Oisin Duncan, Partido Socialista de Escocia (CIT)
Tras el anuncio del gobierno escocés en enero de que se recortarían más de 1.000 plazas universitarias financiadas para estudiantes escoceses, el periódico Herald ha desenterrado varios hallazgos inquietantes sobre la ampliación de la brecha de financiación en las universidades escocesas.
Desde la pandemia de COVID, varias universidades han informado de agujeros negros en sus presupuestos que han dado lugar a recortes brutales y modelos de financiación miopes. Por ejemplo, la Universidad de St. Andrew’s anunció un déficit de 25 millones de libras en 2020.
Las cifras recientes del Herald también revelan que el 73% del alumnado de la misma universidad procedía de fuera de Escocia, lo que significa que podían cobrar 9.250 libras a los estudiantes de otras partes del Reino Unido, y muchas veces esa cantidad a los estudiantes del extranjero.
Esta tendencia se replica en todo el sector universitario escocés; a pesar de representar menos del 30% de todas las inscripciones en 2022/23 (el último año del que hay datos precisos disponibles). Los estudiantes de fuera del Reino Unido pagaron el 73% del total de las tasas de matrícula.
El peligro es claro: ¿qué sucederá cuando los estudiantes no británicos dejen de venir y de pagar tasas mucho más altas que sus homólogos escoceses?
La respuesta es un enorme abismo en las finanzas de muchas universidades, y los representantes de Universities Scotland, el portavoz de los jefes de la educación, ya están tratando de presionar al gobierno escocés.
Esta organización fue citada por el Herald diciendo que “el sector realmente piensa que es muy inútil estar en una conversación binaria de ‘gratis vs. pago’ y eso no es lo que el sector está discutiendo”.
La redacción aquí es reveladora, ya que las tasas solo se plantean (por ahora) como parte de una solución de financiación. En particular, a medida que aumentan las presiones económicas sobre el gobierno escocés para que revierta algunas de sus concesiones más populares, los políticos del Partido Nacional Escocés (SNP) se verán presionados a tomar las “decisiones difíciles” necesarias para equilibrar las cuentas del capitalismo escocés.
Subidas de las tasas de matrícula
El gobierno de Westminster ya está debatiendo la posibilidad de subir las tasas de matrícula en Inglaterra, mientras Starmer y Reeves continúan con su agenda New Labour Mark 2.
Si sacan adelante esta medida, el SNP se enfrentará a una presión cada vez mayor para hacer algo similar. Sin embargo, la vuelta de las tasas de matrícula en Escocia sería políticamente explosiva y probablemente conduciría a un movimiento masivo de jóvenes, por lo que el SNP se muestra extremadamente cauteloso.
Sin embargo, la brecha de financiación universitaria debería abordarse financiando totalmente con fondos públicos la educación gratuita. Esto podría hacerse quitando la riqueza a los superricos y a las grandes empresas mediante un programa de nacionalización socialista de partes importantes de la economía y gestionando las universidades democráticamente.
Hay que acabar con la privatización y las PFI/PPP en la educación, rompiendo los contratos y trayendo de vuelta todos los servicios a la propia empresa.
Los salarios exorbitantes de los vicerrectores son un escándalo creciente. La necesidad de desviar fondos de proyectos de construcción vanidosos para proporcionar una enseñanza de calidad y abordar las disputas de personal y salarios por las que siguen luchando la UCU y otros sindicatos universitarios también es crucial.
El dinero está ahí
El dinero está ahí para proporcionar una educación de calidad a todos, desde la cuna hasta la tumba, sin cobrar tasas exorbitantes por ello. Como siempre en el capitalismo, simplemente no está en el lugar adecuado para permitirlo.
En última instancia, la privatización y la mercantilización han creado este caos, y la verdadera solución es un programa socialista para la educación.
Eso significa que los sindicatos y los verdaderos sindicatos de estudiantes en los campus deberían tener el control, elaborar un plan democrático para abordar los déficits de financiación y exigir más financiación pública cuando sea necesario.
Significa expulsar a los traficantes de armas y a las empresas de combustibles fósiles que blanquean su dinero a través del sector universitario, y significa eliminar las tasas de matrícula para todos los estudiantes y sustituir los préstamos por becas para que puedan centrarse plenamente en su educación.