por Romulo Pardo
En Chile hubo una manifestación histórica en las calles, dos millones de personas desfilando en todo el territorio. Fue una protesta de múltiples carencias y de exigencias.
Sin partidos políticos ni líderes, solo a partir de anónimos convocantes a través de las redes.
Un enorme movimiento que en general rechaza el concepto política.
Su fuerza se basa en reclamar las desigualdades, los bajos sueldos y pensiones, los cobros de peaje en las carreteras, las alzas del Metro y la electricidad, los deficientes servicios de salud, educación, transporte. No pocos piden la renuncia del presidente…
No se oyen voces levantando un ideal de país. Una forma de ser a construir como pueblo.
Implícitamente hay una aceptación del gobierno de los grandes propietarios y su modelo occidental de modo de vida.
La demanda es que mejore los beneficios cumpliendo su promesa política.
Este presente de crisis político social de la economía neoliberal abre una posibilidad para fundamentar una batalla de ideas destinada a crear un movimiento, un programa, un partido, que difunda y organice la propuesta de transición a una sociedad planificada, sostenible, ecológicamente decrecida.
A otra civilización.
Es un desafío con difíciles obstáculos, el principal hoy la adhesión masiva al conservadurismo de la civilización capitalista.
Será necesario trabajar mucho, desde ya, adelantándose al colapso medioambiental del dominio de los empresarios.
Mientras no haya movimientos y partidos civilizatorios todos ellos, como las masas ciudadanas, son conservadores.
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