por Adán salgado Andrade
Cuando pensamos en contaminación, nos remitimos al escape de un vehículo, a la chimenea de una industria, a una contaminante megaminera o a un pozo de fracking.
Sin embargo, algo que es igual o más contaminante, es la producción y distribución de lo que comemos, agravado porque se nos ha impuesto una dieta occidental, que es engordante y poco nutritiva.
Esa dieta occidental, hace hincapié en calorías y proteínas. Las calorías, de monocultivos, como el maíz, el trigo, las papas o las manzanas. Las proteínas, de la carne. Encima, la comida rápida, hace todavía más engordante y dañina esa comida, al estar basada en el freído de tales alimentos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2010/08/la-muy-lucrativa-adictiva-engordante-y_01.html).
Por otro lado, la producción industrial de alimentos, como se hace en los rastros, en donde se sacrifican cruelmente, a diario, miles de animales, agrava la contaminación. La producción de carne roja, por ejemplo, supera en contaminación a la de los autos del planeta, tanto por las flatulencias y eructos del ganado, así como por la tierra que se requiere para cultivar los granos necesarios para engordarlo, el agua, la energía para sacrificarlos, para el procesamiento y para la distribución. Si se dejara de consumir carne roja, disminuirían en un 15% las emanaciones contaminantes (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2010/08/la-muy-lucrativa-adictiva-engordante-y_01.html).
Y podríamos decir, no, ya no vamos a emplear autos de combustión, por ser muy contaminantes, empleemos eléctricos. O pongamos filtros a las contaminantes industrias. O cerremos las megaminas o los pozos de fracking. Sentiremos que ya lo lograríamos y ya no tendríamos problemas de contaminación. Pero, seguiremos comiendo y esa actividad, la de la comida, seguirá contaminando.
Aunque hay que aclarar que lo de transportarse en autos eléctricos, creará otro tipo de contaminación, la derivada de la explotación del litio y de los otros materiales necesarios para la elaboración de la baterías (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2017/01/mas-avances-tecnologicos-mas.html).
Por otro lado, las baterías de los autos eléctricos, casi no se reciclan, por lo que miles de millones de ellas, formarán basureros que irán creciendo en tamaño y, como dije, será otro tipo de contaminación. En mi opinión, la panacea de los autos eléctricos, sólo se está imponiendo para impulsar una nueva forma de consumo dentro del capitalismo salvaje (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/09/los-autos-electricos-no-son-la-panacea.html).
Volviendo a la producción de alimentos, un reciente estudio, más minucioso, reveló lo contaminante que es la industria de la comida, desde la producción, así como la transportación y distribución. Es lo que expone el artículo del portal científico ZME Science, titulado “Estudio revela el impacto en el clima del sector alimenticio. Y es bastante”, firmado por Fermin Koop, quien agrega que “Nuestros hábitos alimenticios, son casi insostenibles” (ver: https://www.zmescience.com/science/climate-footprint-third-emissions-03102021/).
Dice Koop que “desde su producción, hasta su consumo, la comida que ingerimos, es uno de los grandes contribuyentes a la crisis climática, un nuevo estudio muestra. Investigadores en Europa, hallaron que más de un tercio (34%) de todas las emisiones humanas efecto invernadero, son generadas por los sistemas alimenticios, los que ocasionan deforestación, intensivo empleo de fertilizantes, distribución y mucho desperdicio. No es sólo lo que usted pone en su boca. La comida debe de ser cultivada, cosechada o atrapada, transportada, procesada, empacada, distribuida y cocinada y los residuos, deben de tirarse. Cada uno de estos pasos, ocasiona gases efecto invernadero antropogénicos. Cosas como los fertilizantes, necesitan producirse y estar disponibles en la hora y lugar correctos, ocasionando emisiones extras”.
En efecto, los anteriores, son todos los otros “detalles” que no nos imaginamos que deben de existir para que podamos, finalmente, comernos un pan, una fruta, una verdura, carne (los que la ingieren), agua y así. Agreguemos los insecticidas y pesticidas, como el muy contaminante glifosato, a las labores de cultivo de plantas, y se sumará otro factor más a la creciente contaminación ocasionada por ese sector.
Como señalé arriba, el nuevo estudio toma en cuenta todo lo que implica la comida. Y fue elaborado por el Centro de Investigación Conjunta, de la comunidad europea. Crearon una base, en donde publican sus hallazgos, llamada EDGAR-FOOD, “el primer inventario global sobre la emisión producida por la comida”.
