THE CLINIC
Por Paulina Toro
13 de Agosto, 2020La intervención ocurrida este jueves tuvo complicaciones: la menor de 16 años -que recibió una lacrimógena en la cabeza en las manifestaciones del estallido social- tuvo convulsiones en las cinco horas de cirugía, según relata su padre.
A las 8 de la mañana de este martes 13 de agosto, la menor de 16 años, Geraldine Alvarado, ingresó a pabellón del Hospital San Borja El Arriarán, para ser sometida a una segunda cirugía de cráneo. En diciembre pasado, la joven fue alcanzada por una lacrimógena que la dejó inconsciente por una semana y se convirtió en uno de los casos más conmovedores entre las víctimas por represión policial durante esos meses.
Cinco horas duró esta segunda operación, que buscaba la reconstrucción de su cráneo. Pero según explica su padre Héctor Alvarado a The Clinic, la joven presentó complicaciones luego de convulsionar en medio de la intervención. Los médicos le señalaron al papá que Geraldine se encuentra estable pero ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos.
“Es la reconstrucción de su cráneo, porque una pieza quedó fuera cuando la trabajaron la primera vez, sacándole esa parte”, explica Alvarado. “Se presentaron problemas que no estaban presupuestados, se le presentaron convulsiones y la tuvieron que intubar de nuevo y quedó en la UCI. Lo bueno es que le hicieron un escáner y se encuentra bien”, dice el padre desde su casa, aún nervioso. “Estoy preocupado, claro, porque a uno le vienen recuerdos”, explica.
Según explica el padre, estos meses de pandemia los ha pasado encerrado en su casa junto a su madre y a su hija. La joven ha seguido sus clases online, pero su salud mental se ha visto afectada por las secuelas que le dejó haber sido víctima de la fuerza policial y los cambios que en su vida adolescente ha debido enfrentar producto de eso. “Ha sido complicado y muy relativo -dice el padre-; tiene días altos y otros bajos. No es normal”.
Si bien esta cirugía se realizó gracias al compromiso del Ministerio de Salud de financiar estas intervenciones, el padre -al igual que han reportado varios casos de víctimas de trauma ocular- acusa que su hija no ha recibido ningún tratamiento sicológico para enfrentar esta etapa de rehabilitación. “No tuvo ningún tratamiento desde la salida de la Clínica Indisa hasta ahora. Nadie hizo nada en ese aspecto”, dice, y resiente que su hija no haya estado además con algún medicamento para manejar ese trauma.
En misma línea, Héctor Alvarado también reclama que recién esta semana llegó a su casa un efectivo de la PDI para incautar el celular de Geraldine con el fin de periciarlo. La diligencia se enmarca dentro de la querella que el Instituto de Derechos Humanos interpuso en diciembre pasado por homicidio frustrado.