[Imagen: Masivas protestas en Myanmar, el 9 de febrero de 2021, contra el sangriento golpe militar]
Comité por una Internacional de los Trabajadores, CIT.
1. Un año después de la pandemia de Covid-19 – con más de tres millones de muertos, incluyendo un millón en América Latina – el capitalismo global se ha sumido en una serie de múltiples crisis interconectadas: sanitaria, económica, política, social, geopolítica y medioambiental. A pesar de introducir paquetes de estímulo masivo y otras medidas – especialmente en las principales potencias imperialistas – el capitalismo no ha logrado restablecer su equilibrio.
2. La década de 2020 va a ser una década de desarrollos explosivos y convulsiones en todos los países. No hay ningún país en el que la agitación política y social no esté presente en un grado u otro. La velocidad vertiginosa con la que se desarrollan los acontecimientos es una característica de la era en la que hemos entrado. El capitalismo se encuentra en su crisis más profunda desde los años 30, con cambios cruciales en la situación mundial y en la economía, en la que están presentes muchas incertidumbres. Las clases capitalistas se verán enfrentadas a la gestión de la crisis, pasando a tropezones de una crisis a otra. A la inversa, la clase obrera y los revolucionarios se enfrentan a la tarea de reconstruir el movimiento obrero – construyendo sindicatos combativos, construyendo partidos de masas y partidos revolucionarios para resolver la crisis de liderazgo que existe actualmente. Esta es ahora una tarea urgente dado el carácter distópico del capitalismo moderno en su prolongada agonía.
3. La crisis sanitaria mundial está lejos de haber terminado, a pesar del importante despliegue de vacunas en algunos países como el Reino Unido, EE.UU. e Israel, que es probable que traiga algún respiro. Sin embargo, la situación catastrófica que se está produciendo, especialmente en Brasil e India y en algunos otros países, junto con la probable aparición de nuevas variantes, significa que, de una forma u otra, la pandemia del Covid-19 no terminará globalmente a corto plazo. La espantosa situación que se vive en India y Brasil tendrá consecuencias internacionales. La devastación que se está produciendo en ambos países se ha comparado con el desencadenamiento de una reacción nuclear en cadena. Las políticas de Modi y Bolsonaro han provocado una matanza masiva de cientos de miles de personas en ambos países.
4. Las masas e incluso la clase dominante, están pagando el precio de las desastrosas políticas aplicadas por gente como Bolsonaro, Modi o Trump antes de la victoria de Biden. En estos países las clases capitalistas perdieron el control de la dirección política, una característica que también se ha dado a nivel global. Refleja la desintegración de algunos de los partidos políticos tradicionales del capitalismo. A nivel internacional, las clases capitalistas en general se enfrentan a “vivir con el virus” y a intentar contenerlo. Esto, junto con la profundización de la crisis medioambiental, repercutirá en la economía y en las condiciones sociales de las masas. Las “guerras de las vacunas” que han tenido lugar en la Unión Europea (UE), la India, hasta cierto punto los EE.UU., y en otros lugares han revelado crudamente la naturaleza de la sociedad capitalista. Las grandes empresas farmacéuticas implicadas ganan miles de millones a costa de los más pobres de la sociedad. La crisis en el despliegue de las vacunas en Europa ha supuesto un gran golpe político para la UE.
5. Los explosivos acontecimientos en Estados Unidos, donde Trump intentó desesperadamente aferrarse al poder a través de un elemento de intento de golpe de Estado, fueron una ilustración gráfica del período en el que hemos entrado. Su amigo Bolsonaro puede intentar algo similar si, como parece probable en el momento de escribir este artículo, se enfrenta a la perspectiva de una derrota electoral en 2022.
Biden: lo que ofrece
6. La victoria de Biden ha abierto un nuevo capítulo en la crisis del imperialismo estadounidense. Su victoria ya ha dado lugar a importantes cambios en la política nacional e internacional. El cambio de rumbo de Biden ha provocado un aumento del apoyo hacia él y dará lugar a un cierto período de luna de miel. Sin embargo, éste no durará indefinidamente, ya que su programa no resolverá la polarización social y de clase subyacente que se ha abierto en la sociedad estadounidense. La economía todavía está a 10 millones de puestos de trabajo de su peak pre-pandémico. El 50% de los hogares que ganan menos de 35.000 dólares al año se han retrasado en el pago de la vivienda. El 25% afirma no tener suficiente comida.
7. El paquete de estímulo de 1,9 billones de dólares, seguido de una propuesta de programa de inversión de 2 billones de dólares en proyectos de infraestructura, tendrá efecto y es muy popular en este momento. Biden propone ahora también un paquete adicional, el “Plan de las Familias Americanas”, por valor de unos 1,8 billones de dólares. Según el New York Times, una madre soltera de un niño de tres años que gane el salario mínimo federal de unos 16.000 dólares anuales podría ganar 4.775 dólares con este proyecto de ley. Los trabajadores empleados en proyectos federales de infraestructuras cobrarán el salario mínimo de 15 dólares por hora.
8. Sin embargo, como calcula el economista Nouriel Roubini: de los 1.400 dólares de pago directo enviados a los ciudadanos, sólo un tercio volverá a la economía debido a la deuda acumulada y a los atrasos en el pago de la vivienda. Por supuesto, esto reducirá la deuda, pero puede que no suponga un auge inmediato sustancial y duradero para la economía.
9. Estos paquetes, junto con las declaraciones de Biden de apoyo a los sindicatos, incluyen importantes características similares al “New Deal” de Roosevelt que se aplicó entre 1933 y 1940. Biden, al igual que Roosevelt, espera que los líderes sindicales le apoyen tanto contra los republicanos como contra la izquierda y los trabajadores militantes. Según las encuestas, el 65% de la población estadounidense tiene una opinión favorable de los sindicatos. Esta cifra es superior al 45% que se registró tras la crisis de 2009. Al mismo tiempo, la afiliación sindical en general ha disminuido, lo que refleja la incapacidad de la burocracia sindical para aprovechar esta situación potencialmente favorable. Este es un panorama que existe en muchos otros países. La cuestión de construir grupos de oposición combativos en los sindicatos para oponerse a una burocracia atrincherada es una tarea crucial en esta época.
10. En esta etapa los paquetes de Biden se quedan cortos respecto a lo que introdujo Roosevelt. Los paquetes propuestos por Biden, de aproximadamente 5 a 6 billones de dólares, se introducirán a lo largo de ocho años. Es mucho menor que el plan de Roosevelt, que a precios actuales sería del orden de 50 billones de dólares. El programa de infraestructuras de Biden consiste en gran medida en ampliar los proyectos existentes. Se pagará con un aumento del impuesto de corporaciones del 21% al 28% que ha provocado las protestas de algunos sectores de la clase dirigente. Sin embargo, incluso esto está muy por debajo de los niveles históricos de los impuesto corporativos posteriores a 1945, que a menudo superaban el 50%. Trump redujo la tasa al 21% desde el 35%, que es donde estaba bajo Obama. Sin embargo, estas medidas tendrán un efecto. Pueden ser seguidas por más paquetes de estímulo. La clase dirigente y Biden se han visto impulsados en esta dirección por la situación objetiva a la que se enfrentan. Sin embargo, no resolverán la crisis subyacente que existe en la sociedad estadounidense y la polarización social que se ha abierto. Ni siquiera el New Deal de Roosevelt fue suficiente para preparar el camino hacia el enorme auge económico que siguió a la segunda guerra mundial. Ésta se desarrolló debido al programa de armamento masivo necesario durante la guerra y a la situación internacional que la siguió…