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Estados Unidos – ¿Cuál orientación toman las corrientes de DSA ante el Partido Demócrata, desde una perspectiva electoral?

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Paul D’Amato *

A l’encontre, 13-10-2020

http://alencontre.org/ameriques/

Traducción de Ruben Navarro – Correspondencia de Prensa

Muchos miembros de la izquierda estadounidense, incluidos algunos antiguos defensores de la política independiente contra los demócratas y los republicanos, han abrazado la idea de que los socialistas pueden presentarse en las listas del Partido Demócrata (algunos fueron incluso más allá, llamando a votar por Joe Biden). El argumento es que esto le dejaría tiempo a nuestro campo para acumular fuerzas y permitir, en el futuro, una ruptura fructífera con el Partido Demócrata y poder formar así un tercer partido.[1]

Al igual que muchos portavoces de DSA (Democratic Socialists of America), argumentan que una organización que actúa con independencia del Partido Demócrata condena por ahora a los socialistas al aislamiento y que la utilización de las listas de ese partido representan la única manera de ganar las elecciones, de atraer fuerzas y de preparar el terreno para una futura ruptura.

La mayoría de los defensores de esta estrategia, descrita como «dirty break» (ruptura sucia) (2] insisten en que su caracterización del papel del Partido Demócrata en la sociedad americana no ha cambiado. Lo siguen viendo como un partido de las grandes empresas, incapaz de cambiar desde adentro. Pero esta vez, lo que es diferente, según ellos, es que desde 2016 se ha desarrollado un movimiento socialista, gracias en gran parte a la popularidad de Bernie Sanders (un senador independiente de Vermont) que se presentó como pre candidato demócrata a la presidencia.

El sitio Tempestmag, creado recientemente por antiguos miembros de la Organización Socialista Internacional (ISO) y otros militantes, ha publicado un artículo de Joe Evica y Andrew Sernatinger, «Taking the dirty break seriously», (algo así como «Tomar en serio la ruptura sucia») que insiste sobre este tema.

El artículo contiene una crítica convincente y contundente de lo que ha sido descrito en algunas secciones de la DSA, utilizando una frase acuñada por el ex miembro de la ISO Eric Blanc, como la «estrategia de la ruptura sucia», mostrando de manera convincente que la práctica real de la DSA de presentar (o apoyar) a candidatos en listas del Partido Demócrata termina siendo «similar a la del realineamiento» (es decir, cambiar el partido desde el interior) en lugar de crear una dinámica de ruptura. Escriben lo siguiente:

«La posición de Alexandria Ocasio-Cortez [elegida en noviembre de 2028 para la Cámara de Representantes del 14º distrito de Nueva York] y de otros militantes, plantea un gran problema para quienes son partidarios de la CSE [Elecciones de Lucha de Clases, CSE por sus siglas en inglés: Class Struggle Elections], o de la ‘ruptura sucia’, como explica Eric Blanc. Si la mayoría de los candidatos forman decididamente parte del Partido Demócrata y no tienen ninguna intención de dejarlo, ¿qué nos hace pensar que nuestros esfuerzos nos preparan para una ruptura?»

Y agregan: «En general, los candidatos apoyados por DSA no tienen que rendir cuentas a la organización y no trabajan directamente para construirla, y mucho menos para romper con el Partido Demócrata».

«No hay ninguna prueba», concluyen, de que este enfoque haya «hecho algo para preparar la independencia política: podríamos contar con una mano las campañas que la DSA ha apoyado y que no dependen del Partido Demócrata». De hecho, ha habido más control del deseo de participar fuera del Partido Demócrata que de fomento de la necesidad de romper con él. La opción de no crear una organización independiente y de utilizar las listas electorales del Partido Demócrata excluye la posibilidad de crear una comunidad de personas capaces de romper con ese partido. En lugar de ser un medio eficaz, aunque «sucio», de crear un terreno más fértil para la ruptura, esta estrategia nos mantiene dentro del Partido Demócrata».

