Arturo Alejandro Muñoz
Nunca imaginé que podría escribir una nota como esta, dirigida al periodista y animador de televisión Julio César Rodríguez, quien actualmente es periodista “ancla” del canal Chilevisión, donde destaca por sus asertivos y mordaces opiniones y comentarios que han dejado a maltraer a varios políticos de allá y de acullá.
Pero, en esta ocasión creo que ha patinado’ y se sobregiró, realmente. Ello ocurrió en su programa de las tardes en radio BioBio, donde cuenta con una espectacular audiencia a lo largo del país.
El tema a conversar con sus auditores era el funeral de la chiquilla delincuente llamada “narco reina”, asesinada a tiros en una calle santiaguina a plena luz del día, crimen supuestamente cometido por miembros de bandas rivales a la que ella pertenecía, lo que muestra crudamente el nivel al que han llegado el narcotráfico y la delincuencia en el país.
Un auditor envió un whatsapp a la radio manifestando que le parecía negativo que tanto en los diarios como en la televisión, e incluso en ese mismo programa de radio BioBio, la prensa en general, los periodistas y los animadores, destacaran con tanta parafernalia -así como en extensos y diarios-reportajes en directo, la vida y muerte de una joven delincuente.
Y entonces, a este respecto, Julio César Rodríguez emitió a micrófono abierto una opinión con la que me es imposible concordar.
“Lo hacemos porque a la gente le gusta” -dijo el periodista Rodríguez.
Esa respuesta me pareció que contenía no sólo un prepotente dejo de soberbia, algo así como “ya, no jodan, cabréense y aguántense”, sino también una irrefrenable molestia ante críticas que él mismo comparte, pero que en términos concretos y realistas se ve obligado a contradecir al auditor de marras porque la línea editorial del canal (o de la radio), y la voluntad de quienes le pagan significativos emolumentos (en el canal y en la radio), así lo estipulan y exigen.
Señor Rodríguez, es cierto que a mucha gente le gusta ese tipo de asuntos, pero convenga usted conmigo que tal situación obedece preferentemente a que la prensa (escrita, hablada, televisada) desestima tratarlo como una noticia propiamente tal, y opta por convertir esa ‘noticia’ en una especie de pequeño programa con vuelo propio, lo que permite mantener artificiosamente durante días una cuestión que requería solamente algunos minutos de información.
Obviamente, mucha gente ‘se engancha’ y espera más y más datos, detalles, colgajos y comidillos del hecho mismo, nada más y nada menos que de un hecho del cual los periodistas destacan el narcotráfico, el incumplimiento de leyes y la soberbia de criminales enriquecidos gracias al laissez faire de nuestra justicia…y de nuestra prensa.
Eso es parafernalia. De ello se alimentan mórbidamente muchos medios de comunicación, y a la vez nutren, oxigenan, la sobrevida de un sistema informativo que cada día muestra menos respeto por la cultura, la educación y las prioridades de la correcta información que permita al público receptor contar con elementos enjundiosos para comprender, y conocer, el mundo real en el que vive, trabaja y ama.
Y por favor, señor Julio César Rodríguez, no intente aclarar sus dichos ya comentados malamente en estas oscuras líneas, pues como bien dijo la gran Violeta, usted -en estos temas- es bastante ‘albertío’; y yo -un simple y oscuro auditor/espectador/elector-también, al igual que millones de chilenos.
No pues, no usted estimado Julio César…ya que lo recuerdo con particular emoción y respeto por aquellas audaces, asertivas y veraces columnas que escribía en el suplemento dominical del ya desaparecido medio informativo (gratias tibis Piñera) “La Nación Domingo”.