Por Celso Calfullan
Estos últimos años estamos viendo una brutal represión contra los movimientos sociales en general y ni hablar de la política represiva y criminal contra los mapuche.
Desde el 18 de octubre de 2019 hasta ahora, hemos visto decenas de muertos, cientos de mutilados, muchos de ellos sin sus ojos o incluso con la perdida de sus dos ojos.
Pero en las últimas semanas hemos visto algo todavía peor, como por ejemplo el rol que jugaron carabineros en la huelga de los dueños de camiones, del corte de carreteras y por ende del corte de los suministros básicos de alimentación para la mayoría de la población y lo que es peor el corte de suministros sanitarios para los hospitales y consultorios en una situación de emergencia sanitaria debido a la pandemia.
En las últimas semanas también pudimos ver como estos mismos uniformados protegieron y fueron parte de una marcha por el “rechazo” en el plebiscito del 25 de octubre, pero por otro lado cualquier manifestación en favor del “apruebo” en el plebiscito antes mencionado o el intento de rendir un homenaje en recuerdo del gran triunfo de la Unidad Popular el 4 de septiembre de 1970, han sido brutalmente reprimidos e impedidos por la fuerza que se realicen.
Las fuerzas armadas y represivas no son neutrales en esta sociedad.
Los acontecimientos antes descritos como la huelga de los dueños de camiones y la marcha del rechazo, nos vienen a demostrar una vez más que las fuerzas armadas y represivas tienen como único fin reprimir y asesinar al pueblo cuando estos deciden reclamar pos sus derechos o incluso cuando quieren manifestar sus preferencias en un plebiscito por ejemplo.
No nos podemos engañar con la idea de que las fuerzas armadas están ahí para defender a todo el pueblo o que ellos son representantes de todos los habitantes de este país, porque eso está muy lejos de la realidad como hemos visto este último tiempo y menos todavía podemos confiar que carabineros están ahí para “ser del débil el protector” como acostumbran a decir, porque en los hechos ha quedado demostrado que están ahí para defender determinados intereses, que tienen que ver con los empresarios, los ricos, con la elite de este país y no de todo el pueblo.
Con esto no estamos diciendo nada nuevo dado que Chile tiene un largo historial de matanzas y masacres contra los trabajadores y pobladores de este país, realizadas precisamente por las fuerzas armadas y represivas. Partiendo por la masacre o genocidio contra los mapuche, conocido eufemísticamente como “pacificación de la Araucanía, matanza llevado a cabo a fines del siglo XIX. Pero el siglo veinte, está lleno de matanzas contra los trabajadores, basta recordar la masacre de Valparaíso en 1903, la matanza de la Escuela Santa María de Iquique en 1907, la masacre de Ranquil en 1934, la masacre de Puerto Montt en 1969 y por supuesto la enorme masacre que empezaron el 11 de septiembre de 1973 contra los trabajadores que apoyaron la Unidad Popular, esto solo por mencionar algunas de las masacres llevadas a cabo contra el pueblo trabajador, dado que el historial es mucho más largo.
Ya está más que claro que el pueblo no puede tener ninguna confianza en las fuerzas armadas y menos todavía en carabineros. El pueblo solo puede confiar en sus propias fuerzas y en las iniciativas que tome para defenderse de todos estos criminales y sus jefes que están en el gobierno.
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