Es un argumento convincente, que muchos de nosotros hemos esgrimido en los últimos años.

Pero el artículo se esfuerza en aceptar la premisa básica de la estrategia de «dirty break»: es decir, que la izquierda debe utilizar las listas de votación del Partido Demócrata [es decir, trabajar dentro del partido], pero debe hacerlo de una manera más efectiva. «Tenemos que estar seguros de que al ensuciarnos», escriben, «no terminamos relegitimando al Partido Demócrata en lugar de debilitarlo».

Los autores del artículo citado proponen la siguiente estrategia para los candidatos de la DSA que se presenten en las listas del Partido Demócrata, con el objetivo de implementar efectivamente la «dirty break». Deben:

– Ser claros sobre su política en las campañas electorales -lo que hagamos debe ser distinto;

– Abstenerse de promover el Partido Demócrata llamándose a sí mismos «orgullosos de ser demócratas» o de afirmar que pretenden «arreglar» o «recuperar» el partido;

– Continuar las reformas que hacen que las candidaturas independientes sean más fáciles, más factibles y más competitivas;

– No deben menospreciar el interés por las iniciativas independientes (tercer partido);

– Abstenerse de tomar posiciones en las estructuras del Partido Demócrata;

– No apoyar a otros demócratas, especialmente después de perder una primaria, a menos que el demócrata electo también cumpla con los criterios anteriores.

Estos seis criterios para una «ruptura sucia» más efectiva son una versión diluida de las propuestas hechas por Joe Evica hace unos años cuando era miembro de la ISO. En ese momento, propuso una estrategia de «ruptura limpia y sucia» con los siguientes criterios. El candidato debe: describirse como socialista y anticapitalista que rechaza el apoyo de las grandes empresas; declarar abiertamente que no es demócrata y declarar que los demócratas son un partido capitalista; negarse a apoyar a cualquier otro demócrata que no tenga la misma posición declarada; explicar que sólo utiliza la lista electoral demócrata  para crear aperturas para la creación de un tercer partido -dado que los terceros partidos están bloqueados por el sistema-; y por último, presentarse como independiente si pierde en las primarias demócratas [que seleccionan a los candidatos].

Esta propuesta, que enuncia de manera simple y audaz lo que debe suponer una «ruptura sucia» para ser considerada como tal, expone inmediatamente su propia debilidad decisiva. Bajo ninguna circunstancia el Partido Demócrata permitiría que los candidatos promuevan políticas y propuestas que se opongan abiertamente a él. Apenas toleraron a Bernie Sanders -quien declaró su lealtad al partido y mantuvo su promesa de apoyar a los dos candidatos demócratas del centro cuando perdió las primarias en 2016 [Hillary Clinton] y 2020 [Joe Biden]. En los hechos, la maquinaria demócrata trabajó hasta el final para asegurarse de que Sanders no ganara, en ninguno de los dos casos, la investidura como candidato.

Si no aceptaron a Sanders, utilizarían aún más todos los recursos del partido, incluyendo la modificación de su reglamento si fuera necesario, para evitar que un candidato se presente en las primarias como un demócrata diciendo abiertamente querer debilitar el partido y ganar votos para crear un tercer partido. En los hechos, ya lo hicieron: en 2019, el DNC [Comité Nacional Demócrata, DNC por sus siglas en inglés] exigió a todos los candidatos presidenciales que firmaran un compromiso (que Bernie Sanders firmó) en el que declararan «ser demócratas… ser miembros del Partido Demócrata; que aceptarían la nominación demócrata; y que se presentarían y servirían en calidad de miembros del Partido Demócrata».

Por lo tanto, una «verdadera» política de «ruptura sucia», no tendría ninguna posibilidad de prosperar.

