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La crisis social y política en la nación andina sigue cobrando fuerza. Este 19 de enero fue convocada una marcha masiva en la capital peruana para exigir nuevas elecciones que permitan sacar del poder a Boluarte y renovar por completo al Poder Legislativo. Ante la presión social, el Parlamento peruano adelantó de 2026 a abril de 2024 dichos comicios, pero los inconformes piden que se lleven a cabo antes, en este año. Bajo el nombre de La Toma de Lima, esta protesta cuenta con la vigilancia de más de 10.000 policías, informó el general Víctor Sanabria, jefe de la Policía Nacional en Lima. Durante la noche, las autoridades locales reportaron un incendio en las inmediaciones de la Plaza San Martín.
Hasta el momento se desconocen las causas del fuego. Medios locales han informado sobre enfrentamientos entre los manifestantes y la Policía. El pasado 7 de diciembre, Castillo fue removido del cargo por el Congreso y acusado del delito de rebelión. Ante esa decisión, miles de ciudadanos se han manifestado en distintas regiones de Perú. Sin embargo, esta movilización es la más mediática y multitudinaria hasta el momento debido al lugar donde se realiza: la capital, donde viven más de 10 millones de personas.
La inestabilidad política peruana no es, para nada, reciente. Entre 2018 y 2023, el país andino ha tenido seis presidentes. Ollanta Humala, quien gobernó entre 2011 y 2016, fue el último mandatario que logró culminar su mandato y entregar la banda presidencial a su sucesor, electo en comicios. Desde entonces, todos los que se han calzado la banda presidencial terminaron destituidos entre acusaciones de corrupción o quebrantos institucionales.Aunque casi toda la ciudad cuenta con cercos policiales, las sedes de los poderes son las más protegidas: el Congreso, el Palacio de Justicia, la Fiscalía Nacional y hasta algunos medios de comunicación, de acuerdo con reportes de la prensa local.
Hasta la fecha, la Defensoría del Pueblo de Perú registra 53 muertes durante las manifestaciones, muchas de ellas reprimidas violentamente por las fuerzas del orden, según han denunciado los activistas. Medios locales informan que cientos de autobuses llegaron a la capital desde otras regiones del país. Buena parte de los contingentes está conformada por jóvenes y estudiantes. También hay organizaciones campesinas y movimientos indígenas.
Alumnos de la Federación de Estudiantes de San Marcos abrieron las puertas del área de residencia estudiantil para dejar pasar a varios autobuses con cientos de personas procedentes de Cusco, Puno y Apurímac, quienes se instalaron en áreas verdes de la Universidad.La plaza San Martín, la plaza Dos de Mayo y el campus de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos son algunos de los puntos más concurridos por los manifestantes.
Gran parte de los participantes proviene de Los Andes y de varias regiones del sur del país. Pedro Castillo es el primer presidente peruano de origen campesino e indígena en 200 años. La indignación ha crecido paulatinamente porque la Policía ha disparado en contra de los manifestantes, según han acusado diversas organizaciones que encabezan las protestas.
Un recuerdo de los incas y Fujimori
Otro nombre que ha recibido la manifestación de La Toma de Lima es La Marcha de los Cuatro Suyos, en honor a los cuatro puntos cardinales del viejo Imperio inca. Sin embargo, también hay una alusión a la vieja manifestación que contribuyó al derrocamiento del expresidente Alberto Fujimori en el 2000. Tras aquella protesta, el entonces mandatario tuvo que renunciar luego de una década en el poder.
Todo comenzó cuando, el 28 de julio del 2000, Fujimori asumió por tercera vez de manera consecutiva como presidente de Perú. Las elecciones mediante las que fue electo estuvieron llenas de acusaciones de fraude. Fue entonces cuando el opositor Alejandro Toledo convocó a la manifestación bautizada como La Marcha de los Cuatro Suyos.
Toledo se convirtió en presidente del país de 2001 a 2006, pero años después fue encarcelado por el caso Odebrecht, acusado de corrupción. Los manifestantes de ahora no solo exigen la salida de Dina Boluarte, sino la liberación del expresidente Pedro Castillo, quien actualmente se encuentra en prisión preventiva, señalado por los delitos de conspiración y rebelión.
Por su parte, la presidenta Boluarte advirtió en un mensaje nacional que no piensa dejar el cargo. «No voy a renunciar. Mi compromiso es con el Perú y no con este grupo minúsculo que está haciendo sangrar a la patria», comentó la mandataria peruana en un mensaje difundido, también, en redes sociales.