La década de 1970, cuando había estanflación, también estuvo marcada por un enorme movimiento de huelgas de todo tipo.
La razón es sencilla: cuando se permite que la inflación de las materias primas se dispare en la principal moneda de reserva, nunca se puede permitir que le siga un crecimiento de los salarios. Porque un crecimiento de los salarios en todas partes amplifica la inflación de las materias primas.
Cuando Jerome Powell se dio cuenta de que las cosas se encaminaban hacia una espiral de inflación salarial, empezó a subir furiosamente el tipo de interés oficial, pero parece que ya era demasiado tarde. Los precios en tiendas han subido y no bajan, pero los salarios apenas han aumentado.
Y lo curioso es que en estas condiciones EE.UU. quiere reindustrializarse con la participación de enormes masas de la clase obrera, aunque en una situación similar hace 40-50 años, justo cuando luchaban contra la inflación salarial y el descenso generalizado de los márgenes, las empresas trasladaron apresuradamente su producción a Asia.
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