es.gizmodo.com
Durante años, estudiar informática parecía una apuesta segura. Las empresas disputaban a los egresados, los salarios eran altos y la estabilidad laboral casi garantizada. Hoy, esa certeza se desvanece. El avance de la inteligencia artificial y los despidos masivos en el sector tecnológico están transformando la carrera más prometedora en una apuesta llena de dudas.
La decepción de una generación que soñó con estabilidad

Manasi Mishra, graduada de Purdue University, se convirtió en la voz de miles de jóvenes desencantados. En diálogo con The New York Times, confesó que, tras finalizar su carrera en informática, la única empresa que la contactó para una entrevista fue Chipotle. Su testimonio, viral en redes, refleja la caída abrupta de un mercado laboral que alguna vez se mostró insaciable. Sin encontrar espacio en el desarrollo de software, Mishra encontró en TikTok una vía inesperada: la afinidad con las ventas y el marketing tecnológico, que finalmente la llevó a un puesto comercial.
Inteligencia artificial y recortes: la tormenta perfecta

El golpe para los recién egresados no proviene de un único frente. Por un lado, las grandes tecnológicas —Amazon, Microsoft, Intel y Meta— anunciaron despidos masivos en el último año, reduciendo drásticamente las vacantes. Por otro, la inteligencia artificial cambió las reglas del juego: asistentes capaces de generar miles de líneas de código en segundos reducen la necesidad de contratar programadores junior. El resultado es un mercado más estrecho, donde la informática dejó de ser garantía de empleo inmediato.
El Banco de la Reserva Federal de Nueva York confirma la magnitud del problema: la tasa de desempleo entre graduados en informática llegó al 6,1%, el doble que en disciplinas como biología. Lo que antes era un perfil privilegiado se transformó en un grupo vulnerable, obligado a reinventarse frente a un escenario que nadie anticipó. En contraste, los sectores vinculados a la inteligencia artificial y la gestión de datos emergen como nuevas áreas de oportunidad, aunque aún insuficientes para absorber a toda una generación de jóvenes profesionales.
La historia de Mishra es más que una anécdota: es el reflejo de un cambio de época. La informática, símbolo del progreso digital, se enfrenta hoy a su propio desafío. La inteligencia artificial, nacida de su seno, amenaza con desplazar a quienes soñaban con construir el futuro y ahora deben encontrar, otra vez, dónde encajar.