor agregado. A fin de cuentas, China absorbe todo, desde electrónica hasta computadores, pasando, por ejemplo, por el famoso iPhone. También absorbe productos de bajo costo, como ropa barata, árboles de navidad y disfraces de Halloween.
En los años 1990, el Economist publicó un artículo titulado «A Panda Breaks the Formation» [un panda rompe la formación]. Tenía una caricatura en la que un panda rompe una formación de gansos. China es tan grande que absorbió todo y las redes de producción se hicieron chinocéntricas. Japón, Corea, Taiwán y el sudeste asiático empezaron a exportar su capital y sus actividades industriales a China, y los capitalistas en estos lugares empezaron a centrarse en las finanzas y en la especulación inmobiliaria. Algunos productos de alto valor agregado siguen estando en estos lugares: una industria que recibe mucha atención es la fabricación de microchips de alta velocidad, sobre todo en Taiwán.
En el caso de estas industrias de alta tecnología, hay un tipo de régimen de control de exportaciones heredado de la Guerra Fría que China no logra saltar. Por eso la fabricación de estos componentes permanece en estas economías desarrolladas. Pero la fabricación de otros productos de alta tecnología, desde drones hasta iPhones, pasando por autos eléctricos, está localizada en China, así que el grueso de la red de producción es chinocéntrica.
Las economías satélite que rodean China brindan componentes, recursos naturales y financiamiento. Por ejemplo, algunas empresas chinas obtienen financiamiento a través de los bancos de Hong Kong. Por supuesto, la reciente guerra comercial intenta transformar esta red chinocéntrica, pero todavía no sabemos en que está transformándose.
DD
Una premisa clave de tu libro es que «El capitalismo de un país particular no es en lo esencial distinto del capitalismo de cualquier otro país. El principio subyacente y la dinámica básica del capitalismo como sistema económico son universales, aun cuando el capitalismo está siempre encastrado en estructuras sociopolíticas históricas y nacionales específicas que permiten liberar sus fuerzas productivas en ciertos momentos y amarrarlas en otros».
¿Por qué China no es un capitalismo de partido-Estado excepcional, como muchos piensan? ¿Y cuál es el interés de tu argumento de que no existe un capitalismo chino en sí mismo, sino únicamente una historia del capitalismo en China?
HH
Hay semejanzas y diferencias entre el capitalismo en China y el capitalismo en otras partes. La principal semejanza es que la motivación de las ganancias y el imperativo de acumulación impulsa el sistema de la China contemporánea como lo hace en Estados Unidos, en Japón y en otras partes.
Está claro que el imperativo dominante de la actividad económica es acumular capital, reinvertirlo y obtener ganancias. El capitalismo en China es también bastante similar a los sistemas en otras partes del mundo en el sentido de que la mercantilización de los medios de vida es casi completa. Si uno vive en China, en Estados Unidos, en Alemania o en Japón, uno tiene que comprar en el mercado la mayoría de los productos necesarios para vivir.
DD
Y también tiene que vender su fuerza de trabajo a cambio del dinero que necesita para comprar esas cosas.
HH
Y lo interesante es que en China la mercantilización de ciertos productos necesarios en la vida cotidiana es incluso más alta que en la mayoría de los países europeos. Si miramos el porcentaje de gasto privado en salud a nivel nacional en Europa, en Japón y en Corea del Sur, vemos que está bastante socializado. Una buena parte de ese gasto es cubierto por el Estado, en general más del 60%. En otros países este porcentaje alcanza el 70 o el 80%.
Pero hay dos economías grandes que tienen un porcentaje muy pequeño de gasto público en salud: Estados Unidos y China tienen sistemas de salud que dependen más del gasto de bolsillo que del gasto estatal. Así que, en este sentido, China está tan mercantilizada como Estados Unidos. Es muy capitalista, y los hospitales y los proveedores de salud obtienen muchas ganancias. Este sistema es más semejante al sistema sanitario estadounidense que al del Reino Unido, Europa o Japón.
En un sentido, el sistema capitalista es universal: es el mismo en China que en cualquier otra parte. Pero, al mismo tiempo, este sistema capitalista tiene que negociar con los sistemas políticos en los que está encastrado, y estos sistemas son muy distintos. En el caso de China, está claro que este sistema es el Estado-partido.
El imperativo del partido-Estado comunista es permanecer en el poder, y conservar y expandir su poder. El partido comunista de China hace esto de un modo muy especial mediante la infiltración y la venta de unidades económicas. Así que el sistema capitalista en China no existe en el vacío, sino en este contexto de partido-Estado bastante peculiar.
Esto no significa que China no sea capitalista. Es todavía un sistema capitalista, pero es un sistema capitalista en un ambiente bastante excepcional, a saber, la dominación del partido. Sin embargo, en otro sentido, este ambiente no es del todo único. Están emergiendo otras formaciones similares en sitios como Vietnam, pero la historia es distinta. En general, el sistema capitalista tiene cierta universalidad, pero existe en ambientes políticos únicos con los que debe negociar todo el tiempo.
Notas
↑1 | Daniel Denvir es autor de All-American Nativism y conductor de The Dig en Radio Jacobin. |
---|