Pepe Gutierrez Alvarez
Aunque al autor de “El árbol de la ciencia” le acabó gustando el cine, y hasta tuvo ocasión de mal saborear alguna adaptación, no fue hasta que se rodó “La busca (Angelino Fons, 1966)” que se ha podido hablar de un encuentro. Se trata de una película con Jacques Perrin, Emma Penella, Sara Lezana, Hugo Blanco…
Adaptación de la primera parte de la soberbia trilogía de Pío Baroja La lucha por la vida, la más social y avanzada de sus grandes novelas y en la que describe el ambiente en el que surge el movimiento obrero español. Inspirada en la novela de Pío Baroja. Madrid 1900. Cabe hacer una extrapolación de ese Madrid, al de postguerra franquista y de ahí la lograda y sobria crítica social de un film que retrata con seguridad y estilo la miseria y vida de un muchacho superado por ésta, con una áspera y brillante fotografía, una música desacoplada y dramática que dan empaque al conjunto.
Habrá perdido fuerza con el paso de los años pero todavía hay que reconocer en «La busca» como una de las obras más relevantes de su tiempo y un film clave dentro del cine español, por su capacidad realista, su espíritu de análisis, su visión más allá de la mera historia que cuenta. El hilo de la historia sigue el trayecto de un joven de provincias que llega a Madrid con el objetivo de ganarse la vida.
Comienza a trabajar en una pensión miserable en la que trabaja su madre, después en el taller de un zapatero tío suyo, y más tarde aprendiz de tahona. Pero su debilidad física y mental le van haciendo caer poco a poco en el mundo de la delincuencia y la prostitución, todo ello en un Madrid sórdido de principios del siglo XX, y sus inicios laborales en un contexto opresivo donde están surgiendo una nueva clase obrera. Se trata del trabajo más valorado de Fons, un realizador que suscitó ciertas esperanzas. Sobresalen los escenarios y un buen reparto en el que destacan Emma Penella y Lola Gaos.
Fue la primera película y según una opinión muy generalizada, la mejor del luego degradado Angelino Fons, anteriormente ligado a la revista “Nuestro Cine”, próxima al PCE en los años sesenta, cuando ser comunista te podía acarrear graves problemas..
Para el personal interesado en el novelista me remito a un buen documental: El mundo de los Baroja (2004), que trata de Pío y de sus hermanos.
Pío fue en sus inicios y en su manera de ser una suerte de anarcoindividualista, también un reformador en la línea de Joaquín Costa, pero sobre todo y ante todo fue un novelista de primera línea, uno de los mejores de su tiempo. El Impío (así le llamaba la Iglesia) fue autor de algunos de los mejores testimonios sobre el nacimiento de la clase obrera, La lucha por la vida.
Don Pío, aunque se salva por los pelos de ser fusilado por los carlistas, una vez en el exilio despliega una carga en profundidad contra la República. Luego vivirá un exilió intermitente sin renunciar a sus criterios personales expresados en Miserias de la guerra, un alegato contra el horror del que únicamente se salva un romántico anarquista que respondía a su ideal más allá de los vaivenes de las circunstancias.