Los logros del humano en ciencia y tecnología son impresionantes.
De los instrumentos de piedra a los ordenadores, los viajes al espacio exterior, los transplantes de órganos, la energía atómica, la producción industrial de millones de autos, trenes, aviones, barcos, televisores, celulares.
Ahora la meta es la Inteligencia artificial y la vida en colonias fuera del planeta.
Ante la admiración por objetos que nacen a la venta es poco visible la conservación de herencias antiguas en la vida diaria.
Los idiomas, la escritura no son nuevos.
Tampoco el pan, el vino, la carne animal, la sal, la cerveza, el tabaco.
No hemos dejado la rueda, la puerta y ventana, el zapato.
Permanecen las drogas, la trata de personas, el racismo, la guerra, la división entre pobres y ricos.
Ni se han ido de la cultura las teleseries de gritos y llantos, los opinantes profesionales, las historias de muertos que aparecen y el demonio. Los intelectuales orgánicos, los comunicadores tendenciosos.
¿Es posible salir de la cápsula interna del egoísmo, los celos, la ambición de cosas, la depresión, la soledad en el grupo?
Lo violentamente nuevo es que el animal humano llega al límite que le impone la naturaleza y no podrá hacer lo mismo con la materia.
¿Habrá una historia no vista antes o será la conocida cambiando los instrumentos del tractor al arado?
Se obligará ir a un cambio de era pero si no se le construye un humano distinto continuará el milenario actual.
Es posible liberarse hacia otro animal humano pero primero hay que proponérselo como objetivo.
Por una civilización sostenible solidaria
Mientras no haya partidos y movimientos civilizatorios todos ellos como sus masas son conservadores
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