Por mucho que una organización o un candidato pretenda implementar una «dirty break», estarán inmediatamente obligados a hacer serios compromisos políticos para presentarse, incluso como demócratas. Por lo tanto, el hecho de usar una lista electoral «eficazmente» significa hacer las paces con el partido. Además, existe una presión natural, aparte de las medidas disciplinarias que pueden ser tomadas contra cualquiera que se presente como demócrata, para que se solidarice con el partido, aunque sea de manera crítica.

Ha habido una evolución entre la propuesta formulada hace unos años y la nueva [publicada en Tempestmag], que impone requisitos mucho más flexibles a los posibles candidatos de DSA y utiliza un lenguaje mucho más vago. El candidato debe «ser claro sobre su política», no «promover el Partido Demócrata», no obstaculizar el interés en las iniciativas de terceros partidos, y no aceptar un empleo en el partido ni apoyar a los demócratas no respaldados por la DSA. La posición de los autores puede representar un reconocimiento rotundo de la imposibilidad práctica de la estrategia de «dirty break» (ruptura sucia),  en todas las circunstancias. ¿Acaso el hecho de que ningún candidato apoyado por DSA se presentara sobre la base de la estrategia de «dirty break» no es ya una prueba de que el concepto es simplemente una cobertura para permanecer dentro del partido? ¿No es también revelador el hecho que Eric Blanc, que originalmente inventó el término «dirty break» ahora llama a los miembros de la DSA a votar por Joe Biden?

La segunda parte del mencionado artículo, que explica cómo lograr mejor la «dirty break», anula la primera parte. Los autores no sacan la conclusión lógica de su análisis. Si la «ruptura sucia» es una hoja de parra que cubre apenas la voluntad de permanecer ligados al Partido Demócrata, ¿entonces en qué beneficia a los socialistas?  

* Paul D’Amato. Autor de The Meaning of Marxism. Fue también redactor en jefe de l’International Socialist Review. Ha escrito numerosos artículos sobre una amplia gama de temas. Artículo publicado originalmente en International Socialism Project, 8-10-2020: https://internationalsocialism.net/pulling-punches-on-the-so-called-dirty-break/

Notas

1] “Tercer partido”: El sistema electoral de Estados Unidos (mayoría de votos en circunscripciones uninominales) ha actuado como un mecanismo inhibitorio de la formación de terceros partidos. A diferencia de los sistemas electorales basados en el principio de representación proporcional, el de mayoría dificulta el camino para que pequeñas agrupaciones puedan obtener los suficientes votos como para adquirir una presencia nacional. Así, todos los intentos por establecer un tercer partido a lo largo de la historia estadounidense han fracasado. (Redacción Correspondencia de Prensa)

2] «Dirty Break» (ruptura sucia) línea política favorable a la participación en las elecciones primarias y en las listas del Partido Demócrata «como una herramienta para organizar la masa crítica necesaria para la construcción de un partido político de la clase trabajadora, con la ruptura con los demócratas en un horizonte próximo». Este postulado tenía una conclusión clara: no es necesario, ni deseable en el presente, construir un partido político independiente de los demócratas. Así, la política de “dirty break”, iba dejando paso a la idea del “surrogate party” (partido sustituto). La primera argumentaba el apoyo a la candidatura de Sanders (y en general el uso de la boleta demócrata) como una herramienta para organizar la masa crítica necesaria para la construcción de un partido político de la clase trabajadora, con la ruptura con los demócratas en un horizonte próximo (aunque en algunas de sus versiones, pospuesto hacia un futuro incierto). La línea del “partido sustituto”, en cambio, hace hincapié en que la energía debe centrarse la tarea de postular candidatos utilizando la boleta del Partido Demócrata, con una organización auxiliar “independiente” estructurada para esta tarea, en lugar de consolidar a un tercer partido con su propia identidad y estructura. Véase: https://lis-isl.org/2020/04/16/estados-unidos-el-fin-de-la-campana-de-sanders-y-la-necesidad-de-debates-estrategicos/  (Redacción Correspondencia de Prensa)

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