Y sigue Koop diciendo que “más del 70% de las emisiones del sistema alimentario, provienen de la tierra para la agricultura, en tanto que el 32%, provienen de los cambios del uso de suelo, incluyendo deforestación y degradación del suelo. China, indonesia, Estados Unidos, Brasil, la Unión Europea y la India, se encuentran entre los seis emisores más contaminantes, los que producen el 50% de toda la contaminación ocasionada por el sistema alimentario”.
Justamente, en esa lista está Brasil, un país que, con tal de producir y exportar más carne, ha permitido, bajo la batuta del fascista Bolsonaro, que se quemen cientos miles de hectáreas anualmente de la valiosa selva amazónica, la que produce un sexto – o producía – del oxígeno que requiere el planeta, además de que absorbe – o absorbía – varios millones de toneladas de CO2 cada año. Esos incendios, además de ser sumamente contaminantes, convierten a la antes frondosa selva en tierras yermas, muy poco nutritivas, que se convertirán, cuando mucho, en pastizales o se volverán desiertos en pocos años. Y será la causa de que, como dice Koop, se incremente el cambio climático, al dejar de ser selvas y no absorber CO2 o reflejar el calor (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/09/los-criminales-provocados-incendios-de.html).
El estudio halló que, sobre todo, es la energía empleada en el procesamiento y los desperdicios que se generan, los que generan tantas emisiones. Es claro, pues que algo se produzca en Indonesia, como el aceite de palma – muy depredadora actividad por sí misma, pues se trata de un monocultivo – y que se deba llevar hasta Estados Unidos, da idea del gasto de combustible y otras energías para que se pueda transportar. Lo ideal sería que se disminuyera lo más posible la importación de alimentos, que un país produjera la mayoría de sus alimentos. Pero, claro, no es posible, pues los conglomerados agroalimentarios, como Cargill, que viven de exportar miles de millones de dórales en alimentos anualmente, estarían en contra de una idea así.
La mitad de las emisiones, son de CO2, otro tercio, metano, un gas que todavía es más efectivo en encerrar el calor, producido por el ganado y el veinte por ciento restante, corresponde al óxido nitroso que emiten los fertilizantes.
Como dije, el transporte que se requiere para transportar alimentos, produce mucha contaminación. Y la refrigeración para conservarlos, “con tal de evitar que se echen a perder”. Esto, ya lo mencioné, por la consecuencia de que las importaciones de alimentos, muchas veces, se hacen de extremo a extremo del planeta.
Y es un grave problema, la contaminación producida por el sistema alimentario, pues, de no revisarse, “un estudio del 2020, halló que si no se atiende esa contaminación, por sí misma, haría que la Tierra se calentase más de los 1.5º C que se ha impuesto como máximo para el 2050”.
“Es algo que, definitivamente, debe de transformarse”, Adrian Leip, el investigador que encabezó el estudio enfatiza, pues está en riesgo de colapsarse y al planeta con él.
En efecto, para comenzar, debemos de cambiar la dieta, a una vegana, prescindir de la carne que, como mencioné, su producción es muy contaminante. Además, su ingesta, provoca muchas enfermedades, como cáncer (ver: https://www.cancercouncil.com.au/cancer-prevention/diet-exercise/nutrition-and-diet/meat-and-cancer/).
Tendríamos que tratar de cultivar algunos de nuestros alimentos, en pequeños invernaderos caseros. Ahora, con la hidroponía, incluso, no se requiere de tierra para hacerlo.
Hace años, viví algún tiempo con una familia de Vermont, Estados Unidos, casi en la frontera con Canadá.
Su casa estaba entre una zona boscosa y tenían una hortaliza, en donde cultivaban calabazas, lechugas, frambuesas, papas, pimientos morrones, cebollas… y me decían que un tercio de sus verduras requeridas anualmente, las obtenían así.
Modelos como ese, son los que deberían de generalizarse, para disminuir la contaminación producida por los alimentos y evitar que la comida siga siendo manejada por unos cuantos conglomerados agroindustriales.
Pero no lo permitirán tan fácilmente, pues es tan lucrativo el negocio de los alimentos de todo tipo, comida rápida, chatarra, procesada, que podremos, en crisis, no comprar celulares, zapatos, autos, acostumbrarnos al minimalismo material, pero a lo que no podremos nunca acostumbrarnos, es a no comer.
La comida, ésa es indispensable.
Contacto: studillac@hotmail.com