Pepe Gutierrez Alvarez, España
SOBRE AQUELLOS TIEMPOS DE LAS BARRACAS. Esta es una historia que se puede encontrar concentrada en un documental memorable: Barraques, la ciudad olvidada de Alonso Carnicer y Sara Grimal, reporteros de TV3, habían hecho algunas de estas entrevistas, y para la exposición ampliaron material. Montaron un reportaje para el programa “30 minuts” y, ante la acogida, decidieron hacer el documental basándolo en el relato de los protagonistas. Su éxito posterior ha sido fulgurante, y no es de extrañar. Es extraordinario y lo recomiendo encarecidamente. Especialmente emocionante ha sido para mí ver por fin imágenes del Somorrostro, después de toda una vida oyéndoselo nombrar a mi padre. Y es que son los protagonistas de aquella historia los que la explican en el documental y proporcionan el grueso de su material gráfico. Aunque ya existía anteriormente, las barraques fueron un fenómeno ligado a la posguerra, el medio que tuvieron familias enteras, emigradas pero también catalanes, en poder contar al menos con un techo.
Muchas de ellas estaban instaladas en rieras naturales que se desbordaban con facilidad, no era otra cosa lo que sucedía en la Riera Blanca, que hoy es una avenida pero que en los años cincuenta era un cúmulo de barracas que se tapaban con empalizadas cuando Franco pasaba por las proximidades. En las ocasiones de temporal intempestivo siempre había problema cuando no tragedias. Con todos, mucha gente que vivió en ellas subrayan algo primordial: el sentimiento de solidaridad y fraternidad de los ocupantes.
El cine español raramente se acercó a ellas, aunque no faltaron excepciones… De hecho, no fue hasta “Los tarantos” (1963) de Francisco Rovira-Beleta que aparecen como escenario natural…pero para familias gitanas. Este documental es un documento inapreciable, una demostración de todo lo que se puede ofrecer el cine como documento de conocimiento de realidades ocultas.
De todo lo que más llama la atención es la existencia de una “cultura de la pobreza”, de la existencia de unos sentimientos estrechos de solidaridad que hacían que todo el mundo supiera que fulanita estaba enferma o que a fulanito lo habían echado del trabajo…Hubo momento de luchas, por ejemplo cuando los vertederos los asediaban o cuando a la policía se le iba la mano. Creo que documentales como este debían de formar parte de unas “filmotecas” de toda clase de escuelas y bibliotecas públicas. Sería de lamentar que las nuevas generaciones no supieran de que se habla cuando se pronuncia la palabra “Barracas”.
Otra historia por escribir es sobre cómo se construyeron los barrios de la emigración en lo que luego se llamó el “cordón rojo” de Barcelona, finalmente desactivados desde la política institucional, y hoy convertidos en barrios sin apenas vida política y cultural.
