por Rómulo Pardo Silva
Lo confirma el actual comandante en jefe.
Hay dos posiciones políticas en el ejército.
Durante los llamados 1000 días del gobierno de la Unidad Popular y el presidente Salvador Allende el sector militar constitucionalista permaneció leal a un proceso al socialismo que realizó cambios profundos en la estructura del país.
A partir del 11 de septiembre de 1973 el sector político militar conservador asumió el control por la fuerza amenazando y expulsando mandos legalistas, como los jefes de la marina y carabineros, o eliminándolos físicamente, como los generales Carlos Prats, Alberto Bachelet, el coronel Gustavo Cantuarias y otros. Antes uniformados participaron en el plan que asesinó al general René Schneider.
Los funcionarios conservadores golpistas desde el estado ordenaron una política de violencia de 2125 asesinatos, 1102 desapariciones, 28 459 torturados, 3400 mujeres abusadas y violadas, , 34 690 presos políticos.
El año 2018 el comandante en jefe del Ejército Ricardo Martínez Menanteau se pronunció sobre esas acciones de su arma.
Miembros tuvieron conductas totalmente reñidas con el actuar ético militar y los altos mandos no pudieron o no quisieron frenarlas. Se dieron órdenes respecto a detenidos políticos que tenían derecho a enfrentar tribunales pero fueron muertos y dejados en entierros clandestinos, hechos desparecer. Se obedeció órdenes ilegales faltando al honor militar. Se usó la fuerza sin la aprobación del poder ejecutivo y legislativo.
Las respuestas del sector conservador son claras.
El cuerpo de generales no aprobó la propuesta de Martínez de hacer una mirada introspectiva al actuar del ejército durante su historia reciente y redactar un documento guía para los militares y la sociedad.
El comandante en jefe Javier Iturriaga del Campo que lo sucedió hizo declaraciones conservadoras al cumplirse 50 años del bombardeo al palacio de gobierno y la muerte del presidente Allende.
El 11 de septiembre es una fecha que nos tiene que hacer pensar. En nuestro pasado de más de 200 años hemos tenido otras crisis. El ejército ha asumido las responsabilidades que le cupieron en ese momento. Va a cooperar con la justicia. pero no hay información que ya no tenga. La generación actual del ejército que no vivió el 11 de septiembre se ha hecho cargo del pasado. Cooperaremos para que el país sea de hermanos reconciliados.
Al asumir Iturriaga el pensamiento de Martínez fue declarado reflexión personal.
El presidente de la república, los partidos, los medios, las agrupaciones civiles, los grupos de izquierda, no se han pronunciado sobre los planteamientos de Martínez.
El general Martínez fue tratado de traidor y agredido en la calle por un coronel en retiro. Responde diciendo soy un militar republicano, no les temo.
Por conveniencia y temor se evitan los temas sobre los funcionarios del sector militar. Lo cómodo es definirlo como profesional, disciplinado, no deliberante.
Los hechos muestran que en su interior hay un debate político. En Latinoamérica con excepción de Cuba, Nicaragua, Venezuela, domina el bando que ideológicamente se siente parte y defensor de una sociedad organizada por/para grandes propietarios nacionales y occidentales.
Las intervenciones castrenses son las de un partido armado de oligarcas limitadas por el sector legalista y las condiciones externas.
El coronel Mauro Cid, colaborador cercano de Jair Bolsonaro, afirmó a la policía que el expresidente, los jefes de las fuerzas armadas y los ministros del ala militar del gobierno se reunieron el año 2022 para discutir una intervención golpista que impidiera el traspaso de poder en caso de su derrota en las elecciones. Cid, que dice estuvo presente en la reunión, aseveró que el comandante de la marina expresó a Bolsonaro la disposición de sus hombres de participar en su plan pero el alto mando del ejército le manifestó que no se sumaría.
El pensamiento del general Martínez es un golpe a la doctrina implícita de que las fuerzas armadas son un recurso a disposición de los empresarios por intermediación de sus políticos. Reconoce el derecho a una propuesta de cambio de modelo.
La diferencia actual de posturas en el mundo militar es la misma que hubo durante el gobierno del presidente Allende, y antes en el del presidente José Manuel Balmaceda. Martínez está en correspondencia con los militares constitucionalistas, generales Schneider, Prats, el almirante Montero, el general Sepúlveda de Carabineros… Enfrente los que siguen la línea inconstitucional de generales como Bonilla, Contreras, Leigh, Pinochet, Mendoza, el almirante Merino…
La fuerza de cada una dependerá de la situación política en la sociedad civil. La que gane deberá tener apoyo externo a los cuarteles, ya sea en centros de poder fáctico o en la sociedad movilizada.
Al ejército para los grandes empresarios Martínez responde con su libro “Un Ejército de todos”.